En busca de aquel Perrito Piloto

Ya lo avisó Dani Rovira en su decálogo de recomendaciones que enumeró en el pregón de la Feria. Si se va a participar en la tómbola, hay que hacerlo al final, porque sino hay que cargar el peluche gigante toda la noche. Hay padres que desatendieron los consejos del monologuista y se ven desde tempranas horas cargados de los peluches y juguetes que, tras probar suerte y gastarse unos cuantos euros en estos establecimientos, consiguen el regalo que tanto ansiaba su hijo.

Muchas familias dedican las primeras horas de la Feria a pasear con sus hijos y aprovechar que no hay colas en las atracciones para montarlos. Para algunos es su primera feria y los más pequeños se montan sobre todo en tiovivos y carruseles. "Son atracciones lentas y están muy vigiladas. Son perfectas para que los niños empiecen a montarte en los cacharritos" declaraba Alfredo Riaño, padre de una niña que disfrutaba montada en su vagón.

Riaño llevaba en su mano un globo de Dora la exploradora y su esposa llevaba un peluche ganado en una tómbola. Las ediciones de la Feria se pueden rememorar por los regalos que estas tómbolas entregan. Los más feriantes rememorarán el año en que se veía por todos lados a niños con el peluche de Doraimon. En otra ocasión fueron los Lunnis y algunos aún se acordarán del peluche Fleat Beat, aquella mascota amarilla de una marca de vaqueros que movía la cabeza al ritmo de una repetitiva canción.

Este año, los personajes estrella son Scrat, la ardilla de la saga de películas Ice Age, Bob Esponja y unos flamencos rosas muy llamativos. Pese a eso, tienen también importancia algunos de los personajes secundarios de Bob Esponja, personajes de los videojuegos de Mario Bros o Stewie, el bebé con ansías de dominar el mundo de Padre de Familia.

La gente sigue paseándose por las tómbolas pese a la crisis, aunque "un poco menos que en años anteriores". Así lo decía Iván, uno de los empleados de El terremoto, uno de los locales más emblemáticos de la Feria. Además de los peluches, Iván asegura que lo que más van buscando los participantes son las minimotos, artículos que de otra manera cuesta un buen dinero y que en estas casetas su precio de reduce drásticamente.

Los padres con hijos más mayores buscan las atracciones más atrevidas. Es el caso de Pedro Frutos, que se disponía en la noche de ayer a montarse en Cataratas con su hijo. "Con este calor es una elección magnífica, a ver si nos mojamos un poco y nos refrescamos", esperaba Frutos, ya que el calor en la noche de ayer fue alto.

Para terminar el día, muchas familias deciden cenar en el Cortijo de Torres. Hamburguesas, camperos, perritos y bocadillos son los alimentos preferidos, aunque muchos de los niños no llegan a probarlos. "Este se me ha quedado dormido a mitad de camino, así que cenaremos y nos volveremos de vuelta" decía Antonio Torres con su hijo colgado del cuello totalmente dormido. Y es que son muchas emociones para las primeras ferias de estas familias.