Málaga

La batalla por la renovación del PSOE también se juega en Málaga

  • Críticos con Susana Díaz se rearman en pro de cambios en el regional y provincial

José Luis Ruiz Espejo, Susana Díaz,  Pedro Sánchez, Ignacio López y Alfonso Gómez de Celis en Málaga, en marzo de 2019.

José Luis Ruiz Espejo, Susana Díaz, Pedro Sánchez, Ignacio López y Alfonso Gómez de Celis en Málaga, en marzo de 2019. / Javier Albiñana (Málaga)

Los socialistas andaluces (léase, malagueños por ende) han mantenido durante los últimos meses un silencio prudencial, incluso han labrado una imagen de unidad, a la espera de que Pedro Sánchez lograra la investidura. Una vez conseguida, el diván imaginario donde el partido estaba instalado ha prendido en llamas.

“Esto está que arde”, aseguraba un destacado dirigente de la provincia minutos después de que comenzaran a saltar a la luz los primeros movimientos en el PSOE andaluz para buscar un sucesor a Susana Díaz. Como en Sevilla, donde cuatro miembros de la Ejecutiva provincial dimitieron el martes en bloque, en Málaga los pasos andan buscando un sendero de doble sentido: alternativas a Díaz, en términos autonómicos, y a Ruiz Espejo, en el ámbito provincial.

Los movimiento en la provincia vienen dándose, de forma soterrada, desde hace varias semanas. “A casi todos los niveles se están dando pasos ante el rechazo a que Susana repita y a su insistencia por hacerlo, incluso los que la apoyaron en su día ahora dudan, pero hay miedo a hablar”, cuentan.

Miedo porque se desconoce cuál será la senda que marcará Ferraz –es decir, cuál será la estrategia de Sánchez con Díaz– y porque, pese a todo, “no es el momento”. Los congresos del partido no están convocados aún pero, tal y como explican todos los dirigentes consultados, no se descarta que el ya presidente, aprovechando su fuerza con el recién estrenado Gobierno y jugando con los plazos antes de que la complicada aritmética parlamentaria instale la inestabilidad o provoque nuevas elecciones, los acelere.

En ese caso, y respetando los plazos establecidos por la normativa del partido, el congreso federal podría tener lugar este verano y, tras él, se convocarían en cascada los regionales y provinciales. “Si Susana gana, las estructuras provinciales se mantendrán; si no se presenta, podremos articular alternativas”. De ahí el interés de algunos socialistas malagueños de jugar una batalla transversal.

Critican que la dirección provincial está lejos de los alcaldes y los pueblos

En público, no ha habido hasta el momento sino un amago de “crítica constructiva” a la dirección provincial, liderada por José Luis Ruiz Espejo, señalado con el dedo de Susana Díaz en los últimos procesos de 2017 en detrimento de Miguel Ángel Heredia. Él mismo llegó a tirar balones fuera hace unos días al ser preguntado acerca de si Díaz era la mejor candidata a la Junta: “Llegado el momento, ella decidirá”. Horas más tarde, el actual secretario provincial dio un paso al frente y aseguró que el PSOE malagueño “está trabajando para que vuelva a ser presidenta de Andalucía”.

Es conocido en el ruedo político que, en ocasiones, la dificultad no está en el decir, sino en el no decir: no mostrarse públicamente a favor de Susana Díaz o recurrir a la coletilla de “estaré donde el partido quiera que esté”. Muchos de los dirigentes juegan en este terreno, pero en las últimas semanas ha habido voces que se han desmarcado. A nivel andaluz, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que dejó la puerta abierta a protagonizar la sucesión, y a nivel provincial, el regidor de Torremolinos, José Ortiz, al decir que la gestión del actual equipo “es muy mejorable”.

Esta opinión es compartida por otros dirigentes que, en privado, reprochan que la dirección esté “muy alejada de los municipios y de los alcaldes” y aseguran que exponer estos comentarios en los órganos internos del partido “no sirve para nada.

Como ejemplifica el caso de Ortiz, que apoyó en las primarias a Susana Díaz, el denominado desde entonces bloque “sanchista” está engordando con antisusanistas y, sobre todo, con postsusanistas, dirigentes que en su día apoyaron a la que fuera presidenta pero ahora ven necesario un nuevo ciclo. Entre los primeros, los que desde que se abriera la brecha llevan rechazando la que se consideraba línea oficialista, sobrevuela la idea de que el tiempo no les ha quitado la razón. Entre los segundos, que el partido debe volver a ser una alternativa y el lastre de los ERE, las primarias y las últimas autonómicas hacen que Susana esté “amortizada”. “Esto no se va de susanistas y sanchistas, esto va de renovación”, resume uno de los dirigentes.

Entre quienes ya se están enfilando para la batalla está moviéndose un documento –hasta ahora en federaciones locales– que, coincidiendo con el de los críticos en Sevilla, apuntaría a una serie de errores que enmendar y a la necesidad de renovar el proyecto para ocupar un espacio que nunca debieron perder. El objetivo: que cuando se active la cuenta atrás no les pille desprevenidos.

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