Málaga ayer y hoy

El cauce del río que ya usaban los romanos

  • Río Guadalmedina: el céntrico río de Málaga ha sido tradicionalmente escenario de la vida social de la ciudad y durante el siglo pasado punto habitual de un transitado mercadillo

El hecho de que el cauce del río Guadalmedina de Málaga permaneciera seco durante casi todo el año facilitaba que fuera utilizado como punto de descanso para las bestias de carga o los rebaños de cabras que acudían desde Los Montes para surtir de leche al vecindario, escenario de las pedreas o batallas campales a pedradas entre los niños de los barrios cercanos, y también como lugar de mercado.

El mercadillo tradicionalmente se instalaba en el cauce a la altura de la ermita de la Aurora, donde los puestos de frutas y verduras se desplegaban en el lecho del río junto a los tratantes de ganado y los gitanos que se dedicaban a esquilar caballerías. La vieja estampa y su contraste con la imagen actual, resultado de las reformas del cauce y su entorno ejecutadas en los años 90, "recuerdan el eterno debate ciudadano sobre el uso del cauce urbano de este río", apunta el historiador Víctor Heredia.

La ocupación de este cauce por el hombre es muy remota. Las excavaciones arqueológicas realizadas durante la edificación del hotel Posada del Patio sacaron a la luz que en esta parte del cauce estuvo el delta del río Guadalmedina en la época romana, mientras que durante la construcción del aparcamiento municipal de la calle Camas fueron hallados restos de un puerto de la época romana tardoantigua y que permaneció operativo desde finales del siglo III hasta el siglo VII cuando, tras ser abandonado, fue destruido por una gran crecida del río.

A una profundidad de dos metros por debajo del nivel del mar se encontraron también jarras, un ancla de hierro, cerámicas rojas y parte de la cuaderna de una barca romana. En los niveles inferiores se han documentado in situ depósitos de ánforas sepultadas en estratos marinos, es decir, donde hace 1.700 años estaba el mar.

Los estudios estratigráficos del terreno permiten, según el experto, situar la desembocadura del Guadalmedina en este punto al menos hasta el siglo IX después de Cristo y, desde esa esquina del Pasillo de Santa Isabel y la calle Cisneros, la costa seguía hasta la Plaza de la Marina. Mientras, en los dos siglos siguientes la madina musulmana se fue ampliando hacia el sur ocupando la playa.

Las primeras estructuras localizadas en esta zona datan del siglo X, como el pozo de una noria y los restos de una muralla islámica del siglo XI.

Los pasillos que daban al río

El cauce del río estaba a principios del pasado siglo prácticamente a la misma altura que las calles laterales, lo que obligó a construir los paredones a modo de muralla que protegiera las casas cercanas en caso de las dramáticas riadas registradas en la ciudad. Por eso, tenían la denominación específica de pasillo, quizás derivada de la estrechez que quedaba entre los edificios y estos paredones.

El riesgo de riadas en plena ciudad

La puesta en cultivo de las tierras de los Montes, por donde discurre el curso alto del río Guadalmedina, y la consiguiente deforestación de su cuenca, dieron paso a continuas inundaciones a partir del siglo XVI, que provocaban periódicamente grandes daños y víctimas mortales, siendo una de las más graves la ocurrida en 1907.

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