Estafa

Cien investigados de una banda que provocaba accidentes y simulaba lesiones

  • Los cabecillas eran una pareja y su cuñado que ofrecían dinero para que fingieran el siniestro

Estado en el que quedó uno de los vehículos

Estado en el que quedó uno de los vehículos / Policía Local

Noviembre de 2017. Plaza de Manuel Azaña. Un accidente de tráfico entre un turismo de alquiler y un taxi –con nueve personas a bordo, incluidas el conductor– por un alcance que apenas revestía importancia se salda con numerosos heridos. La Policía Local destaca la “espectacularidad” de las lesiones, que según se desprendió posteriormente de las indagaciones, resultaron fingidas. Así dio comienzo una investigación que ha culminado con la desarticulación de una banda que utilizaba vehículos de alquiler para provocar, presuntamente, accidentes contra transportes públicos y taxis. Hay 82 detenidos y, en total, un centenar de implicados, que llegaron a estafar 260.000 euros a compañías de seguro con el cobro de indemnizaciones.

Las pesquisas apuntan a que los cabecillas –una mujer, su marido y un hermano de ella– captaban a personas para que se prestaran a simular siniestros. El último se registró el pasado enero contra un autobús de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), informó Sur. A cambio, los supuestos afectados recibían un dinero por parte de los líderes, que contaban con la garantía de cobrar una indemnización, de unos 900 euros.

Los agentes analizaron 21 accidentes y concluyeron que una decena de ellos se produjeron de manera “fraudulenta” durante 2017. Ninguna de las lesiones se correspondía con la gravedad de los accidentes. Uno de los arrestados se había visto implicado en la mayoría de los siniestros. También su madre, una hermana y varios amigos. Los efectivos se encontraban ante una presunta estafa, de la que dieron cuenta a la Policía Nacional, que entonces se hizo cargo de la operación, a la que llamaron Mirlo. Todos los integrantes del grupo mantenían algún tipo de vínculo, según explicó ayer el jefe del Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados (GIAA), Pedro Bandera.

La organización, pese a la meticulosidad con la que actuaban sus miembros, terminó patinando. Lo primero que hacían era ir al hospital para tener un parte de lesiones. "Nos llamó la atención que el conductor contra el que colisionó era el mismo que después recogía al resto. Ya se conocían”, explicó Salvador Escaño, uno de los policías locales que ha participado en la investigación, que advierte: “Quien tenga en mente una estafa de este tipo, que se lo piense dos veces”.

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