La cadena de solidaridad que salvó a nueve caballos tras el fin de los carruajes en Málaga

El sonido de los cascos sobre el asfalto ya es solo un recuerdo. Málaga ha puesto fin a los coches de caballos como transporte turístico y, con ello, a una imagen que durante décadas formó parte de su paisaje urbano. Las licencias se han extinguido, los carruajes han desaparecido de la plaza de la Marina y de la calle Larios, y los establos de Teatinos se preparan para cerrar definitivamente. En medio de ese cambio histórico, una mujer francesa afincada en Mijas ha movido cielo y tierra para que los últimos caballos no terminen en el matadero o yendose a otra ciudad a realizar la misma labor.

Anne Blitz, jubilada de la Comisión Europea y presidenta de la asociación Burrito y Caballo Libre, supo hace apenas una semana que los cocheros estaban vendiendo a sus animales. “Me avisaron de que iban a cerrar los establos y que algunos caballos podía acabar en el matadero si nadie se hacía con ellos, así que empecé a moverme para evitarlo”, recuerda.

Hasta entonces, Anne había centrado su labor en los burros de Mijas, pero esta vez el impulso fue distinto. “Conocí a Concordia, de la asociación Todos los Caballos del Mundo, y fue ella quién me avisó de que los cocheros estaban vendiendo sus animales antes del cierre de la cuadra a finales de octubre”, explica. "Concordia fue una de las grandes responsables de que los carruajes se quitaran en Málaga. Ella junto a Pacma al fin lo consiguieron despuésn de a´ños de trabajo", reconoce.

En pocos días, Anne, su asociación y una amiga muy cercana reunieron 2.900 euros de su propio bolsillo y compraron tres caballos directamente a los cocheros. El trato se cerró sin intermediarios, con la urgencia de quien sabe que el tiempo se agota. “Queríamos que estuvieran a salvo. Habían trabajado toda su vida en la ciudad y merecían un descanso digno", explica la ciudadana de Mijas.

Pero no fueron las únicas. La empresa Factor 3 Event y el refugio A Better Life 4 Horses, en Antequera, compraron seis caballos más, con una inversión de 8.700 euros. En total, nueve animales fueron rescatados y trasladados al refugio antequerano, donde ahora viven sobre catorce hectáreas de terreno.

“En esta gran extensión de campo y praderas los animales van a ser muy felices y van a vivir el resto de su vida libres”, dice Anne, “además, la Signe, la dueña, que tiene 39 caballos en el refugio y están muy bien acompañados.”

Los cocheros, con alivio

Mientras tanto, en Teatinos, los establos se vacían poco a poco. Antonio Domínguez, presidente de la Asociación de Cocheros de Málaga, vigila que la transición se complete sin incidentes.

“Estamos encantados con la labor que están haciendo”, asegura. “Al final nosotros queremos eso, que nuestros animales vayan a buenas manos. Son caballos que han trabajado mucho y se merecen tener un descanso. Son caballos buenos, y quien se los lleve es para disfrutarlos", manifiesta Domínguez.

Antonio sigue cuidando de los pocos que quedan en las cuadras, a la espera de que sean recogidos. Sabe que a finales de octubre el recinto cerrará. “Nos da pena, claro. Hemos pasado toda la vida entre estos animales, pero también entendemos que los tiempos cambian. Lo importante es que acaben bien.”

El fin de los carruajes

La desaparición de los coches de caballos en Málaga se hizo oficial a comienzos de octubre. El Ayuntamiento revocó las 25 licencias que aún estaban en vigor, cerrando un ciclo histórico. El alcalde, Francisco de la Torre, lo anunció en un vídeo difundido por el perfil del Consistorio: “Es una decisión pensada en el bienestar y la seguridad de los animales.”

La medida culmina un proceso iniciado hace años y respaldado por un informe técnico que señalaba la incompatibilidad del servicio con el desarrollo urbano de la ciudad. Cada cochero ha sido indemnizado con 125.380 euros, lo que supone un gasto global por parte del Consistorio de unos 3 millones de euros. Con ello, Málaga se une a otras ciudades que han decidido sustituir este tipo de transporte por alternativas más sostenibles.