El jurado declara culpable de soborno al guarda que vigilaba el campo en Cártama
Determina que en seis ocasiones pidió dinero para permitir edificaciones ilegales
El guarda rural Miguel Ángel Gallego que entre 2004 y 2005 vigilaba la edificación en suelo rústico en Cártama fue ayer declarado culpable de haber pedido o recibido en seis ocasiones dinero de infractores de las normas urbanísticas a los que prometía distraer las sanciones. El jurado que desde el pasado lunes ha juzgado a este hombre por presunto cohecho emitió ayer un veredicto unánime de culpabilidad. El tribunal popular subrayó para argumentar esta decisión que todos los testigos coincidieron en señalar "de forma clara y precisa" el sistema que desplegaba Miguel Ángel Gallego para pedir el dinero a aquellos particulares que se habían levantado viviendas en suelo no urbanizable.
La Fiscalía había pedido para el acusado cinco años de cárcel por un delito continuado de cohecho, porque supuestamente había requerido pagos ilegales al menos en 11 ocasiones. No obstante, el jurado ha determinado que esos sobornos sólo los pidió seis veces. En este sentido, no ha considerado probado que exigiera comisiones en cinco veces porque los afectados no lo denunciaron.
Miguel Ángel Gallego compartía banquillo con Julio Sánchez, otro vecino de Cártama que, según el criterio expresado por el jurado en consonancia con el escrito de calificación de la Fiscalía, había pagado 9.000 euros porque así le evitaría tener que pagar una sanción mucho mayor. Por tanto, el tribunal popular también ha declarado culpable a este segundo acusado de un delito de cohecho, a pesar de que su testimonio ha sido esencial para mantener los cargos contra Miguel Ángel Gallego. Aunque el jurado se ha mostrado favorable a la suspensión de la condena o, incluso, a su indulto parcial, también ha precisado en su veredicto que Julio Sánchez era consciente de la ilegalidad en la que incurría, una circunstancia que a su entender puso de manifiesto que pagara el dinero en un "lugar apartado y sin testigos".
Finalmente, el jurado ha exculpado a un ciudadano inglés residente en el municipio y acusado de complicidad al entender que no tuvo nada que ver con los hechos porque sólo se limitó a ejercer como traductor entre el guarda rural y algunos vecinos extranjeros. El jurado ha tenido en cuenta para llegar a esta conclusión tanto las declaraciones de los testigos como la realizada por el principal acusado, que también lo exoneró de cualquier responsabilidad. Ante estas circunstancias, la magistrada presidenta del tribunal popular dictó al término de la vista oral la absolución de este tercer acusado.
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