Demoras de varios días para las citas, poco tiempo para atender a cada paciente, cargas administrativas y burocráticas para los médicos de cabecera, una coordinación con los hospitales mejorable y falta de personal... En resumen, los centros de salud afrontan en la actualidad los mismos problemas que sufren desde hace más de 20 años. Pero ahora agravados por la pandemia porque prácticamente con los mismos recursos han tenido que encajar la sobrecarga de una crisis sanitaria sin precedentes en el último siglo.

¿Resultado? Los usuarios están cabreados y los profesionales también. Y más allá del enfado –aunque se ha puesto en valor el papel de la Atención Primaria en la lucha contra la pandemia– personal, pacientes y sindicatos coinciden en que la asistencia ha empeorado.

Un documento interno de la Consejería de Salud remitido a los directivos de los centros de Primaria para argumentar la aplicación de un plan que comienza a implantarse desde este viernes reconoce las demoras de las que tanto se quejan los usuarios: “No todos los pacientes precisan ser atendidos en el mismo día que lo solicitan, pero tampoco es lógico ni deseable aceptar como inevitable la existencia de largas listas de espera para ser atendido por tu médico o enfermera de familia”.

El texto indica además que:“Los problemas de acceso a la atención, las esperas y la dificultad para contactar con los centros de salud están favoreciendo que parte de la población esté recurriendo a Urgencias de Primaria u hospitalarias o al sector privado para recibir asistencia”.

El documento continúa:“Están apareciendo tensiones entre la población y Atención Primaria”. Tras enumerar algunos motivos de descontento como el escaso seguimiento de pacientes crónicos, problemas de comunicación con ancianos o inseguridad ante la ausencia de exploración física, el texto señala:“La Atención Primaria, que gozaba de un gran prestigio social, corre el peligro de perderlo”.

Estos contenidos forman parte de las instrucciones a los centros de salud para la implantación del plan para Atención Primaria. Iniciativa que, entre otras cosas, contempla el aumento de las citas presenciales con el médico y una consulta de acogida para pacientes sin cita a cargo de un enfermero.

El descontento es generalizado. De los usuarios, que piden más consultas presenciales con su médico y menos demoras para la asistencia. De los médicos, que advierten que el plan les impone “un mínimo de 35 citas diarias” que sumadas a las de los compañeros que tienen que cubrir, las de programas, avisos a domicilios y urgencias, en algunos centros ascienden a “entre 60 y 70” por jornada y facultativo. Descontento también de los enfermeros, que advierten que para a asumir la consulta de acogida –teniendo en cuenta que con la pandemia además de su trabajo de siempre se han hecho cargo de los rastreos de casos y de la vacunación anticovid– hacen falta más profesionales. De las categorías no sanitarias, que se sienten “olvidadas” por un plan “hecho exclusivamente para médicos y enfermeros”. Y malestar también entre los sindicatos porque el plan, que afecta a los trabajadores en su desempeño cotidiano, “no ha sido negociado” con sus representantes.