Málaga, ayer y hoy

La calle en la que se gestó la ciudad

  • La vía principal ha sido desde el siglo XIX la calle que se construyó en honor al marqués de Larios y que desde entonces se convirtió en el epicentro de la vida social, política y cultural de Málaga capital

Hacia principios del siglo XX, por la vía principal de la ciudad sólo transitaban carruajes y aún conservaba el suelo de madera original, el entarugado de adoquines de madera, que fue su pavimento inicial hasta que la inundación de 1907 lo reventó y salió flotando hacia el mar. La calle del Marqués de Larios, generalmente denominada sólo por el apellido de su promotor, fue inaugurada en agosto de 1891 como una de las grandes obras de ensanche urbano del siglo XIX malagueño. Con su apertura, el historiado Víctor Heredia aseguró que se consiguió abrir una comunicación directa entre la plaza principal y el puerto, dotar a la ciudad de una gran vía de categoría europea y reforzar el prestigio y la presencia social de la familia más poderosa de toda la provincia, los Larios, cuyo palacio daba frente a la nueva calle.

Aunque la idea de unir la plaza con el puerto ya aparece en un proyecto de ensanche de 1861, será a partir de una propuesta del ingeniero Sancha, realizada en 1878, cuando se aprobó el proyecto de apertura de la futura calle, presentado por el arquitecto municipal Joaquín de Rucoba. Para lograrlo en 1880 se creó una sociedad anónima formada por destacados miembros de la oligarquía local -Larios, Heredia, Castel, Loring y Campos-, pero el expediente quedó paralizado hasta que en 1886 la Casa Larios, propietaria entonces de la mayor parte de las fincas afectadas por el proyecto, llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para construir la calle. Las obras de las 12 manzanas que conforman la vía se llevaron a cabo entre 1887 y 1891, bajo la dirección del maestro Eduardo Strachan Viana-Cárdenas, que diseñó unos edificios caracterizados por su elegancia y austeridad decorativa. La nueva calle, denominada del Marqués de Larios por acuerdo del pleno municipal, fue inaugurada por las autoridades locales y provinciales el 27 de agosto de 1891. Desde un principio se convirtió en un símbolo de la burguesía local y de su concepción de la ciudad, pero al mismo tiempo fue lugar de paseo del pueblo, desbancando a la Alameda, y paso obligado para cualquier procesión o manifestación pública, ya fuera cívica o religiosa.

Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX se ubicaron en la calle los locales de numerosos establecimientos y comercios de gran personalidad, especialmente hoteles y cafés, y las sedes de centros de recreo burgueses, como el Círculo Mercantil, el Liceo o el Círculo Conservador. Con la proclamación de la República en 1931 cambió su denominación por la de calle del Catorce de Abril y en 1936 varios de sus edificios fueron incendiados y asaltados. Tras recuperar su nombre original (después de un breve periodo de llamarse General Franco), se procedió a la reconstrucción de los inmuebles dañados, con lo que la calle recuperó y afianzó en la década de 1940 su valor simbólico. A partir del siguiente decenio fue perdiendo protagonismo en la vida social de la ciudad, dado que la función residencial y recreativa fue desapareciendo en beneficio de la instalación de comercios especializados, según el experto. Sin embargo, la conmemoración del centenario de la calle Larios, en 1991, y la más reciente reforma urbanística que ha propiciado su peatonalización (inaugurada en diciembre de 2002) le han devuelto en gran medida su papel de escaparate principal de la vida ciudadana y motivo de orgullo de los malagueños.

l centro de la vida social. La calle Larios acogió numerosos hoteles y negocios muy emblemáticos en la ciudad. El 14 de julio de 1890 se inauguró el Gran Hotel de España, situado en el número 2 de la calle Larios, cuando aún no estaba terminada, y fue el primer edificio que fue construido expresamente como hotel luego bautizado como Hotel Larios y ahora Room Mate. En la esquina de la calle con la plaza estaba el Gran Café Imperial, uno de los numerosos cafés que marcaron época en esta calle. La plaza de la Constitución fue un auténtico epicentro del arte flamenco durante varias décadas, ya que en sus proximidades se disponían los cafés cantantes de Chinitas, de La Loba, El Turco y El Sevillano o Sin Techo.

l la visita más ilustre. Cuando la calle Larios apenas contaba con año y medio de existencia fue transitada por una de las visitantes más ilustres que han pisado la ciudad. El 2 de enero de 1893 pasó unos días en Málaga la emperatriz Elizabeth de Austria-Hungría, un personaje mitificado y popularizado por el cine como Sissi. Hizo una escala marítima en el crucero que estaba realizando por el Mediterráneo a bordo del buque de guerra Miramare, y, aunque el comandante del barco manifestó a las autoridades locales que no se rindiese ningún tipo de honores a la emperatriz por expreso deseo suyo, ya que viajaba de incógnito bajo la identidad de condesa de Hollms, los periódicos malagueños dieron noticia de la visita.

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