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Málaga

"Los chiringuitos en la arena son tan simbólicos como los toros de Osborne"

  • Historia viva de la Costa del Sol, su fama le precede por sus demandadas paellas que hace sobre la arena a la vista de todos y por su aparición en un capítulo de la serie de televisión 'Verano Azul'

Francisco Ortega Olalla es un símbolo en la Costa del Sol. Su aparición en un capítulo en la serie de Verano Azul lo ha convertido en uno de los grandes atractivos del litoral malagueño. Pancho le robó su yegua en un episodio que Antonio Mercero escribió especialmente para él. Recibió 15.000 por cada día de rodaje. Su yegua también. Desde entonces, han pasado unos años y como entonces diera de comer a Tito o a Piraña, hoy sigue al frente de su chiringuito. Corta tomates y pimientos, remueve la paella, atiende pedidos, coge el teléfono. No hay respiro. Ante todo, al turista, una sonrisa.

-Son ya muchos años los que mira a la playa de Burriana.

-Con éste llevo 41 veranos. Para mí es muy saludable estar trabajando cada día porque una mente ocupada da un cuerpo sano. Llevo trabajando desde los 5 años hilando esparto y estoy acostumbrado a sudar. Tanto es así que mi salud es mucho mejor en verano que en invierno. Además yo me siento aquí en la playa muy feliz.

-¿Ha cambiado mucho desde que el chiringuito de Ayo abrió sus puertas?

-Cuando yo empecé había mucho menos turismo. Los chiringuitos estaban más abajo y el paseo marítimo era una zona de terreno agrícola. Hace 20 años en los espacios libres se pusieron las instalaciones y por eso dependemos del Ayuntamiento y no de Costas. Una suerte, ahora.

-Una suerte, porque a pesar de que el suyo está sobre la arena queda fuera del dominio marítimo terrestre. La situación parece complicada para muchos otros

-Desde luego. No se entiende la actitud de los responsables de Costas. Los chiringuitos en Málaga son algo muy especial, quieren echarlos de los paseos cuando al turista lo que le gusta es estar sobre la arena. Los extranjeros cuando les contamos lo que ésta ocurriendo nos dicen: eso no puede ser, si precisamente es una de las atracciones por la que venimos a la Costa del Sol. Quieren venir a la playa, estar en una tumbona y a diez metros el chiringuito. Piensan que están en el paraíso y en éste entra el servicio que damos nosotros.

-De momento, la Dirección General de Costas les ha dado una tregua.

-Los responsables de Costas no piensan o están totalmente equivocados porque ellos hablan de quitar espacio a la playa, cuando los chiringuitos y las tumbonas no ocupan tanto y dan muchos puestos de trabajo. Sin embargo, dicen estar mirando por los bañistas para que tengan más comodidades y de la higiene se preocupan poco. Las depuradoras que dependen de Medio Ambiente aquí no han llegado. Tendrían que preocuparse más por esto que de quitar los chiringuitos de la playa. En Málaga ya había merenderos a finales del siglo XIX y en Nerja en La Torrecilla lo tenemos desde 1930. Es una cosa muy nuestra y el extranjero se ha acostumbrado a ellos como de ver los toros de Osborne en la carretera. Son un símbolo nuestro por el que los extranjeros preguntan.

-¿Cómo se entiende entonces que Nerja sea el único punto negro del litoral donde no existe depuración?

-Nuestras playas están bien porque el Ayuntamiento de Nerja las mantiene bastante limpias pero es inadmisible que la depuración de las aguas dependientes de la Consejería de Medio Ambiente no estén listas. Eso si que es preocupante. Menos mal que los vientos predominantes son de poniente y deja las aguas limpias, pero ya llevamos un retraso de tres años y todavía no está ni licitada. Además, se está incumpliendo la normativa europea.

-Afortunadamente, el municipio del Balcón de Europa sigue siendo uno de los enclaves elegidos por los turistas. ¿Han cambiado mucho desde que llegaron en la década de los 60?

-No han cambiado mucho, aunque ahora tienen más calidad que antes. La gente está más acostumbrada a viajar y tiene un comportamiento más educado y correcto. Además, salvo excepciones en Málaga se cuida mucho al turista.

- ¿Y Nerja se ha transformado?

-Nerja sigue siendo uno de los pocos pueblos que sigue siendo pueblo en la Costa del Sol. Se construyó a lo alto y no lo ancho y por eso se mantiene como antiguamente. Uno puede pasear por el centro histórico y la gente está sentada fuera tomando el fresco y puedes charlar con ellos. Eso le gusta el turista.

-¿Cuál es el secreto para mantener un negocio lleno desde hace cuarenta años?

-Yo siempre he estado implicado en todas las actividades que se han hecho en Nerja. Fui uno de los primeros exploradores de la Cueva cuando todavía no estaba abierta, también en el atletismo antes de que se fundara el club, que ahora tiene a más de 400 deportistas y por supuesto en Verano Azul. Pero esto por sí solo no atrae a la gente. A mí me gustaba mucho la hostelería y la playa y por eso hice un negocio a mi medida. Es como el que está enamorado: me levanto por la mañana y vengo volando desde las 8:00.

-¿Y ese amor es el ingrediente que hace a la gente esperar una paella desde las 11:00?

-La gente que está sirviendo en un chiringuito debe ser amable, respetuosa con el cliente y trabajar bien. La comida debe ser de calidad y los precios razonables. La gente puede repetir los platos que quiera y aunque sólo abrimos los cuatro meses de verano a mediodía las noches de lo miércoles tenemos flamenco para los extranjeros para darles cariñete.

