LOREN. ARTISTA

"El dibujo en tinta china va a ser fundamental en esta edición de la Picassiana"

  • Fue novillero en su juventud hasta que cambió la muleta por el pincel

  • Precursor de la "toreografía"

Loren citando con las muletas usadas para crear la Picassiana de este año.

Loren citando con las muletas usadas para crear la Picassiana de este año. / MARÍA ARMADA

Nunca pensó Picasso cuando partió a Francia, con la montera debajo del brazo, que un parisino con orígenes novilleriles sería el encargado de traer de vuelta a Málaga la corrida más importante que se celebra con su homenaje. -La etapa rosa y blanca de Picasso, el minotauro y la mujer han sido protagonistas de la decoración de la plaza en las anteriores ediciones. ¿Qué veremos este año?

-Este año vamos a ver una imagen que me marcó desde chico, En mi casa de París había un libro, que mucha gente conoce, que se llama Toros y torero, de dibujos de tinta china de Picasso dedicado a Luis Miguel Dominguín. La portada es un picador con tres manchas de colores primarios y una línea verde, precisamente de ahí tomo la línea general de este año. El dibujo chino mío va a ser fundamental, inspirado en el maestro Picasso, al que lógicamente no se puede plagiar. Esos dibujos los intercalaré con toreografías en esos colores de aquel libro..

-¿Cómo se desarrolla el proceso creativo desde los inicios hasta que queda plasmado en las tablas de la plaza?

-Con muchas horas sin dormir (ríe), muchas horas en blanco por las noches y allí realmente es donde empiezo a enfocar el que acabará siendo el proyecto. Este año quería que se me viera como dibujante porque alguna persona podía pensar que en el arte contemporáneo se llega a exponer sin saber dibujar y no. Es todo lo contrario. Lo mismo le pasó al maestro Picasso, el empezó dibujando clásico porque sabía pintar mejor que nadie. Esto es fundamental para poder permitirte el lujo de saber hacer cualquier cosa: collage, toreografía y también las proyecciones de tinta.

-Las toreografías son las firmas de los toreros...

Sí, aunque uno no puede definir de quién es. Ves una de José Tomás, del maestro Manolo Vázquez y otra de Padilla y no sabes de quién es.

-¿Encuentra similitudes entre la responsabilidad de la obra pictórica de la plaza y la del triunfo cuando se vestía de luces?

-Sí, aunque es cierto que duermo mucho mejor ahora (se ríe) que cuando quería ser torero. Yo digo muchas veces que tenía miedo para ser figura del toreo pero también me ponía en el siento. Ahora, un toreo con miedo va a tener siempre mil veces más valor que un hombre de a pie. Son miedos que no tienen nada que ver.

- ¿Cree que estas corridas temáticas acercan más la tauromaquia a ciertos sectores por el atractivo que despiertan?

- Porsupuestísimo. El aliciente cultural de estas corridas es muy importante. Si más añadimos mejor. Como dice el maestro Ponce, hace falta que embistan los toros; el decorado puede ser muy bonito gráficamente, con un cante de ópera… pero si no embiste el toro se derrumba toro. A Enrique no le he enseñado todo mi proyecto, por eso dice que hay dos incógnitas: el juego de los toros y el decorado. Él sabe que los artistas van a cantar como lo hacen, muy bien, pero el toro tiene que salir.

-¿Valora la sensibilidad de los toreros actuantes para introducir o retirar ciertos elementos?

-Yo tengo mis gustos artísticos. Estoy deseando que salga un revolucionario que cuando salga al ruedo me hablé, incluso a mí personalmente, me emocione y que se comprometa. Torear para uno mismo es muy bonito, pero para el campo. Recuerdo al Cordobés, que para mí ha sido la máxima compenetración directa entre un aficionado y el torero.

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