En el salón parroquial, junto a la iglesia del pueblo, la Asociación de Mujeres de Totalán prepara cada tarde una olla de puchero de unos 15 litros. El caldo se sube hasta el puesto de mando para que los equipos de rescate que intentan sacar al pequeño Julen del pozo puedan tomar algo caliente cuando cae la noche. Es una de las muchas muestras de solidaridad de un pueblo volcado en dar su aliento a la familia y a los profesionales que horadan el monte sin descanso. 

Un pollo, zanahorias, puerro, patatas, nabo y un tallo de hierbabuena. Ingredientes de una receta que, más que nada, pretende calentar el alma de los que más sufren en estos días. "Llevamos unos días muy tristes, nada más que hacemos pensar en Julen y en sus padres y queremos que se termine lo antes posible, estamos todos muy mal", comenta una de las mujeres de la entidad. 

"Vemos las luces de noche, los niños se despiertan y preguntan si ya ha salido, estamos intranquilos"

El de este viernes es el quinto puchero que hacen. A varios kilómetros del cerro en el que se encuentra el pozo, es la ayuda más válida que pueden ofrecer. "Vemos las luces de noche, los niños se despiertan y preguntan si ya ha salido, estamos todos muy intranquilos, la verdad, pendientes de noche y de día", comenta otra miembro de la entidad. "Pensamos en el niño y en todas las personas que están trabajando", agrega otra compañera. 

"Todo el mundo está ayudando con lo que puede"

Y eso, como afirman, que no conocían ni al niño ni a la familia. "Pero eso da igual, el drama está ahí, como si lo conociéramos", apuntan las mujeres. "Todo el mundo está ayudando con lo que puede, hacemos todo lo que está en nuestra mano", añaden y subrayan que hasta los ciclistas que hacen la ruta de subida a Olías han aportado suministros a la entidad.