Málaga

En busca de una segunda oportunidad

  • El centro de menores de Torremolinos lleva casi 50 años trabajando en la reinserción de jóvenes de hasta 23 años

Cambiar su futuro. Esto es lo que pretende el equipo que trabaja en el centro de menores San Francisco de Asís de Torremolinos que ya lleva casi 50 años funcionando, y el cual depende directamente de la Junta de Andalucía desde el año 1985, lo que hace posible que sea el único de estas características de toda la provincia.

El centro tiene un total de 48 plazas y atiende a internos desde los 14 hasta los 23 años en un régimen semiabierto; "Éste no es un centro cerrado trabajamos más en un régimen abierto, en un intento para propiciar que el perfil se mucho más educativo", explica Isabel Ruiz la directora del centro. Y para ello en el centro trabaja un equipo de 120 personas, casi el 80% de ellos personal administrativo, mientras que el resto pertenece al ámbito educativo.

En lo que se refiere al perfil medio de los internos la mayoría de ellos pertenecen a la clase media, y presentan casos de fracaso escolar, absentismo e incluso familias desestructuradas. De hecho, una de las causas más comunes que se repite de manera continuada entre los usuarios es el delito de consumo de drogas y tras pasar por el centro, sólo un 20% son reincidentes. "Lo que nosotros hagamos con ellos en una palabra puede cambiar su vida. Tenemos en nuestras manos su futuro" explica Isabel.

De hecho muchos profesores llevan varios años trabajando en el centro y han visto a cientos de menores pasar pos sus instalaciones, cada uno con su historia y con un pasado conflictivo. Éste es el caso de José Luis que lleva más de diez año trabajando como educador en el centro y asegura que a la mayoría de los internos "se les toma mucho cariño" puesto que pasan la mayor parte del tiempo trabajando con él, lo que hace que las relaciones sean muy estrechas e incluso en determinados casos vayan mucho más allá de su estancia.

El proceso desde que el interno entra hasta que sale del centro es largo y complicado. Los primeros días los menores entran en una zona donde sólo mantienen contacto con los educadores y se les exigen unas normas de comportamiento además de unas rutinas continuadas, para luego pasar a una zona con más privilegios. En total el proceso de estancia se divide en tres grandes tramos; Desarrollo 1, Desarrollo 2 y Finalistas, en función de la cantidad de opciones y privilegios que se hayan ganado gracias a su comportamiento. Los más aventajados pueden incluso estudiar y trabajar en la calle: "Tenemos casos de menores que trabajan en la calle y cobran un sueldo, hasta el punto de que alguno de está sacando el carnet", asegura Isabel.

El centro está ubicado en un edificio muy antiguo por lo que en los últimos meses se han llevado a cabo unas obras de remodelación y se ha aumentado la altura del muro exterior para ofrecer una mayor seguridad. Todo sea por ofrecer una segunda oportunidad.

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