Un cocinero en el huracán
José María Mellado, que llegó a hacerse cargo del hotel La Malvasía, se enfrenta a un delito de blanqueo de capitales con un abogado de oficio
¿Puede un cocinero almonteño poco más que mileurista acabar imputado por blanqueo de capitales en la mayor trama de corrupción política y urbanística española jamás montada: el caso Malaya? ¿Es posible que un cocinero comparta banquillo con Julián Muñoz, Juan Antonio Roca Nicolás, Rafael Gómez Sandokán y Montserrat Corulla, entre otros? Lo es. Y todo por buscar trabajo en un hotel del Rocío llamado La Malvasía, que resultó pertenecer al entramado societario de Roca y aparecer en el epicentro de la operación Malaya. El cocinero se llama José María Mellado y está acusado de blanqueo de capitales, un presunto delito que le trae de cabeza desde que decidió compartir la empresa Torquemada de Hostelería con Condeor SL, sociedad de Roca y hoy bajo tutela judicial, para poder regentar el restaurante del hotel marismeño, según reconoce en una entrevista con este diario.
Los acusados se enfrentan a duras peticiones de penas con los mejores abogados y bufetes del momento pero el cocinero Mellado lo hace con un abogado del turno de oficio de Málaga. Agobiado por la tensión del momento, intranquilo por lo que se escribe, se ve y lee del caso compareció el pasado día cinco ante el tribunal que juzga la trama de corrupción marbellí. Lo hizo presa de un ataque de ansiedad, la que le causó una llamada al orden del presidente del Tribunal, José Godino, que advirtió que si no comparecía esa mañana ordenaría su busca y captura. Mellado estaba trabajando en Almonte cuando recibió el aviso, cogió su coche junto a su familia y se presentó en la sala. Allí sufrió una subida de tensión preocupante. Se presentó en la audiencia con un justificante de la empresa que le da trabajo y en el que alega que si tiene que estar y desplazarse a Málaga continuamente y día tras día deberán prescindir de sus servicios. De momento, la sala comprendió sus justificaciones pero le advirtió de sus deberes y volvió a citarle para otra jornada.
Entre la búsqueda de trabajo al quedarse en paro tras su contrato en El Cortijo de los Mimbrales y su comparecencia cuatro años después ante el Tribunal del caso Malaya hay un cruce de decisiones personales, casualidades y firmas que convierten la vida de Mellado, su esposa, María Dolores, y sus hijos en una tragicomedia con el suspense final de saber si deberá pagar con los dos años de prisión y 140.000 euros que le piden por su actuación o si finalmente despertará feliz de una pesadilla marbellí.
La peripecia del cocinero Mellado comenzó tras su salida de Los Mimbrales. Se enteró de la construcción de un hotel en El Rocío y allí acudió a buscar un empleo. Fue entonces cuando contactó en la obra con Óscar Benavente quien le propuso una entrevista y una prueba de cocina para demostrar sus habilidades. Su objetivo reconocido era hacerse cargo del restaurante del futuro hotel La Malvasía. Tras mostrar sus habilidades cocineras en Málaga, Benavente decidió confiarle la explotación del restaurante en régimen de concesión más una parte de los beneficios, apunta José María Mellado. Al demorarse la apertura, Mellado recibe la propuesta de formar parte él mismo de la sociedad Torquemada de Hostelería que iba a explotar la instalación y más tarde de su entrada en la firma Condeor, vinculada a Roca. Dio su aceptación y firmó su participación en una notaría de Madrid. Acababa de caer sin saberlo (dice) en la red de empresas participadas que se utilizarían en el caso Malaya. José María Mellado mantiene que la contabilidad la manejaba desde Madrid Montserrat Corulla. Y no sólo eso. En el Hotel La Malvasía habían instalado una amplia red de cámaras de televisión para poder observar las instalaciones vía internet desde la sede de Marbella. Las cámaras, hasta donde reconoce Mellado, estaban ubicadas en zonas comunes y no tiene constancia de que se colocaran en las habitaciones. Pero desde la capital de la Costa del Sol se podía observar el trasiego del hotel y sus moradores.
El 29 de marzo de 2006 todo cambió. José María Mellado recuerda que llegó la Guardia Civil al hotel y lo registraron minuciosamente. "Me apartaron, se llevaron la agenda y mi cosas. Y un agente me indicó tras acabar la operación que podíamos continuar trabajando y que a partir de ese momento la Administración judicial se pondría en contacto con nosotros", recuerda hoy José María Mellado.
El cocinero envió un escrito al juez encargado del caso, Miguel Ángel Torres Segura, que le responde mediante providencia y le indica que al administrador judicial de Condeor (la empresa dueña del hotel) es José Luis Gallardo Santamaría. A partir de ese momento comienza a trabajar de acuerdo con esa tutela judicial, de la que se siente "orgulloso".
Para poder operar legalmente en el nuevo escenario, José María Mellado, subraya, crea la firma Explotaciones Hosteleras El Rocío, entidad que se encarga de la nueva explotación. Con el caso Malaya en el candelero público a diario, el Ayuntamiento de Almonte y, sobre todo, la delegación de Turismo de la Junta de Andalucía comienzan a aplicar con rigor todos los trámites.
El proceso de legalización concluye en enero de 2008 bajo el manto de Explotaciones Hosteleras El Rocío y mediante un alquiler de unos 3.000 euros mensuales. Sin embargo, en 2008 cambia el juez del caso Malaya, se va Miguel Ángel Torres y llega Oscar Pérez. Y con él se tuerce la suerte del cocinero y de La Malvasía. Se nombra un nuevo administrador judicial, Juan Macías Domínguez. "Tras este cambio llega al hotel Macías y nos dice que hay que venderlo porque Condeor no tiene liquidez. Le informamos que tenemos un contrato y este señor nos espeta: ya veré cómo os quito a ti y a tu contrato de enmedio. Tras oír esa frase amenazante le respondí cómo va usted a denunciar a la propia administración de justicia", recalca.
El siguiente paso fue otra visita de la Udyco que se produce instantes antes de la llegada del Administrador judicial. Mellado explica que "me piden que los acompañe a Málaga, por cuestiones de trámite, y dejo en el hotel a mi mujer y a mi hija. Aquella noche la pasé en un calabozo antes de mi comparecencia judicial. Y al llegar allí un funcionario me preguntó dónde quería pasar la noche, en la celda de la Pantoja o en la de los Roca. Fue entonces cuando aparece el administrador con dos cerrajeros, cambia las cerraduras y echa a mi familia de allí.Le da 15 días de vacaciones a mi hija que trabajaba en la nueva empresa y nos deja en la calle".
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