"Por culpa de la rivalidad política, se ha hecho un cambalache en la Alcazaba"

El arqueólogo Acién Almansa insta a aprovechar las obras del Metro para dignificar el legado de La Marina

El profesor Acién Almansa, en el balcón de su casa en El Palo, el barrio del que dice no quiere salir porque Málaga se ha vuelto intransitable.
El profesor Acién Almansa, en el balcón de su casa en El Palo, el barrio del que dice no quiere salir porque Málaga se ha vuelto intransitable.

12 de octubre 2008 - 01:00

Manuel Acién Almansa (Almería, 1950) dirigió a finales de los 80 la excavación de la Plaza de La Marina, la actuación más polémica de la historia reciente de esta ciudad, tras la fenomenal bronca que mantuvieron el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura a cuenta de la conservación o no de los restos arqueológicos. Dos décadas después, el profesor Acién, que todavía recuerda los abucheos y hasta las pedradas que les lanzaban los ciudadanos aquellos días alimentado por los fuegos de la guerra institucional, cree que ha llegado el momento de saldar cuentas y, aprovechando las obras del Metro, darle al legado de La Marina el lustre y la dignidad que merecen.

-¿Cómo se actúa ahora sobre el legado arqueológico de la ciudad?

-Después del episodio de la Plaza de la Marina, que supuso un bajón muy importante, el Ayuntamiento retomó el tema y ahora se hace un seguimiento bastante amplio en cuanto a investigación. Otra cosa son los resultados y la conservación que es bastante deficiente.

-Cuando aparece algo que no vale la pena se quita, pero cuando sí es importante se entierra.

-O se destruye. Incluso cuando ha habido un acuerdo, por ejemplo en el torre de la muralla en la calle Carretería, que ha sufrido una restauración bastante penosa, con ese aspecto que casi parece El Corte Inglés. Y otras cosas están paralizando, como las mezquitas funerarias de la calle Agua, que se compraron e incluso se hicieron los proyectos arquitectónico y museográfico, en el que colaboré y, sin embargo, no se llevan a término, pese a que hay un material expositivo magnífico.

-¿Qué nos estamos perdiendo ahí?

-No hay nada igual en ningún sitio en cuanto a restos arqueológicos. La particularidad es que no son cubiertas, tienen un cierre por los lados y el mihrab. Se utilizaban para un determinado tipo de enterramientos, como una especie de panteón. Están prácticamente completas y al lado aparece también otro mausoleo con la primera decoración de sebka de Málaga, que son los rombos que tiene la Giralda. No se entiende que se haya invertido dinero en expropiar, en hacer el proyecto arquitectónico, el museográfico, que tengamos el material y que se quede ahí.

-¿Por qué sucede esto?

-Qué hacer con los restos es una decisión política y aquí cada uno se quita la parte como puede. Ahora son los particulares los que están interesados en conservar los restos, ahí está la librería Proteo y algún caso más en la calle Carretería, mientras que las instituciones lo que hacen es quitarse de en medio.

-¿Quizás si hubiera presión social...?

-No la hay y uno ya por cansancio, después de conseguir muy poco... La prueba más evidente es la Alcazaba. Tras desalojar el Museo Arqueológico, el Ayuntamiento le pidió a la Junta, como gestora del museo, materiales para hacer una exposición, pero empezaron las rivalidades y se denegó casi todo, así que han montado allí un cambalache que parece una feria.

-O sea, que es una estafa.

-Sí, claro y con unas dataciones de las piezas expuestas que parecen sacadas de manuales de los años 40. Hace un tiempo acompañé los asistentes a un congreso a visitar la Alcazaba y los que venían de fuera preguntaban cómo se podía mantener aún esa cronología... Pero el colmo es el tenderete en la zona palaciega y el horno de cerámica falso... Cada uno va por su lado y damos una imagen tremenda.

-Y la conexión Alcazaba-Gibralfaro sigue pendiente.

-No sé cómo está esto ahora... En Gibralfaro después de la última restauración, que estuvo muy bien, no se permite el acceso a lo más interesante, que es la puerta que comunicaba con la Alcazaba y da paso a La Coracha, así que la gente ve aquello como un mirador sobre Málaga.

-¿La Alcazaba sigue sin plan director?

-Ni plan director ni nada, ahí quienes actúan son las escuelas taller, que son una cosa bastante incontrolada y van rehaciendo lo que se les ocurre sin ningún control. Se debía de hacer algo a semejanza de los conjuntos arqueológico monumentales que hay en Andalucía, crear una comisión técnica que haga programaciones anuales, no ya sólo un plan director.

-Dicen que los romanos tardaron menos en construir el teatro que nosotros en restaurarlo.

-Es verdad que llevan tiempo, pero también es cierto que han tenido interrupciones muy gordas con el tema de las procesiones. Hubo que cerrar la excavación para que pasaran por allí y después abrirla, pero yo creo que se está trabajando muy bien, tanto en los resultados como, incluso, en la difusión que se le está dando.

-Lo de abrir y cerrar una excavación no parece muy lógico.

-Pero ya sabes, a ver quién se mete en Málaga con las cofradías.

-Antes excavaban los expertos de las universidades o de los museos, ahora sobre todo empresas privadas. ¿No hay ahora un excesivo sometimiento a los propietarios de las parcelas?

-No. Puede haber casos de connivencia para minimizar los resultados, pero no es lo general, sino al contrario, los arqueólogos insisten a la propiedad en seguir y ampliar los trabajos. Otra cosa es que por la dinámica de estas empresas de arqueología tengan tiempo de sacar todos los resultados, publicarlos y difundirlos. Cuando se hacían las excavaciones desde la Universidad te llevabas los materiales al departamento y tenías más tiempo.

