En su oferta de desayunos o meriendas, el local cuenta, además de con una carta de pitufos, sandwiches y bocadillos, con todo tipo de bollería variada, cafés, infusiones e incluso chocolate y churros por las mañanas. La simpatía y calidad del servicio distinguen al personal de La Goleta del de muchos otros restaurantes, trabajando, además de con la rapidez y eficacia que aporta la experiencia, con especial dedicación y cariño. Francisco, dueño del local (o Paco, como lo llama la mayoría de su clientela), ofrece un trato cercano y personalizado. No es de extrañar que haya personas asiduas al restaurante prácticamente desde su apertura. Además, el local es amplio y cuenta con aforo para unas 90 personas entre la zona de bar y el comedor.

Se trata de cocina tradicional, cien por cien casera y elaborada con productos frescos y de mercado. La oferta en el menú es muy amplia, las raciones, generosas, y existe la posibilidad de elegir entre multitud de platos extraídos de la propia carta. Es, como bien dice Francisco, "un sitio para comer a la carta por sólo 7 euros". Destacan sus tapas, tanto frías como calientes, elaboradas a diario con productos de la mejor calidad. Muy recomendable para acompañar una caña es su ensaladilla rusa, su magro con tomate o sus albóndigas caseras.

Durante todo el año preparan platos de cuchara como los que tomarían en casa, como su potaje de habichuelas con arroz. En La Goleta pueden elegir entre todo tipo de carne o pescado, frito o a la plancha. Tienen un gran surtido de pescado fresco de la bahía y una de sus especialidades es la fritura malagueña. Jureles, salmonetes, pez espada, filete de atún... La variedad está servida.

En cuanto a la carne, la carta de La Goleta ofrece todo tipo de carne a la plancha, empanada, mechada, asada, estofada... Aunque Francisco lo tiene claro, el plato más delicioso de su restaurante es, sin duda, el rabo de toro. Aunque como especialidad de la casa también cabría destacar su lasaña boloñesa o sus canelones de carne.

Para terminar, nada mejor que un postre. Son caseros y van desde la tradicional fruta del tiempo a helados o pudin. Como colofón, en el restaurante cuentan con una considerable oferta de licores que el cliente disfrutar tras la comida. Para el que lo requiera, existe incluso la opción de pedir la comida para llevar. Un restaurante muy recomendable por su encanto y su magnífica relación calidad-precio.