La condesa de Foxá, la arquitecta de oficio

El rastro marbellí de la Plaza del Santo Cristo que congregó a nobles y chamarileros

El turismo en Marbella y los nazis

Mary Larrañaga en la sierra de Ronda.
Mary Larrañaga en la sierra de Ronda. / Archivo Blanca de Foxá

Mary Larrañaga ideó el Rastro de la Plaza del Santo Cristo. Al volante de su Volkswagen escarabajo de color blanco recorría la serranía de Ronda en busca de chamarileros y familias enteras de gitanos que comerciaban antigüedades. La condesa consorte había cautivado a Agustín de Foxá cuando el escritor descubrió en ella a la joven de buena Familia, que había vivido en Inglaterra, además de nadar y jugar al tenis. El rastro se montó frente al hotel La Fonda de Jaime Parladé, en una plaza flanqueada por el bar de Menchu Escobar, el tablao de Ana María y la casa de El Percha. El torero, pertrechado con su traje de luces, se exhibía en una bicicleta que gastaba cuernos por manillar. El Percha representaba la extravagancia vernácula. Ha sido el único -después de El Cordobés- que llenaba la plaza de toros de Marbella y salía a hombros por la puerta grande cuantas veces actuaba en el pueblo.

Jesús Baca se asomó al cóctel que se ofrecía en el hotel del decorador y descubrió desde lejos la figura de Astrid Szavost, de quien se quedó impresionado por su belleza. La madura escultora alemana era la viuda de un militar húngaro, del que heredó además de su apellido la preciada finca Los Cipreses. En la inauguración del primer rastro de arte y antigüedades en la plaza del Santo Cristo se congregó la sociedad de Marbella. Mary Larrañaga además de convocar a los tratantes de la sierra para que montaran sus puestos había invitado a Jesús. Un joven tímido e introvertido que se ganaba la vida recitando versos al compás de la guitarra, su ronda por los locales nocturnos le daba para pagar una humilde pensión donde echar el sueño. En una de sus batidas, Jesús Baca volvió a ver a Astrid Szavost, esta vez en el bar de Pepe Carleton. Se acercó a ella y sin más le pidió que lo abrazara. La convivencia de Jesús con Astrid, en Marbella primero y en su pueblo sevillano de Umbrete después, duró más de tres décadas hasta que ella falleció con más noventa años.

Edificio Los Portales que diseñó Mary Larrañaga.
Edificio Los Portales que diseñó Mary Larrañaga. / Archivo Blanca de Foxá

Astrid Szavost con el marqués de Mariño le encargaron a Mary Larrañaga el diseño y la obra de Los Portales. Un edificio de cinco viviendas y locales comerciales en el que vivieron la madre y la hija de Larrañaga, Charlotte Walter o la condesa alemana de Moltke. En los años setenta el edificio de dos plantas era conocido como la casa más bonita de Marbella. Aún hoy llega allí correspondencia para Antonio Sartorius Cabeza de Vaca, marqués de Mariño, cuyo nombre a duras penas cabe en la ventanilla del sobre. En su piso también vivió su hermano Vicente, el padre de Isabel Sartorius

Juan Heredia, Blanca, el marqués de Mariño, Raymond Bonham Carter y Rafalito Neville.
Juan Heredia, Blanca, el marqués de Mariño, Raymond Bonham Carter y Rafalito Neville. / M. H.

La condesa Moltke optó en la Marbella de las fiestas por una vida tranquila. Tuvo por pareja a un hombre que fue el primero en practicar la acupuntura en Marbella. Tenía las paredes forradas de diplomas de chamanes de Sudamérica, un día aparecía en un Rolls Royce y otro estaba arruinado. Se hacía llamar Carlos Ball de Monteverde, aunque sus apellidos eran otros. A Charlotte Walter ¬sobrina del actor Christopher Lee, protagonista del conde Drácula, le convenció de que su casa tenía malas vibraciones. Y se hizo con ella por un precio bajísimo, recuerda un antiguo vecino.

