Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Un estudio clínico piloto liderado por el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) ha demostrado que un programa estructurado de educación nutricional, basado en metodologías de coaching, mejora la calidad de vida y diversos parámetros de salud en pacientes con enfermedad renal crónica avanzada que no están en diálisis.
La enfermedad renal crónica (ERC) afecta a una de cada diez personas en el mundo y conlleva serias complicaciones que deterioran la calidad de vida de quienes la padecen, ha informado este lunes el Ibima en un comunicado. Hasta ahora, las estrictas dietas tradicionales, aunque necesarias, resultaban difíciles de mantener y terminaban generando frustración, ansiedad o incluso depresión en muchos pacientes.
Con el objetivo de cambiar esta realidad, investigadores del Ibima han probado en Málaga un nuevo modelo de acompañamiento integral, basado en educación nutricional y técnicas de coaching motivacional. Entre abril de 2021 y diciembre de 2022 se desarrolló un ensayo clínico con pacientes en fases avanzadas de la enfermedad (etapas 4 y 5, pero aún no dependientes de diálisis).
Los participantes fueron divididos en dos grupos: uno siguió únicamente recomendaciones dietéticas generales, mientras que el otro recibió un Programa de Educación Nutricional (NEP) mucho más completo. Este incluyó una dieta mediterránea personalizada, talleres educativos, sesiones de "coaching" y un seguimiento cercano por parte de una dietista-nutricionista y una enfermera especializada.
Además, los pacientes contaron con apoyo semanal a través de llamadas, mensajes y materiales digitales, como infografías o recetarios adaptados. El resultado fue un acompañamiento innovador que no solo mejoró la adherencia a la dieta, sino también el bienestar físico y emocional de los pacientes.
Tras solo tres meses de seguimiento, los efectos del programa fueron claros y medibles en varios frentes y, por un lado, los pacientes que siguieron el programa comunicaron una mejora significativa en aspectos directamente relacionados con la enfermedad renal, como la percepción de los efectos de la enfermedad y la carga que esta supone.
En cuanto a la valoración nutricional, en el grupo de intervención se redujo la masa grasa corporal y la circunferencia de la cadera mientras mejoró la capacidad funcional y se preservó la masa muscular. Además, se adhirieron con más éxito al patrón de dieta mediterránea, se elevaron los valores de albúmina en sangre y aumentó la cantidad de orina diaria, todo ello sin efectos secundarios en otros parámetros importantes.
Por otro lado, con respecto al bienestar psicológico, el programa redujo los síntomas de depresión y mejoró la confianza de los pacientes para gestionar su enfermedad crónica, además de incrementar su conocimiento sobre la ERC.
"Estos hallazgos demuestran que una intervención nutricional estructurada y personalizada, basada en el coaching realizado por personal experto, es una herramienta eficaz para mejorar el bienestar general de los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada", ha explicado el investigador principal, Gabriel Olveira. "Comprobar cómo los pacientes no solo mejoran físicamente, sino también en su estado de ánimo y en la confianza para manejar su enfermedad, subraya la importancia de un enfoque integral", ha añadido.
En la misma línea, la enfermera investigadora Ana Rebollo Rubio ha destacado que "este estudio piloto abre la puerta a futuros ensayos de mayor escala, necesarios para confirmar su eficacia a largo plazo y llevar estas estrategias a la práctica clínica habitual, con el objetivo de transformar la vida de miles de pacientes".
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