El único centro de formación para el empleo no imparte cursos desde marzo

El paso de competencias desde el SAE a Educación y la falta de liquidez han paralizado la oferta

Una mujer limpia las mesas de una de las salas del centro.
Una mujer limpia las mesas de una de las salas del centro.
Cristina Fernández Málaga

23 de octubre 2013 - 01:00

El centro Rafael Salinas es el único espacio público de la provincia que, regido por la Junta de Andalucía, se destina a la Formación Profesional para el Empleo. Lleva casi tres décadas establecido en el Atabal e imparte medio centenar de cursos. El centro ha llegado a contar con mil alumnos al año, pero desde el mes de marzo su actividad está paralizada. El traspaso de las competencias desde Empleo a Educación y la falta de presupuesto han bloqueado la continuidad de una formación gratuita esencial para los desempleados malagueños. Ahora, aunque aún no hay fecha precisa, el centro se prepara para iniciar nuevamente la formación.

Por el momento, la treintena de profesores que trabaja en el centro también está en el paro, como los centenares de solicitantes que llegan al centro para preguntar y que realizan una especie de solicitud a la espera de la puesta en marcha. A los docentes se les contrata para cada curso y la inactividad ha forzado una situación complicada también para ellos. Sin embargo, su relación con el centro ha continuado y han mantenido reuniones con la dirección, se acercan a ver la situación del aula y a preparar el material necesario para empezar.

José Luis Feito dirige este centro que cuenta con cursos desde 234 a 950 horas de las disciplinas más variadas. En idiomas se imparte inglés, alemán y chino mandarín. Se ofrece formación para formadores y auxiliar administrativo en enseñanzas semipresenciales y una amplísima oferta eminentemente práctica. Fontanería, carpintería, mecánica, higienista y protésico dental, auxiliar de geriatría e infantil, diseño, diseño web, jardinería, placas solares, soldadura y así hasta 53 cursos en los que el 75% es práctica y el 25% restante es teoría. Algunos ocupan dos años y otros tan sólo unos meses, pero muchos ofrecen la capacitación profesional o están homologados por distintas instituciones, lo que acerca a los alumnos a la inserción laboral. "Tenemos una inserción de más de un 80%", asegura Feito, ya que todos los cursos tienen prácticas en empresas, obligatorias si van a obtener el certificado de profesionalidad y voluntarias en el resto. La ratio es de 15 alumnos por grupo, que han de asistir a clase los cinco días de la semana durante cinco horas al día y si llegan a tener tres faltas sin justificar al mes se le da de baja en dicho curso.

Los cursos no son remunerados, pero los matriculados en ellos tienen becas para el transporte si son de otro municipio o dista su domicilio más de 10 kilómetros del centro, para manutención y por los hijos menores de 6 años que tengan a su cargo. El perfil, según explica el director del Rafael Salinas, ha variado en los últimos años y si antes siempre eran jóvenes que habían abandonado la educación reglada ahora también acuden mayores de 45 años. "Muchos fueron peones en la construcción y ahora buscan perfeccionarse, reconvertirse y tener un título", señala.

"Hemos tenido un parón, pero todo se está normalizando. Tan sólo estamos pendientes de tener una reunión con el director general de Formación Profesional para que nos digan cuándo podemos empezar", explica José Luis Feito. Éste considera positivo el paso del Servicio Andaluz de Empleo a Educación, a pesar del "parón", porque "los certificados de profesionalidad los tiene que dar Educación y ahí es donde tenemos que estar". En cuanto a la liquidez, Feito asegura que "el dinero va a estar, nos dicen que no hay problemas".

En el Rafael Salinas atienden a toda la provincia y asesoran a los consorcios y centros colaboradores, donde también se imparte esta Formación Profesional para el Empleo pública. Pero estos otros centros no se ofrecen tantas especialidades como en éste y hay estudiantes que llegan desde Fuengirola, Nerja, Antequera y otros puntos de la provincia. La mitad de los alumnos son mujeres, aunque depende de la especialidad, y el único requisito indispensable para acceder a un curso es estar desempleado. "Ellos rellenan un cuestionario sobre la formación que solicitan y les hacemos una entrevista personal, intentamos que saquen el mayor rendimiento posible a la formación y también se mira la antigüedad en el paro", comentan desde el centro. Una vez dentro, el abandono es escaso. Y si encuentran trabajo y lo pueden compatibilizar con su horario laboral pueden acabar la formación.

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