Las calles del centro no quedarán libres de cera hasta la próxima semana
Los operarios de Limasa aprovechan esta tarea para retirar los chicles del suelo
Hace casi tres semanas que terminó la Semana Santa y la cera de los cirios con los que los nazarenos acompañaron a los distintos tronos que procesionaron aún mantiene su huella en algunas calles del centro histórico de la capital malagueña. La empresa mixta de limpieza Limasa espera terminar la entretenida retirada de estos residuos la próxima semana, ya que ya sólo quedan afectados algunos rincones tras varias semanas de estos trabajos.
Espátula en mano para rascar el suelo y agua caliente con un hidrolimpiador a presión son las armas que los operarios de limpieza de la ciudad disponen para hacer frente a la cera que queda incrustada cada año tras la salida procesional de las cofradías. El método manual ha resultado el más efectivo después de probar otros productos químicos que, además de más caros, provocan más molestias por ruido al tener que usar una máquina para aplicarlo, según explicaron a este periódico fuentes de Limasa.
Ayer una cuadrilla de trabajadores de la empresa mixta se centraron en la zona de Puerta del Mar por donde se acumula gran cantidad de cera debido a que es un paso frecuente de procesiones durante la Semana Santa.
Es de los pocos sitios del centro histórico donde hasta ahora no se había actuado, ya que desde el mismo lunes después del Domingo de Resurrección se comenzó a trabajar en la mayoría de las calles peatonales afectadas por la cera.
La ventaja, según las mismas fuentes, es que en las calles por las que discurre el recorrido oficial de las cofradías quedaron libres de cera en los primeros días gracias a un producto que Limasa utiliza de forma pionera desde hace unos años y que evita que se adhiera al suelo. Se aplica cada día durante la Semana Santa Santa antes de las procesiones dejando una fina capa sobre los adoquines que no resbala y que luego permite retirarla de forma más fácil y rápida. Las calles Larios y Calderería, y las plazas del Siglo y del Carbón, entre otras, son algunas de las beneficiadas por este producto.
La retirada de la cera es también aprovechada por los operarios de Limasa para despegar los chicles que la gente arroja al suelo sin pudor y sin pensar el cuantioso coste económico y de personal que implica ese simple gesto. Fuentes de Limasa señalaron que retirar las gomas de mascar con productos químicos es poco rentable porque al parecer el proceso de degradación es demasiado lento. Tras probar varias opciones, la más ventajosa ha resultado ser también la manual con espátula e hidrolimpiadores una vez que el chicle se ha secado y ha perdido adherencia al suelo.
Los sitios más conflictivos y donde más problemas por este residuo suelen darse es en los alrededores de los quioscos, las paradas de los autobuses públicos y en aquellos lugares donde suelen producirse concentraciones de gente.
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