La débil frontera entre la travesura y el delito
La Policía Nacional informa a una treintena de centros sobre el uso seguro de internet y las redes sociales
Resulta una obviedad decir que para los menores su vida virtual es tan o más importante si cabe que la tangible y real. Sin embargo, los padres y profesores de estos niños y adolescentes se encuentran, en muchas ocasiones, sin recursos para protegerlos en el ámbito de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Principalmente, por el desconocimiento. Por ello, la Policía Nacional gracias a su plan director imparte unas 150 charlas anuales en colegios para concienciar a todos sobre los límites que deben imperar, los principales delitos que se comenten y cómo actuar ante ellos. Los directivos de una treintena de colegios miembros de la asociación Escuelas Católicas de Andalucía, han recibido asesoramiento del Cuerpo con el objetivo de tener herramientas para hacer frente a estos problemas, cada vez más frecuentes en los centros escolares.
"Tenemos un gran desconocimiento de este campo, por lo que hay que adoptar medidas de seguridad", explicó Francisco Luis Martínez, presidente en Málaga de Escuelas Católicas de Andalucía, que agradeció a la Policía poner todos los medios "para delimitar lo negativo de las redes y proporcionarnos las advertencias necesarias".
Lidia Avivar, inspectora delegada provincial de Participación Ciudadana del Cuerpo Nacional de Policía y el inspector, jefe de la Unidad de Delitos Tecnológicos, Jesús Walter Ortega fueron los encargados de ofrecer la charla en el que directivos de 32 centros se reunieron el pasado martes en el colegio Sagrado Corazón, Las Esclavas. "Intentamos sensibilizar a los menores sobre el rol que tienen que asumir en las nuevas tecnologías", dijo el inspector Ortega y apuntó que "los alumnos pueden considerar travesuras los que son delitos y son tanto autores como víctimas". Según los expertos, el código penal es el mismo para un adulto que para un menor, otra cosa es que tenga una penalidad distinta.
El que un menor se ve inmiscuido en un problema de esta índole afecta directamente al centro educativo, según apuntó el jefe de la Unidad de Delitos Tecnológicos. "Baja su rendimiento escolar, los padres intervienen y los profesores también pueden ser víctimas de acoso", dijo. Por evitar todo esto, prevenir es tan importante o más como la celeridad en la actuación posterior. Actuar con sentido común es la base sobre la que partir. Luego existen reglas que deberían de tenerse siempre presentes para minimizar riesgos. "Tenemos que tener los equipos actualizados y los antivirus, cambiar las contraseñas periódicamente, comprar aplicaciones en portales seguros, no dejar sistemas de navegación o wifi abiertos constantemente, no aceptar correos de remitentes desconocidos, hacer copias de seguridad permanentemente y no compartir información personal con otros usuarios", aconsejó el inspector Ortega.
Como la Policía advirtió a los profesores, "el derecho al olvido no es fácil, porque es complicado que determinados contenidos desaparezcan de la red". Por ello, tener presente lo que se cuelga es fundamental. También con quién se comparte esa información. "Los chicos tienen entre 300 y 500 amigos en sus redes sociales, personas de las que no conocen ni sus caras, hay que configurar la privacidad, saber y querer hacerlo", añadió.
Entre los delitos más usuales están los robos de identidad, descubrimiento y revelación de secretos, vulneración de la intimidad y emitir calumnias e injurias. El ciberbulling, "es el acoso de siempre pero amplificado, porque llega a mucha más gente". Ante esto, según propuso Jesús Walter Ortega, "lo primero que hay que inculcar es que no se puede responder, sino acudir a padres, profesores o la Policía, y denunciar". También el sexting, difusión de imágenes de contenido erótico o sexual y el grooming, captación de menores con fines sexuales, resultan prácticas peligrosas. "No se deben colgar fotos o vídeos comprometidos, si lo haces, pierdes el control sobre ellos", agregó. No hablar con desconocidos, ni aceptar sus regalos, ni ir con ellos. Si en la vida real se cuidan estas buenas prácticas también hay que hacerlo en internet. La mejor arma, el conocimiento.
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