"El deporte profesional no es sano porque se le exige mucho al cuerpo"
El traumatólogo aboga por que el puerto se abra de una vez por todas a los malagueños · Apasionado de la navegación y la pesca, lamenta que el litoral esté esquilmado y haya que irse mar adentro para coger un bonito
Juan José Nogales Zafra es de esas personas que madrugan para hacer ejercicio. Se levanta a las 5:30 y corre unos 12 kilómetros diarios. Para él es un placer ver amanecer corriendo junto al mar. Así, asegura, llega despejado y con fuerza a su trabajo como traumatólogo en el Complejo Hospitalario Integral Privado.
-¿Cuando los jugadores están en la cancha los ve como algo que se pueden romper?
-A veces sí. Sobre todo cuando ves mucho contacto en el partido. Pero yo también he sido jugador de baloncesto y lo ves desde otro prisma al de quien no ha estado nunca metido en ese mundillo. Yo llevo desde los ocho años ligado al baloncesto.
-¿Por qué el baloncesto?
-Es el deporte que más quiero. Aunque dentro de mi consulta veo deportistas de toda clase.
-¿Le damos poca caña al cuerpo?
-Ahora hay más gente que hace deporte. Si te vas por la tarde al paseo marítimo ves la cantidad de gente que corre. El interés por el deporte está más arraigado ahora.
-¿Y el deporte profesional supone exigir demasiado al cuerpo?
-El deporte profesional no es sano porque se le exige mucho al cuerpo. Hay muchas lesiones a lo largo de la vida deportiva. En el caso del baloncesto, por ser un deporte de impacto, sufren mucho las articulaciones, tanto rodillas, como tobillos y columna. Muchísimas lesiones que después en un futuro se pagan. En el futbolista, lo mismo. El deporte profesionalizado no está ligado al bienestar del cuerpo. Se sienten bien porque son jóvenes, pero no es sano.
-¿Lo adecuado es el deporte en su justa medida?
-Los excesos se pagan tarde o temprano y son acumulativos. Aunque no los pagues ahora, al final salen las lesiones. Las lesiones quedan en el disco duro.
-Tiene un pie y una rodilla de utilería. ¿A los médicos le falta didáctica?
-Yo veo a pacientes que están diagnosticados y no saben lo que tienen ni qué hay que hacerle. Dedicamos a veces poco tiempo a explicarles a los pacientes, que no tienen por qué conocer nada de su anatomía, qué es lo que le pasa. Y es importante dedicarle tiempo. El paciente quiere que le escuchemos. Actualmente el paciente es más exigente que antes. Ahora, con internet, los pacientes vienen con la lección sabida de lo que dice internet o de lo que dice el amigo que tiene, que nunca coincide con lo que tiene él y a veces es difícil que el paciente asimile qué es lo que tiene.
-¿Internet es bueno o malo?
-Siempre es bueno, pero bajo el asesoramiento de un médico. Es bueno que el paciente tenga información, pero tener mucha información y que no se le explique es malo porque la gente se confunde.
-¿El conocimiento ayuda a afrontar el proceso al paciente?
-Sí, porque sabe qué tiene, qué se le va a hacer, qué expectativas de recuperación tiene y cuánto tardará en recuperarse. El ser didáctico es mejor para su recuperación porque sabe los plazos de evolución y no se siente agobiado. Por ejemplo, cuando un jugador se rompe un ligamento cruzado sabe que hasta los seis meses no va a jugar, él ya tiene asimilado que son seis meses y se le quita esa angustia.
-Sorprende la rapidez con la que se recuperan los jugadores profesionales. ¿A qué se debe?
-Por un lado, es que esos especialistas que los atienden están acostumbrados a tratar lesiones deportivas. Segundo, la dedicación al paciente. A un jugador que necesita una intervención, el postoperatorio y la rehabilitación van a ser prácticamente 24 horas. Al paciente de la Seguridad Social no se le atiende de la misma forma. No tiene esa continuidad en el tratamiento rehabilitador. Un jugador nuestro puede estar cuatro horas por la mañana y otras cuatro por la tarde haciendo recuperación. Y cuando acaba con el fisioterapeuta pasa al preparador físico; es una cadena en la que no hay tiempos muertos. Por eso la recuperación es más fácil. Aparte porque un jugador de elite está preparado físicamente mejor. Pero la clave está en la dedicación.
-¿Y qué le parece la rehabilitación en la Seguridad Social?
