José Antonio Castañeda. Dueño de Discos Candilejas

"Es más cómodo buscar un tema en internet que el disco en la estantería"

  • De un centro colonizado por franquicias se marcha la última tienda de discos, Candilejas. Han sido casi cuatro décadas haciendo frente a avances tecnológicos, con las descargas no han podido.

El vacío de algunos expositores que siempre estuvieron repletos de discos invita a la melancolía. Ya no queda nada de verdiales o malagueñas, muchas referencias se han vendido a golpe de oferta. Lleve cinco y pague dos. Sin embargo, aún quedan más de 3.000 productos que salvar de la quema. Candilejas cierra sus puertas el 15 de noviembre y cuando la persiana baje por última vez se habrá perdido una tienda con casi 40 años de historia dedicada a vender todo tipo de música.

-Aquí se ha podido encontrar de todo...

-Nosotros siempre hemos dicho que si existe se lo podemos traer. Hemos trabajado mucho por encargo, sobre todo en los últimos 10 ó 15 años, cuando se extendió la cultura del conocimiento a través de las redes. La gente escucha, quiere tener y saber. También hemos enviado a todo el mundo con nuestra tienda on line.

-¿Qué se va a perder cuando las puertas de Candilejas se cierren?

-Para nosotros supone un dolor inmenso, casi 40 años es una vida. Aunque también hay ganas de descansar un poco, han sido 40 Navidades en las que mi familia no ha podido disponer de mí porque era cuando más trabajo había. Tener más tiempo ahora será lo positivo, pero perdemos nuestra dedicación, un trabajo que nos ha hecho felices.

-¿Y para la ciudad?

-Hasta el año pasado, cuando se hizo la concentración de grupos musicales con Adolfo Caimán como promotor de la idea, no éramos conscientes de lo que representábamos para Málaga. Sabemos la gente que nos quiere, nos aprecia y nos visita, pero no éramos conscientes de que de verdad supusiéramos tanto como dicen para la ciudad de Málaga, la verdad.

-¿En Candilejas cada aficionado pudo encontrar lo que buscaba?

-Sí, y si no había se traía. Nuestra obsesión, y por eso hemos llegado hasta aquí, era que cualquier cosa que pidieran estuviese en la tienda, por orgullo, por vanidad, por lo que sea, pero que estuviera. Nuestra motivación no ha sido ganar dinero, ni tener beneficios, sino tener material, mucho material. Y eso es lo que nos ha dado para poder vivir estos últimos cinco años prácticamente nada más que comiendo con lo que teníamos.

-¿Cuánto habéis podido acumular en la tienda?

-Expuestas hemos tenido más de 30.000 referencias entre vinilos, casete, cd...

-Dice usted que no se cierra, que le obligan a cerrar...

-La puntilla es el local, pero el problema empezó con la llegada del maldito euro, con el aumento de las descargas... Cada año ha bajado un poco la venta y ahora no se llega ni a la cuarta parte de lo que se vendía hace 15 años, cuando empezó la caída. Y eso es imposible de mantener con dos personas más trabajando, los empleados que son socios, compañeros y mi familia, porque más que con ellos no he pasado tiempo con nadie. Lo último que quería es que se quedasen fuera, por eso hemos estado aguantando. Porque yo ya tengo 66 años y me puedo jubilar. Eso sí, con la paga de autónomo de 790 euros después de 42 años cotizados y ni una baja.

--¿Nunca se ha tenido que cerrar la tienda?

-Nunca. Yo creo en el poder terapéutico de la música, porque además de que somos duros y aguantamos, hemos venido a trabajar con fiebre. La Seguridad Social poco gasto ha tenido con nosotros.

-¿La subida del IVA también ha hecho bastante daño?

-Sí, es un cúmulo de todo. Del 14% que había de IVA a principios de siglo hemos pasado al 21, ha aumentado un 30% y eso se nota mucho. Además, el mundo discográfico es puñetero para los pequeños negocios. Nuestro peor enemigo han sido las compañías discográficas, nosotros no hemos significado nada para ellas. Éramos un número insignificante. Y al menor problema, corte de suministros. Daba igual que llevaras 20 ó 30 años con ellos, eso no le importaba.

-¿Cuál ha sido la principal crisis sufrida con tanto cambio tecnológico?

