El chino que socorrió al Clínico

El hospital ha pedido ayuda alguna vez a un trabajador del restaurante asiático de en frente para entenderse con un enfermo de esa nacionalidad · Sanitarios aconsejan crear un programa de asistencia a inmigrantes

L. García / Málaga

06 de diciembre 2008 - 01:00

Fue una anécdota, pero plasmó con contundencia el esmero que ponen los sanitarios en atender a los inmigrantes y los problemas prácticos que deben resolver en esa asistencia. Ayer, una enfermera de Urgencias del Clínico contó que en más de una ocasión el hospital ha tenido que pedir ayuda a un trabajador del restaurante chino que hay en frente para entenderse con un enfermo de esa nacionalidad que no hablaba español.

Ana García relató la historia para demostrar que hay que empezar a buscar soluciones sociosanitarias para avanzar en la asistencia a los inmigrantes, ahora que ya representan casi el 15% de los usuarios que acuden a urgencias.

Las jornadas Inmigración y atención sanitaria organizadas en el Clínico dejaron muchos interrogantes para la reflexión. ¿Cómo se comunica un sanitario con un chino para averiguar qué le duele y cual es su historial clínico? ¿Cómo convence un médico a un musulmán que se tome una medicación en pleno Ramadán? ¿Cómo se logra una continuidad en los cuidados una vez que un inmigrante deja el hospital si carece de familia que lo atienda?

Los ponentes plantearon estos casos prácticos para sugerir a continuación que es hora de crear un programa de atención al inmigrante que coordine a los distintos niveles sanitarios, las ONG y los recursos sociales.

Los profesionales resaltaron también la necesidad de que haya una continuidad de los cuidados tras el alta. "Porque si no tienen cubierta la parte social, puede haber recaídas y las ONG no siempre pueden hacerse cargo de un caso de inmediato", advirtieron. Una enfermera puso como ejemplo el de un inmigrante dado de alta un viernes a última hora y que tenga un problema social: "Tenemos muchas ganas de trabajar, pero a veces no podemos solucionarle el problema hasta el lunes".

En general, los inmigrantes que acuden a las urgencias presentan cuadros clínicos banales. Suele ser un varón, de 25 a 35 años, sin familia, con trabajo precario, que comparte vivienda en una zona de riesgo social y necesita ayuda tras el alta. Van a urgencias porque desconocen otros recursos a los que acudir o bien porque allí son atendidos fuera de su horario laboral y así no pierden horas de trabajo.

Los participantes en las jornadas dejaron claro que este colectivo suele ser muy sano y que es en España donde enferma por las precarias condiciones en las que vive. "Más del 95% de los que enferman es debido a la calidad de su vivienda, al hacinamiento y a la alimentación", precisó el gerente del Clínico, Juan Manuel Martín Vázquez. Según datos de la Administración sanitaria, incluso el gasto farmacéutico es menor entre este colectivo y apenas supone el 10 ó el 15% del de la población autóctona.

Durante el encuentro celebrado ayer en el Clínico los profesionales también se plantearon retos. Entre ellos, el de formarse mejor para atender aquellas patologías importadas que ya han desaparecido prácticamente en España -como la tuberculosis- o que no existen -como el paludismo-. "Deberíamos prepararnos mejor en estas enfermedades", apuntaron.

Los sanitarios no mostraron remilgos a copiar "soluciones caseras" que ya han funcionado en otros centros, con tal de mejorar la asistencia. Por ejemplo, en el Hospital del Poniente de Almería, hay medicación que se administra en una única dosis durante el Ramadán a fin de que los pacientes musulmanes cumplan el tratamiento y sus preceptos religiosos. Pero los participantes en las jornadas abogaron por definir protocolos que ayuden a resolver estos problemas cada día más cotidianos.

Ana María Estrada, trabajadora social del Clínico, fundamentó la necesidad de coordinar los recursos sanitarios, sociales y las ONG en que la estancia hospitalaria suele ser corta entre los inmigrantes y a su alta se encuentran con un problema social: "Sin familia, sin redes sociales, a veces sin vivienda y sin recursos económicos, están en situación de riesgo".

Los inmigrantes tienen por ley atención sanitaria universal y gratuita, igual que los españoles o los comunitarios. No importa si están en situación regular o no. Pero muchos, aunque tengan esa cobertura, ni siquiera disponen de la cartilla sanitaria. Algunos por desconocimiento, otros por dejadez o por las dificultades para comunicarse y quizás algunos que están en situación irregular por temor a dejar rastros administrativos que los delate. No se sabe por cuál de estas razones, lo cierto es que los trabajadores del Clínico recuerdan que tres o cuatro pacientes chinos han acudido con la misma cartilla. Una anécdota que se toman con humor: "Como son tan parecidos, cualquiera los distingue".

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