Congreso médico en Málaga: Prácticas con cadáveres para no errar con el bisturí
Sociedad Española de Cirugía de Hombro y Codo
Traumatólogos y residentes de la especialidad aprenden técnicas en restos humanos para adquirir destrezas y saber abordar cada patología a fin de que la cirugía sea un éxito
Un vistazo a la sala impresiona para cualquier no sanitario. Hay muchas mesas y sobre cada una, un brazo, un hombro, un torso... Pero más impacta la concentración, el respeto y el afán de aprender con el que un puñado de traumatólogos y residentes de los últimos años de la especialidad manejan el bisturí. Es un curso práctico con cadáveres organizado por la Sociedad Española de Cirugía de Hombro y Codo (SECHC) como antesala de su XVI congreso, que comienza este miércoles en Málaga.
“Esa es la idea, cometer los errores aquí, no en el quirófano”, explica Carmen Ortega, residente de Traumatología. A su lado está Raquel Samaniego, que ya tiene la especialidad. Intentan encontrar el nervio axilar. “Vamos a buscarlo”, les dice el jefe de Traumatología del Hospital Quirónsalud Málaga, especialista en cirugía de hombro y codo y presidente del comité organizador del congreso, Rafael López Arévalo. Coge el instrumental y bajo un potente foco de luz, les va explicando el camino. Localizar el nervio axilar es clave porque cortarlo por error dejaría a un paciente sin poder levantar el brazo.
Miguel Cuadros, el traumatólogo que enseñó a López Arévalo, confiesa que siente “nostalgia” cuando ve a tantos compañeros jóvenes ávidos de aprender. Luego explica que en sus comienzos, no había cursos como este. “Teníamos que buscarnos la vida por nuestra cuenta en la sala de disección cuando queríamos aprender el abordaje de un nervio”, recuerda.
Por eso los traumatólogos impulsan desde la SECHC este tipo de formación práctica. “Es que es importante aprender sobre estructuras humanas frescas, no sólo sobre los libros”, remarca López Arévalo.
Carmen Ortega ha hecho prácticas con fantomas, que son como maniquíes que simulan el cuerpo humano. Pero sostiene que no es lo mismo, que es mejor con cadáveres. Los fantomas no tienen ni nervios ni vasos sanguíneos, que son estructuras que deben localizarse para no deteriorarlas durante la cirugía. “Porque es importante reparar lo dañado, pero más importante es no hacer daños irreversibles”, explica Pilar Gómez, traumatóloga de Asepeyo en San Cugat (Cataluña).
José Antonio Ortega, jefe de Traumatología del Hospital de Vélez Málaga, es uno de los docentes del curso. Explica que las vías de abordaje para operar deben hacerse lejos de los grandes nervios y vasos sanguíneos justamente para no causar lesiones con la cirugía. “Con estos cursos, los profesionales ganan confianza porque en el quirófano no te debes equivocar”, apunta. Aclara que en un caso real, la cirugía es incluso más difícil porque un humano vivo sangra; algo que no ocurre con un cadáver.
López Arévalo añade que como en el quirófano el paciente sangra, resulta aún más difícil ver las estructuras. De ahí la importancia de estas prácticas; para que los traumatólogos tengan seguridad desde donde entrar y, sobre todo, desde donde no a la hora de operar. Y sostiene:“Sin docencia no puede haber buenos profesionales. Cuanta más formación reciban, mejor. Eso enriquece su nivel profesional. Y no hay nada más noble que compartir el conocimiento”. Después de 30 años de ejercicio, afirma que “ningún paciente es igual a otro”, que disfruta con su trabajo y, sobre todo, “viendo luego que el paciente mejora con lo que tú has hecho”.
El curso tiene lugar en un aula del Colegio de Médicos. Allí está también el presidente de la SECHC, Miguel Flores. Se escucha una sierra. El traumatólogo aclara que dos participantes del curso están cortando el acromion, que es la parte más alta y externa del omóplato. “Es importante que los adjuntos jóvenes cojan experiencia. Y los que ya tenemos experiencia, años y canas tenemos la obligación de formarlos. El deber de enseñar a los compañeros forma parte del juramento hipocrático”, señala Flores.
Las prácticas con cadáveres están reguladas por la ley. Las piezas humanas se suelen importar de Estados Unidos. Los cirujanos insisten en la importancia de estas prácticas por lo reales que son y coinciden en que mientras más aprendan en estos cursos, menos se equivocarán en el quirófano. Por lo que Cuadros concluye:“Es un aprendizaje en beneficio de los pacientes que van a operar”.
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