Málaga

La otra cara de la... mascarilla

La máquina, que lleva parada más de tres meses.

La máquina, que lleva parada más de tres meses. / Javier Flores

Un alivio para muchos, un problema para otros. Es lo que supone que ya se pueda prescindir de la mascarilla en la mayoría de los espacios públicos. Los últimos sitios que han eliminado su obligatoriedad son los transportes. Pero el menor uso del cubrebocas tiene otra cara de la moneda. O de la mascarilla... en este caso: el de las fábricas que durante la pandemia se dedicaron a su producción y ahora se ven abocadas al cierre o a la reconversión.

Varias plantas se enfrentan a esta encrucijada en la provincia de Málaga. Entre otras, HQ, en Ronda. En el pico de fabricación daba empleo a ocho trabajadores. Ahora a uno. El resto ha tenido que ser despedido. Los fabricantes consultados se quejan por la falta de ayudas y en advertir de la dependencia de China.

Jorge Rosado es el dueño de la fábrica de mascarillas HQ, instalada en Ronda. En su caso, la merma de la demanda ha obligado a parar la producción al completo. Hace más de tres meses que las máquinas no funcionan. La empresa sigue porque tiene stock y continúa vendiendo sus existencias. Pero ya la factoría no tiene actividad. “Vamos al cierre. Parece que no quieren mantener la producción en España. No hay ayudas. Prefieren seguir importando mascarillas de China”, ironiza Rosado. Destaca que la situación afecta a todo el sector y lamenta que desde las Administraciones no se apueste por un sector estratégico.

HQ comenzó a gestarse antes de la pandemia. Cuando aún el Covid era un problema sólo de China, el empresario encargó las máquinas para producir mascarillas. La fábrica se ubicó en una nave en propiedad en el polígono de Ronda. La inversión rozó el millón de euros porque tuvieron que comprar la maquinaria y acondicionar una sala blanca para crear un ambiente aséptico donde producir los cubrebocas. “No nos ayudaron en nada; cero ayudas”, afirma. Incluso recuerda que tuvieron que esperar unos cuantos meses por los permisos. Denuncia la falta de apoyos a empresarios que apostaron por un sector estratégico e importante para superar la dependencia de la producción asiática. Incluso añade que en la situación actual, debería haber ayudas a las empresas nacionales. “Porque si llega otra pandemia van a tener que volver a pagar por las mascarillas lo que le pidan en China”, advierte.

HQ dio empleo a ocho trabajadores. Ahora sólo cuenta con un empleado. “Todas las fábricas estamos igual, es un problema de todo el sector en España”, añade. Cuando se le pregunta qué va a hacer con la maquinaria, ironiza: “Meterle fuego”. De momento, la firma subsiste vendiendo a supermercados y a algunas empresas los remanentes que le quedan. Pero su propietario insiste en que, si no cambios, están abocados al cierre.

Otro fabricante consultado y que quiso mantener su anonimato por razones de estrategia empresarial también lamentaba la falta de apoyo: “De las Administraciones, cero ayuda. Casi ninguna Administración ha comprado en este tiempo a empresas españolas y han preferido la importación de China”. Así se expresaba un empresario que ha tenido que mermar su producción a la mitad. “No porque no tengamos capacidad, sino porque no hay demanda”, aclaraba. Su empresa coloca la producción en el mercado nacional, a través de las distribuidoras farmacéuticas. Pero comenta que éstas le compran menos que antes, obviamente, porque hay menor demanda.

Así que la buena evolución de los datos epidemiológicos y la eliminación del cubrebocas en la mayoría de los espacios públicos tienen otra cara de la mascarilla: la de las empresas que ahora están condenadas a reinventarse o morir...

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