Los condones, bien conservados y homologados
Sólo los preservativos con la certificación CE tienen garantía de calidad · Su conservación debe ser en un lugar seco y fresco para que no se deterioren
Hubo un tiempo en que los preservativos se hacían con tripas de animales cocidas cuidadosamente por un extremo y una cinta en el otro para su sujeción. Se cree que antes de utilizarse se sumergían en leche tibia para que se ablandaran y que eran de varios usos.
Afortunadamente, la tecnología ha avanzado muchísimo. Pero aún así hay que ser cuidadosos a la hora de comprarlos. Últimamente su venta prolifera en los establecimientos chinos y hasta en mercadillos. Y en un producto con el que nos jugamos un embarazo no deseado o el contagio de una enfermedad de transmisión sexual no hay que bajar la guardia.
La presidenta de la Sociedad Andaluza de Contracepción (SAC) y experta en sexualidad, María Jesús Alonso, dice que hay que fijarse en dos detalles fundamentales: que el condón esté homologado y que esté bien conservado.
La homologación radica en que tenga la certificación CE, que es la prueba de que ha pasado una serie de controles para evitar su rotura. La conservación debe ser en un lugar fresco y seco. "No deben recibir luz directa ni excesivo calor. De nada sirve que se compre en una farmacia, si está tras un cristal, con sol y sin aire acondicionado", aclara. Una conservación inadecuada puede deteriorarlos y facilitar su rotura.
Los preservativos no son un medicamento. Por eso no es ilegal su venta en supermercados, gasolineras o en tiendas chinas. Todos estos establecimientos incluso no están obligados a vender condones homologados. Ni siquiera los sex-shops deben comercializar condones con certificación CE. No obstante, un recorrido sin rigor científico por distintos comercios deja claro que la amplísima mayoría vende preservativos homologados.
Las farmacias, los centros sanitarios y los de titularidad pública -como el Instituto Andaluz de la Juventud o la Universidad- sí están obligados a que los condones que venden o distribuyen sean homologados.
Alonso matiza que "a lo mejor, uno no homologado es igual de bueno que uno homologado, pero no lo ha demostrado. Puede romperse o salirse". Los condones homologados pasan un sinfín de pruebas que certifican su calidad. Y también apunta que los que están homologados son todos igual de buenos, por más que haya algunos más conocidos porque se publicitan en la tele. "Una vez que están homologados, son todos igual de buenos. Otra cosa es que quieras de sabores, de colores...", comenta la presidenta de la SAC.
En los precios se nota que las marcas más conocidas hacen valer su prestigio. En un supermercado de una importante cadena, la caja de 12 preservativos de una popular marca cuesta 7,90 euros. La misma cantidad de una marca no conocida vale 3,25. Todos son homologados. En un bazar chino que hay a pocos metros, la caja de 12 de otra marca también muy extendida cuesta 7,50. También homologados. Cuando se demanda el producto, la mujer asiática que está a cargo del establecimiento lo saca de un cajón. No los tiene a la vista. En un español muy precario apunta "poquito vende", para indicar que no hay muchos consumidores que le pidan preservativos.
Alonso recomienda comprarlos siempre en un establecimiento que inspire confianza y asegurarse de que estén homologados. Si aún tomando todas estas precauciones se rompe durante el coito, hay una anticoncepción de urgencia que es la píldora poscoital, que nunca debe utilizarse como método anticonceptivo.
El uso del condón se generalizó no para evitar la descendencia, sino para frenar las enfermedades venéreas, sobre todo la sífilis. Actualmente, su eficacia a la hora de prevenir estas patologías ronda el 95%. Preservativo, condón, profiláctico, love globe (guante del amor, en Reino Unido), poncho (Perú) o camisinha (Brasil). Son los nombres que recibe este objeto. Distintas palabras, diferentes idiomas y el mismo lenguaje universal.
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