20 AÑOS DE 'MÁLAGA HOY'

La caja de zapatos

Cayetano, en una corrida celebrada en La Malagueta en 2007. Cayetano, en una corrida celebrada en La Malagueta en 2007.

Cayetano, en una corrida celebrada en La Malagueta en 2007. / VICTORIANO MORENO (Málaga)

Escrito por

María Antonia Delgado | Profesora de Lengua y Literatura

MI felicidad reside en una caja de zapatos. Esos con los que me enfangué en el mundo del periodismo. Lo hice alentada ya desde la adolescencia por Carmen, mi profesora, quien me decía: “niña, escribe”. Y escribí con las carencias pero con el descaro que da la bisoñez hasta que arribé en la redacción de Málaga Hoy. Llegué para completar una vasta y exquisita sección de Cultura que asumía la singladura de dar contenido a dieciséis páginas diarias en un momento ascendente de los portales digitales.

Me senté junto a mis compañeros de teclado especialmente por mi perfil como comentarista taurina, una afición que tuve desde niña y que también fue vital para que me empleara en este oficio de contar la vida que les ocurre a otros mientras la tuya se consume al lado. Pero como los toros nunca han dado de comer a ningún plumilla de provincias, mi tarea periodística se centró en completar una agenda cultural de dos páginas en la que había una columna con foto denominada De perfil.

Por ella desfilaron combatientes de la cultura malagueña heridos por la metralla de la incomprensión a los que el perfil servía para reconocer su labor o para aliviar cicatrices. A veces, a los candidatos para hacer esa entrevista les surgía cualquier imprevisto y se caían del cartel como naipes ingrávidos. Ahí el corazón disparaba adrenalina buscando la manera de ocupar esa semblanza vacía. Siempre hubo un personaje, una historia. Tanto es así que colecciono más de medio millar de aquellos perfiles en una caja de zapatos junto a las previas de los festejos taurinos de la Feria de Málaga.

Cuando llegaba agosto el ritmo era frenético para esta redactora taurina. Salía de La Malagueta azogada al término de cada espectáculo porque el cierre de la edición se nos venía encima. Aún no se había extendido el uso de portátiles ni móviles inteligentes. Entonces había que beberse el Parque de Málaga para llegar a la redacción de calle Martínez. Y aunque ha llovido poco, sí ha pasado el tiempo y demasiadas cosas que han cambiado el mundo, el periodismo, aquella redacción y quienes la formamos en la primavera de 2004. Ahora, todas esas hojas de periódico amarillean en el recuerdo. Viajo a la semilla, como Carpentier, y las ojeo con morriña. Esbozo una sonrisa cuando incito a mis alumnos a escribir. Les ofrezco como estímulo el enunciado: “Su felicidad residía en una caja de zapatos”. La mayoría no sabe a qué me refiero, no sabe cómo echar a andar su historia. Yo sí lo sé; un capítulo emotivo de la mía discurrió por los senderos de Málaga Hoy.

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