El único centro especializado en niños sordos se queda sin plazas públicas

El año pasado dejaron de ser centro de atención temprana y su actividad con niños sordos peligró. Aspansor (Asociación de Padres y Amigos de los Sordos de Málaga) se presentó al nuevo acuerdo marco como centro específico para discapacidad auditiva, reestructuró su horario, sus necesidades de personal y realizó diversos esfuerzos para entrar -uno de ellos la colocación de una Gesell que les cuesta 4.200 euros instalar-. Sin embargo, la Delegación de Salud no ha conveniado con ellos ninguna de las 3.360 horas anuales de tratamiento que habían solicitado. Por tanto, se han quedado sin plazas públicas y no se deriva ningún menor a las instalaciones del único especializado en hipoacusia.

"Tratándose de un concurso público, las entidades presentadas tienen que cumplir una serie de condiciones que les otorgará una baremación", explican desde la Junta de Andalucía. En el caso de Aspansor, "se han presentado otros colectivos que han logrado mayor baremación al cumplir con más requisitos para optar a estas sesiones y han sido adjudicatarias de las mismas, tal y como se establece en el acuerdo marco", agregan. Esto supone un revés para la entidad y, principalmente, para los usuarios. "No hay otro centro en Málaga específico de la discapacidad auditiva, así que los niños están siendo tratados en centros generalistas, que atienden cualquier otro tipo de discapacidad", comenta David Medina, presidente de Aspansor. "Salud los deriva a los que les corresponden por zona según su domicilio", agrega Mercedes Molina de Castro, psicóloga del servicio de atención y apoyo a las familias de la entidad. Y añade que "no tenemos horas subvencionadas para atender a niños, no nos llegan".

La asociación interviene con 54 niños y jóvenes de todas las edades que vienen de forma privada. "El otro día llegó un niño de dos años y medio que en otro centro le daban una sesión a la semana y no habla todavía nada", apunta David Medina. "Habíamos pedido 3.360 horas al año porque esto nos daría estabilidad para poder seguir trabajando y que los niños sordos puedan seguir teniendo un centro de referencia", comentan el presidente de la entidad y la psicóloga.

Según el acuerdo marco, los menores que van a un centro específico -como es el caso de Aspansor- tendrían derecho a siete sesiones de media mensuales. "Nosotros consideramos que mínimo tienen que recibir ocho e íbamos a intentar que recibieran esas ocho aunque la Junta nos pagara siete", señala Mercedes Molina, que atiende al año a unas 200 familias. Más de la mitad de sus usuarios tienen un implante coclear. "No se comprende que la administración invierta en un implante y que luego no sustenten el gasto en las terapias posteriores", considera el presidente. "Si hay una intervención temprana y con más número de sesiones, la evolución de los niños es mucho mayor, se integran con sus iguales en un tiempo prudencial, no hay fracaso escolar, ni adaptaciones curriculares, por lo que ahorramos dinero a la administración", apunta Medina. De cada 1.000 nacidos, cinco tienen problemas auditivos y uno de ellos es sordo profundo, según las cifras de la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia. "Con estas estadísticas tendríamos que estar recibiendo a usuarios todos los años", apunta Mercedes Molina. Y subraya que, al final, "los niños terminan viniendo aquí, al menos los que pueden pagarse la consulta privada", señala. Los precios de Aspansor son asociativos y por una sesión semanal se pagan 63 euros al mes, algo menos de los 18 euros por terapia de 45 minutos que subvenciona la Junta. Aún así, desde la entidad denuncian que hay familias que no se lo pueden pagar y que necesitan entrar a formar parte de este convenio.