Málaga

Un joven en silla de ruedas denuncia que le prohibieron participar en la Batalla de las Flores del Carnaval de Málaga

  • La Fundación alega que lo hizo por motivos de seguridad y que le ofreció una alternativa para que pudiera disfrutar de la fiesta

Daniel Quiles, en el Carnaval de este año.

Daniel Quiles, en el Carnaval de este año. / M. H.

Hace cinco días que el Carnaval de Málaga vivía sus últimos coletazos con la celebración de La Batalla de las Flores, el pasacalles en el que los miembros de las diferentes agrupaciones carnavaleras y de los grupos de animación lanzan cientos de papelillos y de flores despetaladas desde el comienzo de calle Larios hasta la plaza de la Constitución.

Una actividad alegre que se nubló para el integrante de la murga Médico de Familia Daniel Quiles. Pese a que sufrió un accidente de tráfico que le ha dejado durante una temporada en silla de ruedas, ha podido participar en el COAC y vivir la fiesta popular con normalidad hasta el pasado 3 de marzo.

Cuenta que, cuando comenzó la Batalla de las Flores, un jefe de seguridad le explicó, “de muy malas maneras”, que tenía que abandonar el pasacalles por orden de la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga –organizadora de la fiesta en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga–.

“Gracias por hacer llorar a mi familia al completo al enterarse de que no me habéis dejado participar en la Batalla de las Flores por ir en silla de ruedas. Mis sobrinos disfrazados esperándome. Sois basura”, reprochaba Quiles a la Fundación Ciudadana del Carnaval de Málaga a través de su cuenta de Twitter.

La patronal respondió y también lo hizo públicamente: “Nada más lejos de nuestra intención es crearle esos sentimientos, lamentamos lo ocurrido. Como saben, ningún año se autoriza entrar en la Batalla de las Flores a nadie en silla de ruedas o con movilidad reducida por su propia seguridad y en prevención de cualquier eventualidad que pudiera darse”.

Además, la responsable de relaciones institucionales de la fundación, Belén Caballero, desmiente a este periódico que el personal empleara unos malos modales para comunicarle que no podía participar e insiste en que con esta norma buscan “velar por la seguridad de los participantes”. “¿Qué pasaría si una valla se viene abajo o hay una avalancha?”, cuestiona Caballero. Asimismo, apunta que no se le echó, sino que se le ofreció otra alternativa: “Se le comunicó que podía estar en el escenario disfrutando de la fiesta. Así lo hizo el miembro de un grupo de animación que estaba en silla de ruedas”, señala.

Daniel Quiles manifiesta que no entiende esta explicación, ya que –asegura– había carros de bebés, al tiempo que indica que “esto no hubiera supuesto ningún riesgo para mí. Es como si una tarde cualquiera subo y bajo calle Larios”, manifiesta.

El joven cuenta que está dispuesto a llegar hasta el final de la cuestión. Ya ha mantenido una conversación con el área de Accesibilidad del Ayuntamiento, quien le ha trasladado su desconocimiento sobre la norma, por lo que le van a trasladar un informe a la concejalía de Fiestas –organismo encargado de la organización de la fiesta–.

Caballero asegura que esta cuestión se ha tratado en las reuniones previas a la celebración de Carnaval que ha mantenido la Fundación con las agrupaciones carnavaleras y los grupos de animación, aunque esquiva cuando se le pregunta si eta prohibición aparece por escrito en el plan de accesibilidad.

Daniel Quiles y la Fundación no han mantenido una conversación en privado. El joven recrimina que no se hayan puesto en contacto para pedirle disculpas; mientras que la patronal opina que es el carnavalero quien debería haberse dirigido a ellos e insiste en que están abiertos al diálogo.

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