Una unidad de diálisis infantil evita tres traslados semanales a Sevilla
Las instalaciones, que se abrieron en junio, han duplicado los puestos y ahora asisten a cuatro niños
Los niños que deban someterse a diálisis ya no tendrán que viajar tres veces por semana a Sevilla junto a sus familias para que una máquina haga el trabajo que no realizan sus riñones. Desde junio pasado, el Hospital Materno dispone de instalaciones para hemodiálisis infantil, un tratamiento que hasta entonces sólo existía para toda Andalucía en el Virgen del Rocío. Pero ayer incluso el centro sanitario malagueño dio un paso más. Frente a los dos niños que podían tratarse inicialmente, cuando se abrió la hemodiálisis infantil en el Materno el pasado verano, ahora se ha duplicado esa capacidad tras la ampliación de las instalaciones. En la actualidad son cuatro los menores que reciben asistencia. La mejora ha sido posible tras una inversión de 52.442 euros -39.558 en obras y 12.884 en equipamiento- y el traslado a un nuevo espacio.
El director de la Unidad de Gestión Clínica de Pediatría, Antonio Urda, explicó que en Málaga hay unos 600 nuevos casos de patología renal infantil al año y que en seguimiento el Materno tiene a unos 2.600 niños. Los pequeños están en hemodiálisis mientras esperan un trasplante de riñón. El pediatra Alberto Bueno indicó que esas intervenciones suelen demorarse solo entre tres y seis meses en el caso de los niños porque tienen prioridad en los trasplantes. En la actualidad, hay en diálisis tres niñas y un niño de 6 y 10 años. Hasta ahora, la mayoría de los órganos para estos pacientes procedían de donante cadáver, pero ya se está potenciando la donación de vivo. De hecho, una de las niñas está a la espera del trasplante de un riñón de su madre para el próximo mes de enero.
La hemodiálisis infantil supone un trabajo en equipo de las unidades de Pediatría y Nefrología. Además, la implicación de la Enfermería es fundamental ya que los niños deben pasar más de cuatro horas lunes, miércoles y viernes enganchados a la máquina. Para ello, el personal, con el apoyo de voluntarios, organiza juegos, proyecta películas e incluso les ayuda a hacer los deberes. Los padres pueden acompañar a los pequeños durante el tiempo que se están dializando.
Tras el diagnóstico, el caso se remite también a la Unidad de Salud Mental Infantil y los trabajadores sociales para que las familias tengan apoyo psicológico y soporte social si lo necesitan. Por ejemplo, una de las niñas cuya madre trabaja en el horario en que la pequeña está en hemodiálisis es recogida por una ambulancia en la que un voluntario se encarga de acompañarla para que no esté sola. La insuficiencia renal crónica puede presentarse al nacer por enfermedades hereditarias o alteraciones congénitas o a edades posteriores por glomerulopatías. La hemodiálisis sirve para filtrar las impurezas de la sangre y eliminar las toxinas. La máquina hace la función de que riñones, al estar enfermos, no pueden realizar.
El subdirector médico del complejo hospitalario Carlos Haya, Francisco Pozo, admitió que tras el diagnóstico las familias lo pasan mal, pero aclaró que luego se adaptan, un cambio al que contribuyen "el fantástico trabajo" de la enfermería y de los voluntarios.
También te puede interesar
Lo último