"Las crisis enseñan que los amigos se cuentan con los dedos de una mano"
Los efectos psicológicos del desempleo son más severos entre los hombres de entre 26 y 35 años, además de en aquellas personas que no cuentan con respaldo familiar
¿Puede la psicología arrojar luz a las personas que más sufren la crisis? El curso La psicología como esperanza, organizado por la UMA en Ronda, busca respuesta a esta pregunta. Ayer, el profesor Natalio Extremera habló en una ponencia de los efectos psicológicos del desempleo y cómo afrontar esta situación con éxito.
-¿Qué consejos da a las personas que han perdido su empleo?
-Uno de los principales consejos es que hay que concienciarse cuanto antes. Hay personas que se quedan en shock durante semanas e incluso meses y cuanto antes pasemos esa fase, mejor. En segundo lugar, muchas personas se dan cuenta de que el trabajo estructuraba su vida, así que tienen que volver a estructurar la vida como si la búsqueda de trabajo fuera un trabajo en sí. También tenemos que fortalecer hábitos saludables. Muchas veces los desempleados comen mal, tienen malos hábitos de sueño porque se acuestan tarde navegando por internet o viendo series, no se relacionan mucho, hacen poca actividad física… Y por otro lado hay que tener en cuenta la empleabilidad. Ahora hay muy pocas ofertas de trabajo, así que hay que convertirse en un valor. Se pueden realizar cursos, desarrollar competencias, actualizar contactos personales, fomentar las redes sociales…
-¿Cómo se puede combatir la frustración que produce no encontrar trabajo?
-Una de las bases principales es el apoyo social. Se ha comprobado que los desempleados que tienen alguien con quien compartir su experiencia y que se sienten queridos y valorados, principalmente por su familia y por su pareja sentimental, se encuentran mucho más estables psicológicamente que aquellos que no tienen no tienen pareja o no están cerca de su familia.
-¿Se puede salir fortalecido de un proceso así?
-Yo creo que sí. Existe un perfil conocido como personalidad resiliente, que gracias a la superación de un problema aprenden nuevas competencias y eso les lleva a ser mejores y más completos. Casi todos ellos cuentan que la experiencia les ha servido para conocerse mejor y darse cuenta de quiénes son sus amigos, porque una crisis es cuando realmente podemos contar con los dedos de una mano a los amigos íntimos.
-¿La crisis ha obligado a los psicólogos a adoptar nuevas estrategias?
-Lo que sí ocurre es que estamos llevando a cabo más servicios de orientación. Hemos notado una mayor demanda en los gabinetes de gente que está en las últimas fases de desempleo, cuando tienen una visión catastrófica porque creen que no van a salir de esa situación.. A veces han caído en el consumo de sustancias y en problemas con la familia y la pareja.
-¿Qué síntomas suelen presentar estas personas?
-Muchas veces están en proceso de separación o divorcio, porque a veces la pareja no entiende la situación o también ocurre como en la jubilación, que antes uno de los dos trabajaba y el otro estaba en casa y ahora pasan a compartir espacios y tiempos comunes. Y al mes están esperando a que el otro empiece a trabajar porque la situación ya no hay quien la aguante. Eso supone abrir un diálogo para empezar a entenderse mejor y afrontar una convivencia distinta. Y junto a eso también se presentan trastornos del estado de ánimo, sobre todo depresión y ansiedad.
-¿Qué personas presentan más factores de riesgo?
-Son hombres de entre 26 y 35 años. Tiene que ver con la asignación de roles, con su misión de llevar un sueldo a casa. Se sienten inservibles. En cambio, las personas de entre 50 y 60 años están más resignadas y cuentan con la satisfacción de haber estado 20 o 30 años en el mercado laboral.
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