-En el año 1992, prácticamente tuvimos que empezar de cero con el cambio del vinilo y del casete al cd. Fue un material acumulado que prácticamente se quedó obsoleto, tuvimos discos a 50 céntimos y no los quería nadie... Ahora dicen que ha vuelto el vinilo pero es mentira, eso es lo que pretenden las compañías, porque lo venden al doble del cd y les encantaría que la gente comprara vinilo. Además, saben que todo lo que sea digital está muerto. El vinilo atrae más a coleccionistas, el tocarlo, el verlo... es otra cosa. Pero cuando salió el cd creían que era la panacea, eterno, aunque ya se ha visto que se deteriora, y que el vinilo no servía para nada, era para tirarlo. Pero no fue la crisis más gorda porque coincidió con la época de auge de ventas en España, fueron los años del pelotazo, del boom, del trabajo, había dinero en la calle.

--¿Lo más trágico entonces que ha sido?

-Lo peor vino con las descargas y, ya ni siquiera hacen falta las descargas, ya se escucha todo en streaming.

-Es que ahora ya no se compra música.

-No, está claro. Si no es coleccionista que lo lleve en la sangre, escuchar una canción es tan fácil y cómodo en estos servidores... La venta es mínima. Antes eran los jóvenes los que accedían a esta tecnología, pero es que ya todo el mundo sabe darla a la tecla. Es lógico, es que aunque tengas el disco es más cómodo buscar en internet el tema que se quieres escuchar que ir a la estantería. Desde hace años, para probar el disco tampoco nosotros tenemos que desprecintarlo, entramos en un servidor, pagamos para no tener publicidad, y la música que se escucha en la tienda se pone a través de internet. Es una herramienta comodísima.

-¿No se esperaba esta evolución?

-Para nada, ha sido bestial. Ni hace 40 años, ni siquiera diez imaginabas es esto iba a pasar. Antes vino el top manta, las copias piratas, eso era llevadero. Antes el cd virgen costaba casi como el grabado y no había competencia posible. Luego bajaron a céntimos y cambió la cosa. Pero el daño vino más cuando bares, discotecas y similares dejaron de comprar música porque aparecieron unos señores muy inteligentes que se dedicaron a hacer compilación de todo lo novedoso y semanalmente iban cambiándoles la música por una cuota que se pagaba. Desaparecieron esas ventas, que eran una parte muy importante del negocio. Eso fue el primer palo gordo para nosotros.

-También está el tema del alquiler del local...

-Nosotros no somos de renta antigua, cada año renovábamos el alquiler. Pero en calles como Larios no pueden pagar más que franquicias, lo que yo llamo negocios ilegales, todos los que fabrican en China, en Asia, con explotación laboral, infantil. No hay ni una tienda que no fabrique allí...

--¿Se está quitando la personalidad al centro?

-Sí, es lo que dice la gente, que las ciudades se están convirtiendo en parques temáticos iguales, encima, no tienen la iniciativa de hacer cosas diferentes. La misma tienda, la misma gente, el mismo diseño. En grandes ciudades están tratando de incentivar la vuelta de los negocios antiguos, pero cómo consigues que vuelvan a emerger esas empresas que ya casi han muerto o han muerto totalmente, eso sería hacer otro parque temático de negocios antiguos.

-¿Quedan por aquí esos negocios con solera?

-Aquí todos han desaparecido, no queda nadie. El otro día hacía inventario mental de los locales que había cuando llegamos a esta calle, en 1987, y no queda nada en absoluto, todos han desaparecido, solo queda la pastelería y ha cambiado de espacio. Algunos porque se han jubilado y otros, en su mayoría, por el problema del autónomo, que es sangrante. Me enciendo cuando se les llena la boca diciendo que el 80% del empleo en España está en manos de autónomos con empresas de menos de cinco trabajadores y luego no hay ningún tipo de ayuda.

-Hay muchas más trabas, ¿no?

-Por supuesto, si te descuidas en un seguro social o un pago de autónomo y al día siguiente tiene un recargo de un 20%, un pago de Hacienda al día siguiente es un 10% más y a los 20 un 20%... y va subiendo, subiendo, cuando después están las grandes empresas y los equipos de fútbol con deudas millonarias y lo negocian. Con los autónomas van a sangre y, en seguida, el embargo de la cuenta... Y luego te jubilas y tienes la puntilla.

-Dice que abrir Candilejas en 1978 fue producto de la inconsciencia...

-Fue una inconsciencia, de jóvenes, de no saber dónde te metes, lo que es un negocio, y eso que yo tengo Magisterio, Estadística, trabajaba en un banco y sabía contabilidad...

-¿Hoy sería un suicidio abrir una tienda de música?

-Sí, de música y de casi todo. Cuando me hablan de emprendedores yo digo que son suicidas que también arrastran a la familia... Poner una tienda de música hoy en día sería "tan tonto como poner un puesto de helados en invierno", como se decía en los años 70.

-¿El turismo les ha traído algún beneficio? ¿Y los cruceros?

