Las carreras ilegales de los viernes en Málaga: el caso de un conductor que no sabía controlar un Mustang de 400 Cv
Trompos, caballitos, derrapes y pruebas de aceleración en 500 metros con BMW antiguos y motos trucadas, así son las competiciones que la Policía Local intenta combatir buceando en las redes y con despliegues de patrullas
Alertan del peligro para los espectadores, que llegan a saltar para evitar ser embestidos
Accidente entre dos coches en una concentración ilegal en el recinto ferial de Málaga
Apuestas de hasta 50.000 euros en la Costa del Sol por huir de la Policía
Un hombre conduce, sin control, un Mustang de 400 Cv y acaba estrellándolo, a toda velocidad, contra varios turismos. Son varios los espectadores que saltan para evitar ser embestidos. No hay vallas, ni tampoco distancia de seguridad que separen al público de los vehículos que compiten haciendo trompos, derrapes y pruebas de aceleración en 500 metros. Milagrosamente, la noche acaba sin heridos. El conductor, según ha podido saber este periódico, ya ha sido identificado. Los investigadores podrían acusarlo de un delito contra la seguridad vial por conducir un vehículo a motor con temeridad manifiesta poniendo en peligro la vida de los asistentes.
La Policía Local de Málaga, confirman desde el Ayuntamiento, mantiene un dispositivo de vigilancia preventivo a través del Grupo de Investigación y Protección (GIP) para poner freno a las carreras ilegales con un intenso seguimiento en las redes sociales, donde los conductores, además de citarse, cuelgan las imágenes jugándose algo más que el coche mientras son jaleados por el público.
Los puntos elegidos para citarse
Estas peligrosas quedadas, organizadas a través de Whatsapp, Telegram y de grupos cerrados, siguen celebrándose cada viernes por la noche, entre las 11 y media y la 1 de la madrugada, con entre 50 y 60 participantes, pero no todos pisan el acelerador sino que, en algunos casos, actúan de meros espectadores. Aunque la presión policial obliga a los jóvenes a buscar nuevas zonas apartadas, ahora son tres los escenarios más frecuentados: el polígono Trévenez, que permite aprovechar la larga recta de la calle Mercadante, el Recinto Ferial y las inmediaciones del Palacio de Ferias y Congresos. La gasolinera BP de Cártama y el parking del centro comercial El Ingenio, en Vélez-Málaga, son otros de los puntos seleccionados por los aficionados a las competiciones de velocidad, llegados de toda la provincia e incluso de otras ciudades como Cádiz y Granada. No suele faltar el alcohol.
"Buscan BMW antiguos de 3.000 euros pero con gran potencia"
La Policía ha detectado concentraciones tanto de coches como de ciclomotores trucados (en manos de menores), pero ninguna de ellas, precisan investigadores consultados, tienen que ver con el tunning, que consiste solo en exhibir el vehículo 'retocado'. La de cuatro ruedas la protagonizan jóvenes veinteañeros que manejan coches de alta gama, principalmente BMW con “15 o 20 años de antigüedad, pero de gran cilindrada”. “Hoy en día, acceder a un vehículo de 180 o 200 Cw es fácil. Les cuestan 3.000 ó 4.000 euros”, explican fuentes conocedoras de estas actividades. También se han observado Lamborghinis y Mercedes, aunque en ese caso los conductores solo se dedican “a pasearse o a dar acelerones”. "A veces coinciden motos y coches y es aún más peligroso", subrayan.
El éxito de las convocatorias
Las reuniones, para practicar lo que denominan drifting, es decir, derrapes o trompos sobre el asfalto o grava, tienen otra variante: las lanzadas, o carreras ilegales propiamente dichas. “Buscan una recta, se ponen en paralelo y alguien da la salida. Hacen una prueba de aceleración en 500 metros y gana el primero que llega al final”, recalcan fuentes cercanas, que matizan cuál es el éxito de estas convocatorias: "El morbo es ver que mi coche es más rápido que el tuyo y, luego, publicar vídeos con los resultados en las redes sociales".
Fuentes policiales recalcan el peligro al que se someten de forma voluntaria los espectadores, "que cada vez se acercan más" a la zona de competición, sin vallas de seguridad. "El riesgo no es para el conductor, que suele llevar el cinturón y va a una velocidad de 120 o 140 kilómetros por hora como mucho, sino para el público, al que pueden embestir. Hablamos de vehículos que pueden pesar entre 500 y 700 kilos", destacan. La posibilidad de vuelco aumenta si el coche implicado no tiene la suficiente potencia. "Patinan y pierden agarre. Pueden estar todo un día dando vueltas mientras duren los neumáticos", aseguran expertos conocedores de este tipo de competiciones, que en Málaga experimentaron un boom tras la pandemia y que ahora, según indican, están "cada vez más controladas".
Una vez detectadas, el Grupo Operativo de Apoyo (GOA), una selecta formación de policías que actúan en intervenciones de especial conflictividad, toma el mando para abortar las concentraciones ilegales. Y si antes han recibido un 'chivatazo', entran en juego, además de las unidades de distrito -principalmente Campanillas y Cruz de Humilladero- los agentes de paisano a fin de "evitar estampidas de vehículos". El Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA) se encarga de leerle los derechos como detenido o investigado al infractor. También la Guardia Civil de Tráfico ha denunciado a conductores por escapes libres y, entre otros, alerones sin homologar. "Hacen un ruido escandaloso de madrugada y parecen un Fórmula 1. En el radar han caído algunos. No corren mucho, pero cogerlos es muy difícil porque tienen avisadores colocados por las inmediaciones", detallan agentes que han actuado en estos eventos.
Uno de los últimos accidentes ocurrió el pasado mes de enero en el recinto ferial. Había dos vehículos implicados, con pliegue del capó. Aquella noche, varios peatones, que resultaron ilesos, tuvieron que saltar para evitar ser atropellados. La Policía Local desplegó un dispositivo con cinco unidades. "Es peligroso y contribuye a incrementar los índices de riesgo vial a determinadas horas, pero a muchos las sanciones les dan igual", se lamenta otro experto. Han sido varios los conductores a los que se les ha llegado a retirar el permiso de conducir y se les ha denunciado administrativamente.
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