-Todo el proceso en la Seguridad Social es lento porque hay muchísima lista de espera para todo. Y un esguince de tobillo es una patología banal habiendo cánceres. El paciente se juega la vida si tiene un cáncer y es menos preocupante para la sanidad el esguince de tobillo. El problema son las listas de espera, que están desbordadas. Pero no es porque la sanidad pública lo haga mal, la de aquí es la mejor del mundo, es que no tiene los medios necesarios. Pero los pacientes tienen que estar tranquilos porque están atendidos por los mejores profesionales.
-¿Esta sanidad pública va a ser sostenible así como es?
-Es complicado. Ya se está barajando el copago. Ahora el Partido Socialista no lo va a poner en marcha después de los recortes presupuestarios. Pero el copago, tarde o temprano, se va a implantar.
-¿La gente le pide demasiado a la Medicina?
-Sí, le pide muchísimo. Le pide no tener secuelas, cuando a lo mejor las lesiones son tan severas que secuelas tiene que haber. Son muy exigentes. Hay pacientes con un deterioro articular muy importante que se creen que por operarlos se van a quedar bien. Y tienen que tener conciencia de la limitación que tienen no por la cirugía que se les hace, sino por la propia lesión que sufren. La recuperación completa es casi imposible. Por eso hay que explicarle muy bien al paciente cuáles van a ser sus límites. A veces es mejor no operar.
-¿La gente dilapida la salud?
-La gente hace muchos excesos. Ahora veo un consumo abusivo de alcohol en la juventud y de tabaco. Cuando tienen 20 años se creen que eso no les va a pasar factura, pero eso al final pasa factura. Y no estoy hablando del mundo de la droga, que es aparte. Simplemente, la facilidad que tienen los jóvenes para tomar alcohol. Está muy arraigado que la gente tome copas y es uno de los grandes males para la salud.
-Los huesos parecen materia inerte, pero están vivos...
-Si estuvieran muertos no habría consolidación de fracturas... Son una estructura viva. La gente los ve como el armazón que sujeta el organismo, pero es uno de los grandes retos nuestros. ¿Por qué unas fracturas consolidan y otras no?
-Veo que le apasiona su especialidad.
-Ah, siempre he querido ser traumatólogo. No he querido ser otra cosa dentro de la Medicina.
-Y usted que lleva desde los 8 años en baloncesto, ¿ha tenido muchas lesiones?
-En mi época de jugador de baloncesto no. Las he tenido después. Ahora corro, hago maratones, medias maratones. Estoy operado de las dos rodillas.
-¿Se dejó operar por un buen traumatólogo?
-Sí, por supuesto [Se ríe].
-Trabajó en la sanidad pública, trabaja en la privada. ¿Son competencia o complemento?
-Son complemento. No tiene por qué ser enemiga una de la otra. Sobre todo con la falta de camas que hay ahora mismo en la provincia [en la sanidad pública] ambas tienen que ir ligadas. Ni todo lo que hay en la pública es malo, ni todo lo que hay en la privada es bueno. Yo creo que se hace muy buena sanidad en los dos lados y tienen que ser un complemento en definitiva para atender al paciente que es lo que queremos todos y que sea lo más rentable para todos. La salud no entiende de nada más.
-¿Nota la crisis en las consultas?
-Sí se nota. Quizás las aseguradoras tienen menos asegurados porque ahora el paciente que está en paro si no puede permitirse el lujo de pagar una compañía privada, se da de baja y sigue con su Seguridad Social porque tiene que pensar el comer día a día. La crisis se nota no sólo en la Medicina.
-¿Qué ofrece la privada?
-Una atención personalizada. El paciente sabe quién eres tú, viene a buscarte a ti; cosa que en la sanidad pública muchas veces no ocurre, está un poco desmembrada y no sabe el paciente ni quién lo ha tratado ni quién lo va a ver la segunda vez, ni quien lo va a operar. Aquí hay una atención personalizada. Y sobre todo, hay un tiempo de respuesta muy rápido.
-¿En qué es puntero el CHIP?
-En mi área, en la cirugía artroscópica; de rodillas, caderas, hombros, codos, tobillos...
-¿Viaja con el Unicaja a los partidos?
-No, no viajo con ellos. Estoy en los partidos de casa y en algunas confrontaciones de más tiempo, como la Copa del Rey. Pero normalmente va un médico de Medicina deportiva que tenemos dentro del equipo que es el que está a tiempo completo. Somos un equipo multidisciplinar y estamos íntimamente ligados entre el fisio, el médico, el preparador físico y nosotros. Tiene que ser un equipo con el mismo criterio para tratarlos.
