Los caprichos de las estrellas, también a la venta

Dolph Lundgren es un actor sueco que nació en 1957. Participó en varias películas de acción y de artes marciales y algunas de ellas son conocidas. El papel que le hizo mundialmente famoso fue el de Ivan Drago, el frío y rocoso boxeador ruso con el que se tiene que enfrentar Sylvester Stallone en Rocky IV. También ha aparecido en filmes de James Bond como Panorama para matar, hizo del héroe He-Man en Masters del Universo o coprotagonizó Soldado Universal con Jean Claude Van Damme. Una gran parte de su descanso lo ha pasado en Marbella con su familia en una mansión que precisamente ahora está a la venta.

Si usted quiere disfrutar de la misma piscina o jardín en el que ha pasado tantas horas este actor internacional puede hacerlo por la módica cantidad de 8,5 millones de euros. La vivienda, comercializada por la inmobiliaria de Kristina Szekely, está en la Milla de Oro de Marbella y se asienta sobre una parcela de 5.177 metros cuadrados. La casa en sí tiene una superficie construida de 895 metros cuadrados, cinco dormitorios y cuatro baños.

Ya puestos a desembolsar casi 1.500 millones de las anteriores pesetas en la casa, puede que no le quedara mal en el salón un sofá que eligió Michael Jackson para su última gira de conciertos antes de que falleciera. Está en la tienda marbellí Terraluz, que lo adquirió en una subasta tras la muerte del artista. Este mueble es una joya en sí mismo. Ha sido diseñado por una fábrica histórica italiana, está tallado en madera maciza y, lo que es más importante, fue recubierto con oro de 24 quilates. Mide cinco metros de longitud, 1,65 metros de ancho y pesa más de 500 kilos. Tiene además una placa que certifica que ese sofá fue hecho específicamente para el cantante norteamericano, lo que le da más valor. Cesare Savione, director de proyectos de Terraluz, afirma que compraron el mueble con fines publicitarios aunque ya han recibido varias ofertas. El precio es de 200.000 euros.

Nadie dijo que los caprichos de los artistas fueran baratos. Por eso son millonarios. Cambian de manos por un buen puñado de euros. La buena noticia es que, al menos, estos dos están en Marbella y todo queda en casa.