Málaga

El cadáver que fue hallado enterrado en Benahavís sigue sin identificar

  • Un operario encontró el cuerpo, que tenía las manos atadas, mientras retiraba escombros para derribar un chalé

La Guardia Civil investiga el hallazgo del cadáver de un hombre que apareció enterrado en una excavación de la urbanización El Paraíso, situada en el municipio malagueño de Benahavís. El cuerpo del individuo, que aún no ha sido identificado, presentaba un impacto por disparo de arma de fuego en la cabeza y tenía las manos atadas, según ha podido saber este periódico. La principal hipótesis que contemplan los investigadores es que se trata de un homicidio.

Fue el martes de la pasada semana cuando un operario, que se encontraba retirando escombros con una máquina excavadora, se percató de lo ocurrido. El trabajador descubrió que el finado estaba bajo tierra, a escasa profundidad, en la zona ajardinada de uno de los chalés de las múltiples urbanizaciones que alberga la localidad. La vivienda, que había estado deshabitada, iba a ser derribada tras haber sido adquirida por una empresa, indicaron las fuentes consultadas. Los trabajos de demolición fueron paralizados con la previsión de que se retomaran al día siguiente.

Hasta el lugar en que tuvo lugar el hallazgo se personaron efectivos de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que se hicieron cargo del caso. Allí tomaron huellas para tratar de encontrar alguna pista que permitiera identificar el cadáver y esclarecer las circunstancias en las que se produjeron los hechos.

Los agentes comprobaron que el cuerpo sin vida del hombre se encontraba en avanzado estado de descomposición. Tras desenterrarlo, la comisión judicial, formada por el juez, el médico forense y el secretario judicial, realizaron el levantamiento del cadáver, que posteriormente fue trasladado al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, donde se le practicaría la autopsia y otras pruebas para intentar arrojar luz a la investigación.

En septiembre, la Policía informó de la liberación de un joven de 27 años que permaneció secuestrado durante seis días bajo amenazas de muerte y tortura en un chalé de Benahavís, en una operación que se saldó con la detención de diez personas. Los raptores exigían a la familia del joven un total de 35.000 euros que debían ser entregados en Puerto Banús.

En el asalto, los efectivos policiales consiguieron liberar al rehén, que estaba en el salón del domicilio custodiado por siete jóvenes de nacionalidad francesa y de ascendencia argelina o paquistaní. La investigación apuntaba a un ajuste de cuentas por tráfico de drogas.

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