-¿Es bonito ese trabajo?
-Muy bonito, el mundo del deporte es apasionante. Primero porque hay algo fundamental en el deportista y es que se quiere recuperar y además cuanto antes. Así que va a poner todo de su parte. Hay otros pacientes que no tienen tanto interés en recuperarse cuanto antes. En Medicina deportiva tratas con jugadores sanos, con gente sana, que no tiene patologías previas. Y eso también ayuda mucho porque no es lo mismo operar a un paciente a los 18 años, que a un abuelo que se ha roto la cadera y tiene diabetes, hipertensión...
-¿Hay gente que no se quiere recuperar pronto?
-En el mundo laboral, el paciente muchas veces no se quiere recuperar tan rápido. Quiere dilatar más la recuperación para estar de baja.
-¿Cómo ve las imputaciones a distintos alcaldes por corrupción urbanística?
-Se ha perdido un poco la conciencia social. Es la cultura del pelotazo, que cuanto más rápido se gane dinero, mejor. La corrupción del ladrillo y el boom inmobiliario han dado lugar a esas situaciones. Es una vergüenza que haya políticos tan corruptos. La gente está muy desengañada de los políticos. No sólo del partido en el poder, sino también de la oposición. La gente no cree en los políticos. Está muy harta de políticos al ver esas situaciones de corrupción.
-¿Usted vota?
-Yo he votado siempre. Hay que votar, sino no tienes derecho a quejarte. Yo creo más en personas que en partidos.
-¿Se acabará el plan del puerto?
-Ojalá lo veamos, tanto el plan del puerto, como los Baños del Carmen. Ojalá veamos el litoral nuestro cambiado. Hay muchísimas ciudades, como Mallorca, que viven de cara al mar. Nosotros, siendo una ciudad costera, no vivimos de cara al mar. Tenemos un paseo marítimo, un puerto que no lo disfrutan los malagueños. El puerto hay que abrirlo a los malagueños. Esperemos que cuando se abra, cambie un poco la ciudad.
-¿Y el megahospital lo veremos?
-Pienso que no. Ni creo que ahora sea muy rentable. Lo veo complicado que se pueda hacer. Lo que hay que hacer ahora mismo es aprovechar las camas que hay en la sanidad privada. Hacer útiles esas camas con conciertos. El megahospital no creo que se haga en muchísimos años. Hay que tirar de camas privadas mediante concierto para quitar las listas de espera. ¿Para qué vamos a hacer más hospitales si hay camas? Vamos a rentabilizar lo que tenemos. Al paciente le da igual [que sean privadas o públicas], incluso a veces prefieren venir aquí por la rapidez con que se tratan. Hay que optimizar los recursos que tenemos y si tenemos camas, aunque sean en hospitales privados, hay que concertarlas y aprovecharnos de ellas.
-Hay obras que se eternizan. ¿Es falta de presupuesto o de voluntad política?
-Creo que es falta de voluntad política. Por ejemplo, si ahí están metidos el puerto, el Ayuntamiento y varias administraciones, hasta que se pongan de acuerdo es complicado. Creo que es más falta de acuerdo político que de presupuesto. Ahora en los tiempos de recorte, quizás también de presupuesto, pero esto lleva muchísimos años y ha sido una falta de entendimiento entre administraciones.
-¿Qué no le gusta de Málaga?
-Hay cosas que no me gustan. Aunque ya es una ciudad más limpia, ha sido una ciudad con más suciedad de la que se debiera. Le pido mayor profesionalidad a la gente en su trabajo. Es muy corriente llamar alguien y que diga voy mañana y no aparezca hasta la semana siguiente. Le pido más seriedad. Pero es una ciudad preciosa. Yo estoy encantado con Málaga por el clima, porque el malagueño es una persona muy abierta. Y por supuesto, me gustaría que se acaben las obras porque por una cosa o por otra, Málaga siempre está levantada por algún lado. Y como es una ciudad muy longitudinal es difícil acceder a muchos sitios. A ver si ya se acaban las macroobras.
-¿Y lo que más le gusta?
-La playa, el mar. Yo navego, me gusta pescar. Pero toda la costa está un poco esquilmada y queda poca pesca aquí, ahora para pescar un bonito hay ir hacia adentro.
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