-Usted también conoce La Habana casi como Nerja.

-Cuando necesito un descanso porque estoy aquí que no puedo más cojo un ticket y me voy al Hotel Nacional de La Habana donde me quedo 15 días. Cuando llego allí no me acuerdo de nada de esto. Además es una ciudad que te envuelve. Está muy deteriorada pero tiene mucho encanto. También su gente.

-¿Hay mucha diferencia en la forma de hacer de allí y en la Costa del Sol?

-Allí la gente va a otro ritmo, evidentemente también es muy distinto el sistema. Tienen una cosa en común con nosotros: son los andaluces de hace 50 años. Antes llegaba un turista y mientras estaba tomando el fresco el camarero charlaba con él y le ofrecía una tajada de sandía, higos, uvas o en invierno vino del terreno. Es también gente muy solidaria dispuesta a ofrecerte lo único que tienen. Y lo hacen de verdad.

-De vuelta a su rincón axárquico, ¿qué ha significado la Cueva para Nerja?

-Turísticamente le aporta muchísimo. Pienso que se está explotando de la forma más adecuada y es un orgullo haber participado en la difusión de un monumento que la visitan todos los años más de medio millón de personas.

-¿Qué papel jugó en el descubrimiento?

-A través de unos amigos nos contaron que un grupo de cinco chicos de Maro se habían adentrado en ella. Nosotros teníamos prevista una excursión a la Cueva Oscura de Frigiliana, pero el fotógrafo José Radial nos convenció para entrar también en la de Maro. Estuvimos allí, la exploramos y encontramos restos humanos y pinturas. Al llegar a Nerja se formó una revolución y llegaron periodistas. Un día después salió en toda la prensa internacional, y una semana después, espeleólogos de todo el mundo estaban en Nerja. Nosotros éramos los guías, estábamos prácticamente todos los días entrando por el agujero estrecho. Lo único que lamento es que nunca hayan tenido la delicadeza de regalarnos a ninguno de los siete ni siquiera una entrada del Festival.

-Es inevitable, estar con Ayo y no preguntar por 'Verano Azul'.

-Tengo unos recuerdos muy bonitos. Cuando estuvieron grabando el chiringuito estaba abajo. Los actores, el director y los técnicos eran todas personas muy fáciles de tratar. María Garralón, Chanquete o Mercero. Para mí fue una experiencia enriquecedora los 19 meses que estuvieron aquí. Todavía tengo una relación bastante estrecha con todos, incluso con los niños.

-Ninguno podía imaginar la repercusión que tendría en España

-Es inimaginable. Incluso a mí, cuando me tumbo por la tarde a dormir al fresco una siesta, la gente me está esperando a que me despierte para hacerse una foto. Ahora, la gente pregunta más por Verano Azul que cuando empezaron a emitirla. Los niños todavía vienen asombrados cuando sus padres llegan diciéndoles 'éste es el tío de la yegua'. Me ven como un personaje.

-¿Qué tiene 'Verano Azul'?

-Esa serie nunca perderá actualidad porque está escrita sobre la familia. Y los problemas que surgen en una pequeña localidad que se estaba abriendo al turismo y a la construcción. Siete familias que vienen de vacaciones con niños, con los problemas de la pubertad. Nunca pasará y se convertirá en una obra de culto.

- ¿Qué le aportó a Nerja?

-La gente viene preguntando por los lugares más emblemáticos de Verano Azul. El barco de Chanquete, la taberna de Frasco, el chiringuito o el Balcón de Europa. Nerja seguiría siendo lo mismo pero con menos carisma. La serie hizo que se diera a conocer todas las cosas bonitas que tiene. De otro modo, el mundo lo desconocería.

- ¿Qué le parecen que rueden ahora la segunda parte?

-Sinceramente, no me gusta. Hay a otros muchos que estuvieron implicados en la primera que tampoco. Han estado hablando conmigo para ver los rodajes, pero yo pienso que Verano Azul fue algo único. Una segunda parte podría quitarle la esencia y el encanto.

-Además de marengo también es agricultor.

-Tengo un vivero de palmeras y una finca de mangos. Hasta ahora se trabajaba bien con las palmeras pero con la crisis de los ayuntamientos y el picudo se está poniendo más difícil. Tenemos en Fuengirola, Torremolinos, Estepota, Nerja e incluso en la pasada Expo de Zaragoza. Hay entre 85 y 90 especies diferentes. Las últimas salieron con destino a Hungría y Austria.

-Y atleta.

-Siempre me ha gustado mucho y además tengo cualidades para el fondo y el medio fondo. La primera vez que gané un campeonato fue en 1957 y tras hacerme con el provincial fuimos a Bilbao donde también ganamos por equipos. También me llevé en tres ocasiones consecutivas la prueba de El Corte Inglés y fue parte del equipo español de maratón. Sigo vinculado al Club de Nerja de Atletismo y a nadie se le puede olvidar que está entre los seis mejores de España y representa a un pueblo de menos de 20.000 habitantes. Es una gran promoción y una oportunidad para los niños que practican federados este deporte.

-¿Me dice cuál es su secreto para la picadura de medusas?

-Es muy sencillo. Una señora chilena me lo enseñó como el mejor remedio para las medusas. Hay que cocer un litro de leche entera y cuando está hirviendo se le estrujan un par de limones para cortarla. Al colarla se deja el requesón a un lado y el suero que queda se mete en la nevera para aliviar las picaduras de medusas. Me transmitieron un conocimiento que, al contrario que hace mucha gente, hay que darlo a los demás.

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