-Yo digo que en la calle Larios el Ayuntamiento ha puesto a paseantes para darle vida, porque lo que es consumir no consumen. Llegan los cruceros y ni nos enteramos.

-Recién llegados pocos, pero clientes fieles sí han tenido muchos, ¿no?

-Sí, por eso hemos aguantado estos años. El trato con el cliente ha sido muchísimo más cercano en esta última época de menos ventas. Hoy te sabes la vida de todos los clientes, y ellos la nuestra.

--¿Habéis tenido clientes ilustres?

-Llegó de incógnito el cantante de los Pet Shop Boys, Bebo Valdés, que más que a comprar venía a saludarnos, Alejandro Sanz, que se curró España entera de emisoras, tiendas... Cuando Antonio Banderas rodó aquí El camino de los ingleses, escenificó El gallo rojo en un bar de aquí al lado. Producción quiso comprarnos material para montar el escaparate de una tienda de discos y le prestamos lo que necesitaron. Banderas nos mandó una foto dedicada y unos bombones como agradecimiento. Luego esa escena no salió en la película. A Fran Perea mi hija quería que le pidiese una dedicatoria y me dijo que le daba vergüenza firmarme a mí, "si yo soy cliente desde niño, eres tú el que me tiene que firmar a mí", decía.

-En esta Málaga que se apellida De los Museos, ¿cómo se trata la cultura musical?

-No se trata, se maltrata. Me da pena de los músicos malagueños... Sabiendo lo que representa la música para ellos, la creatividad, las horas de ensayo, de dedicación, casi todos tienen que tener una profesión alternativa para poder comer... Y luego tienen que ir al quinto pino para hacer una actuación de la que no saquen ni 100 euros...

--¿Aquí no hay circuito?

-Se prohibieron todas las actuaciones en directo en los bares y no hay circuito ninguno. Entonces, ¿cómo van a tener promoción? Aquí todo enlatado y sin costo. En este mundo son cuatro los que ganan y parece que lo hace todo el mundo, pero la mayoría se jubilan y no tienen donde caerse muertos o están malviviendo. La creación debía de estar premiada de alguna forma y no que sucede al revés, que está castigada. Luego no tienes donde tocar. Tenía que haber un tipo de leyes que les reportara un mínimo de ingresos para que pudieran seguir creando.

-¿Qué le parece el cambio del centro histórico en los últimos años?

-Para pasear está muy bien, antes no había ni a dónde ir. El Muelle Uno, la peatonalización del centro... la ciudad se ha abierto y para pasear y hacer fotos está preciosa. Ahora, para el pequeño comercio no.

-¿Si Málaga se rinde tanto al turismo no corre el riesgo de ser una ciudad decorado?

-Sí, un decorado de cine. Tantísimo bar, las terrazas... Es imposible que todos sean rentables, algo raro hay, pero local que se cierra bar que se abre. Es demasiado pero es que sales una noche y están casi todos llenos.

--¿Qué opina del hotel de 135 metros que pretenden construir en el puerto?

-Yo creo que lo primero que habría que plantearse es si ese hotel le hace falta realmente a Málaga. Con el Miramar de súper lujo que empezará a funcionar el año que viene, no creo que allí, en aquella parte, hiciese falta otro establecimiento. Es un negocio que no entiendo, creo que ahora mismo hay exceso de oferta y no le veo la utilidad.

--¿Le espera una resurrección a Candilejas?

-Pues será en otra vida [risas]. Mi compañero está intentando buscar un local del Ayuntamiento para poder seguir, pero en caso de que se concediese sería a partir de abril, y eso son demasiados meses. Pero algo tendrán que hacer ellos que son más jóvenes, aunque sea tan difícil. Y si aquí no encuentran la salida, se tendrán que ir fuera, a Londres, como mis hijos.

De la banca a un negocio propio rodeado de música

Todos llaman Pepe, el de Candilejas a este granadino de 66 años que estudió Magisterio y Estadística, que sacó unas oposiciones para el Banco Andalucía pero que temió estar dando vueltas por destinos remotos cuando su novia tenía un puesto fijo en Iberia. Después de terminar el servicio militar, le dieron destino en Fuengirola y desde entonces no abandonó Málaga. Su hermano también se trasladó aquí y de él fue la idea de montar la tienda de discos. Ahora están en concurso de acreedores y es un administrador judicial el que decide. "Me ha dado vía libre para que haga todo lo que pueda y estamos intentando vender todo material", dice Castañeda. No ha querido marcharse antes de tiempo, sigue ahí "para darle un final medio feliz a esto y decente de cara a la historia".

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