La "desesperación" del sector baja al máximo el coste del Metro al Centro

Desesperación. Esta es la palabra empleada por varios expertos consultados por este periódico para explicar las razones por las que las constructoras que optan a llevar el Metro hasta la Alameda Principal garantizan la ejecución de los 295 metros de túnel entre el río Guadalmedina y la estación Atarazanas, la superestructura y la urbanización, por una media de 17,4 millones de euros menos que lo marcado por la Junta de Andalucía como precio de licitación.

El denominador común de las diez proposiciones que se mantienen vivas en este concurso, tras la apertura del sobre económico, es la elevada baja que incluyen respecto al valor resultante del proyecto constructivo. Frente a los 44,6 millones marcados como precio de salida, las firmas, entre las que se encuentran los grandes grupos del sector (Dragados, Sacyr, FCC, ACS...) llegan a plantear una rebajas de hasta el 45%, con una media del 38%.

La tendencia causa sorpresa incluso en la propia patronal. Violeta Aragón, responsable de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga, admite que se trata de "bajas difíciles", que ponen de relieve "el riesgo que asumen las empresas" con tal de hacerse con un contrato de estas características. "Estamos en un momento especial, en el que el que las firmas necesitan tener obra, mantener las plantillas", explica. Y ello, incluso a costa de asumir que no van a ganar dinero con un contrato como éste.

Varios expertos en la materia consultados por este periódico admitieron que las bajas superan los márgenes que se da en el sector de obra pública en este momento. Siendo generalizada la existencia de reducciones en los presupuestos, las mismas no alcanzan el nivel de lo observado en la capital. "Son habas contadas las que hay", apuntaba uno de ellos para destacar la escasez de intervenciones por las que apostar.

Y a menor número de obras, mayor riesgo asumen de las firmas para hacerse con el contrato. "Hay desesperación en muchas empresas y eso se prima en las ofertas económicas", exponía otra fuente, mientras un tercer testimonio señalaba: "Van a saco". Una cuarta voz relacionada con el sector incidió en esta línea argumental. "El sector está así en este momento; no se trata de que todas las empresas se hayan puesto de acuerdo para establecer bajas de este tipo, sino que ven que el aire sopla por ahí". Este mismo experto auguró que la obra no acabará costando lo que marcan las propuestas.

La indicación apunta de manera directa a la posibilidad de que en el discurrir de los trabajos se planteen modificados presupuestarios mediante los que ampliar la inversión. Para la representante de la Asociación de Constructores, esta herramienta, ampliamente extendida en los tiempos de bonanza económica, tiene a día de hoy un límite más severo. En concreto, habló del "endurecimiento" que se introdujo en la ley de contratos. "La ley marca que en la liquidación de una obra como máximo puedes aumentar el valor en un 10%", comentó. Todo lo que esté por encima tiene que ser objeto de una nueva licitación.

¿Es factible pensar en que la obra del Metro en la Alameda sufra modificados? Lo es, a juicio una fuente próxima a la intervención, siempre que surjan "imprevistos", caso de la aparición de restos arqueológicos. Aunque no hay garantías de que ese encuentro tenga lugar, los estudios incluidos en el proyecto ya advierten de la proximidad de restos como los del Castillo de los Genoveses.

Ejemplo de estos imprevistos es lo ocurrido en Callejones del Perchel, donde la Administración regional tramita en este momento una ampliación del coste de la obra por valor de 17 millones de euros tras la aparición de restos arqueológicos. No obstante, esa variación deberá ser objeto del informe del Consejo Consultivo, que sin ser vinculante, sí deja marca en el procedimiento. La cuantía, además, es sensiblemente inferior a los 32 millones que propuso la adjudicataria, Grupo Ortiz.