"El cerebro no olvida ni perdona las lesiones que causan las drogas"
Un experto en adicciones insiste en los riesgos de los estupefacientes tras dos casos de intoxicación con marihuana
Existe la convicción popular de que hay drogas blandas o menos peligrosas. Pero José Rosado, médico experto en drogodependencias y adicciones, advierte con rotundidad: "El cerebro no perdona ni olvida las lesiones que causan las drogas". Ni siquiera los efectos de un porro porque asegura que "ninguna droga es inocua". La inquietud por el tema surge después de dos sucesos en los que varios jóvenes resultaran intoxicados por ingerir marihuana en el último mes. En un caso en un bizcocho y en otro, en una infusión. Estas intoxicaciones se producen porque en su elaboración, se utilizan excipientes que potencian los efectos nocivos del cannabis.
Estos casos suelen ser noticia. No así el consumo habitual del cannabis fumado que parece inocuo, pero que genera un daño lento y soterrado, según advierte Rosado. El facultativo explica que existe un uso terapéutico del cannabis en pacientes con cáncer, esclerosis u otras enfermedades neurodegenerativas. Como tratamiento suele utilizarse para disminuir las náuseas y los vómitos y aumentar el apetito. Pero a continuación se apresura a aclarar que este uso terapéutico siempre debe ser bajo supervisión médica, "valorando dosis, frecuencia y tiempo".
Rosado acota que "sin indicación [de un especialista] puede ser veneno". Y ese es el caso del consumo lúdico; que se hace sin dosis, sumado generalmente al alcohol y el tabaco, y sin tener en cuenta las patologías que pueda tener la persona o el hecho de que la sustancia pueda estar adulterada.
El experto indica que el consumo crea entonces "una desarmonía cerebral" inmediata y transitoria. Más a largo plazo, las consecuencias son tardías, pero implacables: trastornos de memoria, alteraciones de neurotransmisores que provocan depresiones sin causa, efectos que favorecen la aparición de patologías neuronales e incluso bajada de defensas en algunas zonas del cerebro. En el caso de las mujeres embarazadas, el cannabis entorpece la llegada de oxígeno puro al feto. En definitiva, el consumo "crea un cerebro que envejece antes de tiempo", advierte Rosado.
Los efectos del consumo no aparecen a los seis meses o al año sino que tardan más en dar la cara. Pueden incluso detectarse muchos años después de haber dejado de consumir porque la lesión está hecha. Rosado -que ha dedicado toda su vida profesional a ayudar a miles de personas a tratar de salir de sus adicciones desde el Centro Provincial de Drogodependencia, del que fue fundador- lanza además una alerta sobre el riesgo que supone la marihuana sintética o spice. Está compuesta por cannabonoides no naturales; sustancias químicas que desencadenan unos efectos secundarios desproporcionados y peligrosos" que ya se han comprobado en jóvenes consumidores de Estados Unidos, Inglaterra, Austria y Alemania. Según algunas investigaciones, la marihuana sintética ocasiona disfunciones sexuales en el varón, entre las que "la impotencia no es excepcional"; lesiones ováricas en la mujer y sugieren que esta sustancia determina una "alta potencialidad de provocar patologías genéticas".
Por ello, Rosado concluye: "Ni un porro, ni tabaco, ni coca porque la labor de destrucción [de las drogas en el cerebro] es lenta, pero segura".
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