Boda de Foxá y Larrañaga en la catedral de Sevilla.
Boda de Foxá y Larrañaga en la catedral de Sevilla. / Archivo Blanca de Foxá

¬Mi madre abrió la galería Kreisler de Marbella a finales de los años sesenta pero no tuvo mucho éxito, no se vendía mucho. En ese tiempo yo estaba en un periodo espiritual, no participé del mundo social ni de los jolgorios. La galería permaneció abierta hasta 1980. Entre 1993 y 2003 tuve en Ricardo Soriano un local de decoración donde abrí la galería que llevaba mi nombre, dice Jorge Kreisler, que nació en Londres hace 82 años. Por más de 30 años no tuvo noticias de su padre biológico, Juan Pujol. Aunque él y sus hermanos adoptaron el apellido de su padrastro Edward Kreisler, se muestra orgulloso de la actuación que durante la II Guerra Mundial tuvo su padre natural. Pujol reapareció en 1984 convertido en un héroe. Fue el agente doble, conocido como Garbo, que engañó a Hitler al informar que el Desembarco de Normandía se produciría en Calais. Su intervención se consideró decisiva para el éxito de esta operación. 

El Percha, en los últimos años, en la Plaza del Santo Cristo.
El Percha, en los últimos años, en la Plaza del Santo Cristo. / M. H.

¬La familia conserva las medallas que el MI5 británico y la Alemania nazi le concedieron a mi padre por sus servicios, dice Jorge Kreisler, ligado a la galería más antigua de Madrid, que abrió locales en Nueva York, Miami, Barcelona y Marbella.

Junto a la galería de arte se encontraba la peluquería Gotama, de Sara Skinner, heredera de la marca inglesa de zapatos del mismo nombre. Aficionada a los coches deportivos, convirtió el sótano del local en un salón de té donde se escuchaba la música más vanguardista y se ofrecía comida saludable. Mientras que en la peluquería los barberos lucían largas melenas y vestían a la moda de los Kings Road de Londres. Skinner, hizo de una pequeña finca de labor su casa, La Jumita, decorada al estilo anglo-hindú con la iluminación de velas y candiles, fue el centro de la movida londinense en Marbella.

En Los Portales también se encontraba el bar Colonial creado por Mary, donde trasladó los sábados el Rastro de Marbella. Ahí se reunía la sociedad local, de Málaga y de Algeciras. A la hora del aperitivo, en un ambiente de gran animación se contaban las novedades del día y los mejores hallazgos en los puestos de antigüedades.

Raymond Bonham Carter formó parte del círculo de amistades de Larrañaga. El asesor del Banco de Inglaterra era el padre de la actriz Helena Bonham Carter, pareja de Tim Burton. Al igual que la princesa Elizabeth de Yugoslavia, que se reconvirtió en activista de derechos humanos y se postuló a la presidencia de Serbia con escaso respaldo.

Miguel Villalobos, El Percha, camino a la Plaza del Santo Cristo.
Miguel Villalobos, El Percha, camino a la Plaza del Santo Cristo. / M. H.

Larrañaga sentía pasión por la estética de la arquitectura sevillana. Su interés por estudiar de manera autodidacta las proporciones y detalles arquitectónicos de los maestros de obra de Andalucía la convirtió en una arquitecta de oficio. Con su saber remozó una antigua casa de la Plaza General Chinchilla de Marbella, diseñó diez casas de la urbanización La Virginia y años después una casa española de campo en Argentina, un coqueto apartamento de estilo eduardiano en Londres y acometió la renovación y decoración del antiguo almacén del arzobispado de Sevilla en Los Marines (Huelva). Realizaba también la restauración de inmuebles que luego vendía. Construyó varias viviendas en la zona de El Madroñal, de Benahavís, donde le robaron los planos de obra de una casa de campo que había diseñado para unos clientes ingleses. Se sintió engañada y decidió entonces abandonar la Costa para retirarse a una antigua casa de campo de la Sierra de Aracena (Huelva), que renovó y decoró. Los trabajos que hizo allí fueron publicados en las revistas Marie Claire y World of Interiors, donde se reconocía su defensa de la tierra como refugio de la flora y la fauna salvaje, acción que con el paso del tiempo se denominó movimiento a favor de la recuperación de la vida silvestre. 