-¿Cómo se podría garantizar que ese trabajo posterior se hiciera con garantías?

-Es difícil. Se podría si desde la Universidad hubiera gente que hiciera tesinas con esos materiales, pero la Universidad tampoco está de acuerdo en participar.

-Este ya es otro problema.

-Eso es. Han metido una visión economicista en la Universidad y no hay manera de conseguir profesores colaboradores o sustitutos de modo que podamos ofrecer esos materiales a la gente joven para que hagan sus tesis y tesinas.

-¡Pero todo el mundo dice que ahora hay dinero para investigar!

-Sí, para un proyecto concreto, pero es un marco muy estrecho, con unos objetivos de los que no te puedes salir. Por ejemplo, ahora tenemos un proyecto multidiciplinar en Medina Azahara y si, por ejemplo, aparece algo de época almohade no puedes contar con un becario o un colaborador para que lo estudie porque se sale del proyecto.

-Ahora mismo hay un montón de actuaciones en la ciudad como el Puerto o el Metro. ¿Cómo ve la evolución de Málaga?

-Cada vez me parece una ciudad más inhabitable e intransitable... Si tengo ganas de jubilarme no es por quitarme de la Universidad ni de la docencia, sino por el problema de los accesos... Cada vez es más difícil moverse y cada vez estoy más refugiado aquí, en el barrio, porque es un problemazo ir a cualquier sitio.

-¿Qué puntos delicados pueden encontrar las obras del Metro entre el Guadalmedina y La Malagueta?

-No debe haber muchos problemas respecto a lo arqueológico porque La Marina era un saliente que había desde antiguo, herencia del puerto romano y la Alameda, que se ganó al mar, es más moderna. Sí puede haber en lo botánico en el Parque, pero si las cosas se hacen bien no tienen por qué dañar los árboles.

-¿Qué siente cuando ve La Marina?

-¡Uf!, es una reducción al absurdo. Los restos se han ocultado para que no se vea lo que se defendió en su momento, para que nadie pueda entender qué fue aquello y eso no es una casualidad. Sólo se ve una parte mínima sucia, cochambrosa y claro la gente piensa que es una idiotez que se le ocurrió a unos locos. Han separado el puerto del Castil de los Genoveses y no sé qué pinta ahí el Museo de la Música que podría estar en otro sitio y en su lugar instalar el centro de interpretación porque hay datos más que de sobra de lo que fue la evolución de Málaga.

-¿Cuál es el valor de La Marina?

-Fue la zona del primer puerto de Málaga, el romano, que después se abandonó y se creó un espolón natural en lo que habían sido los espigones portuarios. En la época califal empezaron a aparecer almacenes portuarios indicativos de actividad comercial, frente al abandono de los siglos anteriores en los que se eliminó el puerto romano. Otro hecho fundamental es el Castil de los Genoveses. Los mercaderes genoveses se establecieron a las afueras de la muralla de la ciudad. Lo poco que se conserva, porque estaba íntegro, es la fortificación del castillo, algo que no existe en otros sitios, salvo en Dubrovnik, en la actual Croacia, en el Mediterráneo.

-¿Qué queda?

-Una parte mínima del lienzo de la muralla del Castil de los Genoveses, del siglo XIV, y en el lado de levante el dique del puerto, construido con sillares, que se le adosó en el siglo XVII. Es lo único que ha quedado y no se ve... Quizás soy demasiado optimista, pero creo que se podría aprovechar el proyecto del Metro para reconvertir esto y darle la función que debía: tener un centro de interpretación y que la gente vea qué había allí, porque si no se explica, y no se ha hecho, lo reduces al absurdo: lo ves de espaldas, lleno de hollín...

-¿Qué se podría hacer?

-Utilizar el espacio para hacerse una idea de lo que fue la evolución del Puerto de Málaga, cómo se formó toda la Alameda... todo esto se cartografió entre los siglos XVI y XVIII. Incluso en el XVII se construyó el torreón del obispo, que era una defensa baja para poder poner la artillería, frente a las torres altas medievales. Toda esa planimetría existe, está recopilada.

-¿Tenemos mimbres para aspirar a la Capitalidad?

-Yo veo una inferioridad manifiesta respecto a otras ciudades. El ejemplo de la Alcazaba es palmario. Córdoba, por ejemplo, tiene más que presentar, aquí sólo Picasso.

-Falta un año para la gran reforma de la Universidad. ¿Cómo ve el panorama?

-Soy pesimista. Supone una reducción de contenidos impresionante. En el caso de Historia, pasan a la mitad. Una vez más es consecuencia del criterio economicista de la Universidad, porque se piensa que luego vendrán los máster y el postrado, así que se sustituye la licenciatura por una cosa costosísima que harán muy pocos y todo con el mismo profesorado, aunque se dice que se va a prestar una atención mucho más personalizada.

-¿Será posible ese seguimiento personalizado?

-Pues no, claro que no si no se incrementa el número de profesores. Por ejemplo, en mi área, Historia Medieval, un profesor ha sido elegido decano y ha pedido, como es lógico, rebaja docente. Hemos solicitado un profesor sustituto y no se nos ha concedido y no es porque no haya, que hay doctores muy bien formados.

-¿Cuánto tiempo hace que no entra nadie nuevo en el departamento?

-Veinte años y los profesores que estamos tenemos una media de edad de 60 años.

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