El decano de los arquitectos dice que deja cimientos "para los buenos tiempos"
Vargas acaba ocho años al frente del Colegio y cree que el periodo más difícil "económicamente hablando" se ha superado
El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, Antonio Vargas, que dejará el cargo próximamente, tras ocho años en la junta de gobierno -dos como vocal con el fallecido Francisco San Martín y seis como su máximo responsable-, hace balance de este tiempo, marcado por la crisis económica. No obstante, se muestra satisfecho de haber conseguido "adaptar" la estructura de la entidad "a unos tiempos muy malos" y "poner los cimientos para los buenos".
Ocho años muy marcados por la crisis y por los consiguientes problemas económicos, lo que les obligó a adaptar la estructura del colegio a las nuevas circunstancias, incluyendo el despido de casi 40 trabajadores, que, aunque "en la mayoría de los casos hubo acuerdos y no se llegó a pleitos", conlleva "la parte muy negativa de haber tenido que prescindir de unas personas; siempre es una situación muy difícil, sobre todo porque no fueron de golpe, sino que ha sido un goteo desde 2007 hasta 2014".
En cualquier caso, señaló, "lo más difícil económicamente hablando se ha superado". Y lejos quedan situaciones como las de 2009, en la que esta entidad llegó a acumular un déficit anual de 1,5 millones de euros; frente a eso, en 2015, "si no hay sobresaltos y mi sucesor continúa en la línea de la corrección, se terminará teniendo una cierta capacidad de ahorro", según Vargas.
Como otros aspectos positivos, ha destacado la defensa del patrimonio, el hecho de que el coste a los colegiados haya disminuido en torno a un 75% en comparación con hace ocho años, dando básicamente los mismos servicios, aunque habiendo, sin embargo, más actividades culturales. Se ha conseguido, además, modernizar el sistema de gestión.
De todos modos, admitió que "quedan cosas por hacer", resaltando la necesidad de que se consigan unos honorarios dignos para estos profesionales y una política de concursos para la elección de proyectos, en los que se valoren la oferta económica y aspectos técnicos de gestión, de plazos y de control, pero sobre todo "la calidad arquitectónica, que es la que hace la ciudad", algo que depende en gran medida de "la sensibilidad de las administraciones".
Respecto a la producción de viviendas en la provincia, según Vargas, "no volverá a ser nunca como en los momentos de la burbuja inmobiliaria".
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