Agustín de Foxá con su hija, Blanca.
Agustín de Foxá con su hija, Blanca. / Archivo Blanca de Foxá

¬Mi madre conoció a mi padre, Agustín de Foxá, a los 17 años en un baile que daba la duquesa de Altamira Alta. Alguien los presentó, él era veinte años mayor que ella, un hombre que había viajado por Finlandia y otros países le pareció una persona que contaba historias interesantes. Él consiguió la dirección de la casa de mi madre y la inundaba de cartas. Mi madre era muy joven y no tenía la intención de casarse pero cedió a las presiones familiares. La vida con mi padre eran viajes y hoteles. Mi padre nunca tuvo una casa propia. Mi madre le propuso hacer de un castillo suyo, que necesitaba reformas, un hogar, pero él no estaba de acuerdo. No quería ni hablar de separarse de sus amigos, todo se tornó más difícil. El interés de mi madre estaba en la naturaleza, el campo, los árboles, mientras que el de mi padre era la ciudad, la calle Ibiza de Madrid, donde había nacido, cuenta la condesa Blanca de Foxa.

Agustín de Foxá se casó en Sevilla con Mary Larrañaga. Foxá formaba parte del cuerpo diplomático de España en Argentina y fue designado con su mujer para acompañar a la esposa del presidente Juan Perón a su viaje a España. Mary Larrañaga se convirtió entonces en la condesa del séquito de Eva Perón.

En su estancia en Buenos Aires, Larrañaga había ilustrado con trece dibujos el breviario lírico de su esposo, El gallo y la muerte. El escritor Andrés Trapiello sostiene en el ensayo Las armas y las letras que Agustín de Foxá ganó la guerra (por posicionarse del lado del bando Nacional) pero perdió los manuales de literatura. El matrimonio de Foxá con Larrañaga solo duró tres años y tuvo una hija, la actual condesa de Foxá.

Jesús Baca y Astrid Szavost.
Jesús Baca y Astrid Szavost. / M. H.

Mary Larrañaga nació en Sevilla de padre peruano, cuya familia estaba afincada en Lima desde 1743. Su padre era economista, consultor de la petrolera Shell y también ejerció de diplomático como agregado en la embajada de Perú en Suiza. Y de madre sevillana.

¬Cuando se separaron viajamos con mi madre a Lima donde vivía mi abuela y mi tío.

Miguel Ybarra, que había sido alcalde de Sevilla, casado y con cinco hijos, fue el primer hombre del que realmente se enamoró mi madre. Le permitió salir del ostracismo que padeció después de dejar a mi padre. Se casaron en México, y estuvieron juntos y felices durante trece años. Él estaba vinculado a una empresa marítima, Hijos de Ybarra Argentina, vivimos en Buenos Aires y en Mendoza. En 1962 mi madre viaja a París y Londres. Yo estuve seis años en Inglaterra en la escuela de Artes, después vinimos a la Costa porque mi tía veraneaba en el Marbella Club, afirma Blanca de Foxá.

¬Mi madre era muy buena compañera, confiaba en mí, me dejaba vivir a mi manera. Se mostraba interesada en la teología, la historia y el ser humano, era una persona muy refinada. Pasó la niñez en Sevilla, en La Palmera, una casa de los años veinte, le gustaba leer y estar en la torre de los búhos, más con el servicio que con la familia. Mi abuela le decía: niña no leas tanto, deja esos libros. 

Con mi padre tengo una foto, yo era muy pequeña, tenía cuatro años. Como padre no lo recuerdo. Él estaba con sus cosas, como era él, en plan artista. Nunca me he sentido desatendida, porque entendía que estaba en lo suyo.

 

  

  

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