cien años dando guerra

Una decena de empresas malagueñas fueron fundadas hace más de un siglo y están al pie del cañón · Davó, Casa Mira, Urania, Casa del Guardia, López Hermanos, Larios, Financiera y Minera, Óxidos Rojos o Ceregumil son un ejemplo a seguir

cien años dando guerra
cien años dando guerra
Ángel Recio / Málaga

29 de abril 2012 - 01:00

Cumplir 100 años es un reto que alcanzan muy pocas personas y menos empresas. En ese periodo han pasado miles de cosas: una guerra, varias crisis económicas, cambios generacionales en la gestión de los negocios, inversiones millonarias que había que recuperar, posibles problemas con las plantillas... Pocas compañías malagueñas han conseguido superar todas las adversidades pero hay un reducido grupo de ellas, apenas una decena, que nacieron hace más de un siglo y que, a día de hoy, siguen al pie del cañón. Son empresas centenarias que, en ocasiones, son referentes en sus sectores y en otros son pymes que aguantan la competencia de las multinacionales como pueden. Eso sí, todas tienen en común que defienden la calidad de sus productos y servicios y el trato directo con el cliente como su principal fórmula de éxito. No hay otra manera de aguantar 100 años vivos.

José Davó Mosxica había nacido en Alicante pero vino a Málaga y abrió un negocio en calle Ollerías en 1886 dedicado a la venta al por mayor de zapatillas de yute. A comienzos del siglo XX se trasladó a calle Carretería, que entonces se llamaba Torrijos, pasó a ser El Globo y vendía crin vegetal, borra y lana para los colchones. Uno de sus hijos heredó la empresa e incorporó baúles, camas de hierro y metal, sillas o lavabos. Hoy en día la tienda se llama Hijos de Manuel Davó, vende muebles y va por la cuarta generación. "Mi bisabuelo fue el que creó la empresa", explica Pedro Davó, quien considera que los principales activos de su compañía a lo largo de las décadas han sido "la constancia, la seriedad y la formalidad en el trato", lo que les ha permitido ganarse la fidelidad de sus clientes.

Tienen 126 años pero eso no les impide intentar estar a la última. Tienen su propia página web y estudian la posibilidad de vender on line "aunque es delicado porque las telas no se ven bien en una pantalla o no se puede probar un sillón por internet", afirma Davó. Ikea, como al resto del sector, le está haciendo daño pero compiten con sus armas: "No tratamos al cliente como a un número".

Ese es también el objetivo de la heladería Casa Mira, que fue fundada en 1890 por Severino Mira. Este hombre vendía turrón de Jijona que venía en burros y montó una horchatería en calle Nueva. En estos momentos, es la heladería más famosa de Málaga y está siendo gestionada por la cuarta generación, si bien se da la particularidad de que cada local es llevado por una rama distinta de la familia y la contabilidad, por tanto, no es común. Prudente y Andrés Mira son los propietarios del establecimiento en calle Larios, el más conocido de todos. "Nuestro secreto es utilizar fórmulas tradicionales muy antiguas, hacer el helado varias veces al día y emplear materia prima de máxima calidad", afirma Andrés.

Este año han hecho alguna reforma en el local "para cambiar un poco la decoración", aunque el resto es igual. Señala Mira que han sido claves en el desarrollo del negocio en los últimos años la peatonalización de calle Larios y el entorno, la proliferación de restaurantes y la llegada de miles de cruceristas. Otro aspecto que destaca este empresario es que se adaptan a los nuevos tiempos con la elaboración de nuevos sabores y ajustando los precios. "Siempre hemos tenido fama de caros pero somos de los más baratos del centro", defiende.

La historia de Gráficas Urania data de 1908 cuando en el centro de la ciudad había una imprenta, llamada Urania, que era propiedad de la Diócesis. De hecho, el obispo en 1925, Manuel González, fue el encargado de bendecir una de las primeras máquinas. No obstante, la firma dio realmente el salto en 1945 cuando fue adquirida por el periodista Antonio Bueno. En los años 60 realizaron las primeras inversiones en maquinaria de impresión en offset, sustituyendo a la tradicional tipografía y linotipia y llegando a alcanzar una plantilla de 40 operarios. Juan Andrés Bueno, hijo del comprador, asegura que esta empresa siempre se ha caracterizado por "trabajo, trabajo, trabajo y austeridad". A eso, en su opinión, hay que añadirle calidad, buen servicio y una control absoluto sobre las cuentas. "Nuestro padre nos enseñó que el que no tenga una buena administración está listo. No puedes gastar más de lo que ingresas", destaca. Esa ha sido precisamente una de las razones por las que Urania está llevando la crisis mejor que otras firmas del sector. "La facturación está cayendo pero lo bueno es que tenemos todo pagado, aguantamos porque no le debemos nada a nadie", continúa Bueno con satisfacción.

Casi todas las empresas centenarias son muy conocidas en Málaga. Las bodegas juegan un papel fundamental. La Antigua Casa del Guardia es un lugar de peregrinaje de malagueños y foráneos desde 1840. El vino de Málaga se bebía en medio mundo, era prestigioso y existían muchas bodegas. La Casa del Guardia ha sobrevivido y es gestionada por la familia Garijo desde que se hiciera con ella en 1895. Diez años antes, Salvador López empezó a vender vino y, en 1896, se unió su hermano Francisco dando lugar a la bodega López Hermanos. Su producción se disparó hasta 1929 y ya se comercializaban, tanto en España como en el extranjero, marcas que lo han hecho mundialmente famoso como Málaga Virgen. La bodega es dirigida ahora por la cuarta generación y ha trasladado su actividad a Fuente de Piedra, modernizando todos sus procesos y maquinarias. El Málaga Virgen es su producto más conocido pero la gente joven también, sobre todo en la Feria, guarda un hueco en su estómago y su corazón a otro caldo de la casa: Cartojal.

Completa el trío de bodegas centenarias la Casa Larios. Esta familia inició su actividad empresarial en 1831 aunque no inició la fabricación de vinos y licores hasta comienzos del siglo XX. En 1933 pasó a llamarse Larios y en la actualidad su famosa ginebra forma parte de la multinacional Fortune Brands.

También es propiedad de una multinacional, en este caso la italiana Italcementi, la fábrica de cemento de La Araña, que empezó a funcionar en 1915 y que llegó a producir hasta 20.000 toneladas en 1925. El desarrollo inmobiliario y de obras públicas de Málaga y el resto de Andalucía dieron alas a esta compañía que, ahora en crisis, está amortizando las fuertes inversiones realizadas.

A Óxidos Rojos siempre le han denominado la fábrica de los coloraos. Fue fundada en 1905 por un grupo inversor británico y trabaja en la molturación de óxido de hierro para la construcción. Tiene uno de los CIF más antiguos de la provincia aunque tal vez no es tan popular porque exporta el 80% de su producción. Pese a su antigüedad, tienen un futuro prometedor. Extraen los minerales de una mina propia en Córdoba que aún tiene casi 30 años de vida y están buscando nuevos mercados. "Estamos yendo a ferias en China o Dubai, ampliando negocio porque en España apenas hay ventas", explican fuentes de la compañía.

También está en plena expansión otra marca histórica: el Ceregumil. El laboratorio Fernández y Canivell arranca su vida en 1907 y su fundador registró el tónico en 1912. Desde hace unos años dirigen la empresa otros socios, aunque la idea es la misma. Tienen una amplia gama de productos que venden por medio mundo. Justo esta semana han anunciado que han empezado a exportar a Perú. Con ese talante y entusiasmo, seguro que viven otros cien años.

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