Un cobijo cuando ataca el cáncer
La Asociación Española contra el Cáncer dispone de ocho apartamentos y cinco pisos para alojar a los enfermos y familiares con menos recursos durante el tratamiento
Las puertas del número 8 de la calle Capuchinos siempre están abiertas. Un pequeño bloque, cedido generosamente en usufructo por un matrimonio, alberga ocho apartamentos en los que la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) acoge a los pacientes y familiares con menos recursos durante el tiempo que dura el tratamiento. Muchos viven en municipios alejados de la capital o llegan desde Marruecos u otras provincias andaluzas para ser atendidos en Málaga. Algunos pueden pasar medio año, otros tan sólo necesitan unas semanas, pero todos encuentran un hogar en el que convivir mejor con su enfermedad.
Voluntarias, fisioterapeutas, asistentes sociales, visitan a diario a los habitantes de estos apartamentos Virgen de Belén, que desde septiembre de 2008 se suman a los dos pisos que la asociación tiene frente al Hospital Carlos Haya y a los otros tres, para niños, en las inmediaciones del Hospital Materno Infantil. Cuentan con servicio de limpieza y les ayudan con los productos básicos para la alimentación. El Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Málaga ha puesto los muebles y ha colaborado en los suministros generales y ayer la concejala Mariví Romero visitó estas instalaciones.
"Teníamos el edificio terminado con su cédula de primera ocupación, pero sin nada más, y gracias a Bienestar Social hemos podido amueblar en dos meses los apartamentos, comprar camas, menaje de cocina e incluso tienen televisiones de plasma", comentó ayer José Antonio Portillo, presidente provincial de la Aecc, y añadió que quieren contar siempre con un piso "liberado" para emergencias.
Khadija y su hija Miriam, de 30 años, son usuarias de uno de los apartamentos. Miriam está en tratamiento de quimioterapia después de ser operada de un cáncer de colon. Estaba embarazada y le tuvieron que hacer una cesárea para atacar la enfermedad lo antes posible. Desde febrero su bebé vive en una casa de acogida. "Mi hija lleva seis años en Málaga pero estaba en trámite de separación, tuvo un problema de maltrato, y se quedó en la calle", explica Khadija. Desde hace meses ambas descansan en esta pequeña casa hasta que puedan recuperar la normalidad.
Otra familia procedente de Marruecos y una de Jaén son los que actualmente ocupan el edificio Virgen de Belén, aunque Fátima, traductora y coordinadora de los pisos, afirma que en muchas ocasiones están abarrotados. La estancia es totalmente gratuita.
Una de las viviendas se utiliza como taller de pintura y manualidades. Ana Cabello es voluntaria y hace, junto a una quincena de mujeres, broches, tallado de cristal, pintura en pañuelos de seda, reciclaje de bolsas y otras labores artesanas. Las actividades y el apoyo mutuo les ayudan a ganar en autoestima. También se divierten, como lo hicieron en una reunión de tuppersex "terapeútico".
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