La crisis, 'aliada' de las sectas
Los expertos cifran en un centenar los grupos coercitivos que operan en Málaga y en unos 14.000 el número de sus adeptos
"Entre en el grupo la Casa del Yoga [actualmente investigado por la Fiscalía de Granada] en 1980 y salí ocho años más tarde. Aunque pueda parecer anecdótico, cuando pisé la calle no sabía quién era Mecano, ese grupo del que todo el mundo hablaba". El testimonio es de Antolín, uno de los miles de malagueños que viven o han vivido alejados de sus familias y entregados económica y socialmente a grupos coercitivos. Tal y como sostienen el profesor de Psicología Social de la UMA y el responsable del programa de dependencias grupales de Marbella Solidaria, José Miguel Cuevas, y el presidente de la Asociación para la prevención de la manipulación sectaria RedUne, Juancho Domínguez, la angustia y la incertidumbre propias de la inestabilidad económica fomentan la aparición de estos grupos que "se nutren de las miserias de las personas".
Es el caso de Antolín. En un momento de debilidad decidió abandonar a su familia y unirse a la comunidad hinduista de la Dharma Védica de España, catalogada por la RedUNE como una "secta destructiva". "Es muy curioso cómo te manipulan. No tienes autocrítica. No duermes, comes mal, todo el día estás sometido a actividades constantes que son imposibles de cumplir. Acabas convertido un zombi", asegura Antolín, que llegó a casarse con una compañera de la organización. "Cuando empecé a mostrarme un tanto crítico con el maestro, llegué a ser el tercero en el orden de jerarquía, el gurú me ofreció dos mujeres para retenerme. Me casé con una de ellas y posteriormente me divorcié. Hoy, más de veinte años después, ella sigue allí". Salió del presunto grupo coercitivo con un peso de 48 kilos y aún arrastra secuelas físicas y psíquicas. "Me cuesta dormir del tirón. Me han jodido la vida. Salí con deudas pero, afortunadamente, pude enfrentarme a ellos".
Su testimonio es muy similar al de Teresa. Como Antolín, estuvo recluida en el mismo presunto grupo coercitivo. Pasó 14 años de su vida en esa comunidad. "El gurú siempre me estaba pidiendo dinero y arruiné a mi madre. En la casa, sólo me sentaba para comer. Me pasaba todo el día realizando actividades y en el momento en el que me quedé sin dinero me dieron de lado".
Manuel, nombre ficticio, también conoce "a la perfección" cómo funcionan este tipo de grupos. Un familiar suyo lleva siete años en una organización presuntamente coercitiva. "No come pescado ni carne. Únicamente comidas vegetarianas y sólo duerme cuatro horas al día. Al principio todo era gratuito pero poco a poco la iban asfixiando económicamente".
Ricardo, nombre también ficticio, tiene a otro familiar "recluido" en otro grupo coercitivo. "Le exigen que no falte pese a que está pagando. Le dejaron sin un euro y poco a poco le fueron lavando la cabeza y en dos o tres meses ya no podía hablar mal de ellos. No tienen ningún tipo de rutina. Todo es estresante. Te desvelan por la noche, el caso es tenerlos ocupados para que no tengas libertad".
La Fundación Marbella Solidaria comenzó hace cuatro años a tratar este tipo de dependencias. Fue la primera institución que abordó estos tratamientos de forma gratuita para los ciudadanos de Marbella. La fundación ha asistido a personas que cayeron en sectas intentando huir de otro tipo de dependencias como el alcohol o las drogas. A juicio de José Miguel Cuevas, es "más fácil" que el mensaje de este tipo de grupos cale más en momentos de incertidumbre económica como el actual. Para el psicólogo, uno de los expertos a nivel nacional en la materia, contrariamente de lo que se pudiera pensar, las personas que se recluyen en este tipo de grupos no tienen un bajo nivel académico ni pertenecen a capas sociales media-bajas. "Hay un gran número de licenciados y más que de estudios, tenemos que hablar de momentos puntuales de debilidad como el fallecimiento de un familiar o una separación. En lo que sí suelen coincidir es que suelen ser jóvenes y un tanto ingenuos". En cuanto a las características del gurú, el también profesor de la UMA asegura que son narcisistas y antisociales.
Pese a las complejidades que entraña, Cuevas sí cree que es posible abandonar una secta. "Hay un tercio de los afectados que sí salen por sí mismos. Hay otro porcentaje, más reducido, que consigue dejarla con la ayuda de un profesional y hay otro grupo que incluso acaba siendo expulsado porque ya lo le resulta útil a la organización". Según las conclusiones de un estudio que plasmó en el libro Sectas: Cómo funcionan, cómo son sus líderes, efectos destructivos y cómo combatirlas, en Málaga hay alrededor de cien grupos coercitivos que han logrado reclutar a 14.000 malagueños.
Por su parte, fuentes policiales reconocen que es "complicado demostrar un delito cuando algo se hace de forma voluntaria porque es muy difícil delimitar dónde esté el engaño". Es precisamente en la prevención donde hay que hacer más esfuerzos, según el presidente de la REDUne. "En otro países, como Francia, está tipificado como delito la manipulación psicológica. Aquí, en cambio, aún queda mucho camino por recorrer".
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