Diez años de prisión por violar a la hija de 6 años de su pareja en Málaga

El procesado, en la cárcel desde 2023, ha sido condenado por un delito continuado de agresión sexual con penetración a la menor

El gran tabú de los abusos sexuales en la familia: una niña, víctima en Málaga de su tío entre los 10 y los 15 años

Ciudad de la Justicia.
Ciudad de la Justicia. / Javier Albiñana
Agencia Efe

17 de julio 2025 - 13:25

La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a un hombre a diez años de prisión por violar a la hija de 6 años de su pareja en el domicilio familiar aprovechando que la madre no estaba en la vivienda.

El procesado, en prisión por esta causa desde el 1 de diciembre de 2023, ha sido condenado por un delito continuado de agresión sexual con penetración a menor de edad, según la sentencia a la que ha tenido acceso EFE.

En la segunda violación, el procesado fue sorprendido por el hermano de la víctima, que se encontraba en el domicilio en ese momento.

Durante el juicio, el acusado, de 35 años y natural de Bolivia, reconoció los hechos y se conformó con el relato acusatorio y la pena solicitada por el fiscal, por lo que no fue necesaria la continuación de la vista oral.

Además de la pena de prisión, el acusado ha sido condenado a libertad vigilada durante siete años y seis meses, que se ejecutará con posterioridad a la pena privativa de libertad.

También se le priva de la patria potestad durante siete años e inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidas, que conlleven contacto regular y directo con menores durante 25 años.

En cuanto a responsabilidad civil, el acusado tendrá que indemnizar a la víctima con 20.000 euros y se declara la firmeza de la sentencia, que no podrá ser recurrida.

Las violaciones fueron cometidas cuando el acusado era pareja de la madre de la víctima y convivían en un domicilio familiar, junto con la menor, un hermano de la perjudicada y dos hermanastros, según la resolución judicial.

Entre 2016 y 2017, el acusado aprovechó que estaba a solas con la menor, que se encontraba viendo la televisión, para violarla y, al día siguiente cuando la familia estaba en la calle la volvió a agredir sexualmente cuando la víctima estaba en el sofá del salón del inmueble.

El acusado cesó en su conducta en esta segunda ocasión debido a que fue sorprendido por el hermano de la víctima, que estaba en ese momento en el domicilio.

En otro caso, también el Tribunal Supremo ha ratificado la condena a un hombre acusado de abusos continuados a su sobrina, que tenía 10 años. Convivía con su agresor bajo el mismo techo, compartían mesa, rutina y la sangre. Durante cinco años fue sometida a juegos sexuales y tocamientos. El caso ha llegado hasta el Tribunal Supremo, que ha confirmado la pena para el acusado, tío de la menor: 12 años de prisión y otros ocho de libertad vigilada, una vez cumpla la pena de prisión. La Sala de lo Penal ha desestimado el recurso de casación que la defensa había interpuesto contra la sentencia dictada por la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia. El agresor ha sido absuelto, sin embargo, del delito de acoso por el que se le solicitaba también cárcel.

Pese a los avances en la sensibilización sobre la violencia sexual, los abusos en las familias siguen siendo una violencia silenciada, uno de los secretos mejor guardados -advierten los expertos- por miedo, culpa o presión social. En este caso, ocurridos en "reiteradas ocasiones", eran perpetrados siempre en la vivienda de este familiar. Siempre "buscando la privacidad". El autor le tocaba a la víctima "los pechos y las nalgas, tanto superficialmente como por dentro del pijama". Cuando la pequeña cumplió 11 años se quedó a solas con ella en la cocina, donde, "tras agarrarla con fuerza del brazo", la introdujo en la despensa, la "arrinconó contra la pared y, en contra de su voluntad, la besó". Son algunos de los hechos probados que recoge el fallo, al que ha tenido acceso este periódico.

A partir de los 14 años, reza la resolución judicial, "los ataques" a la indemnidad sexual de la menor "se repitieron continuamente" y se "agravaron". Ambos mantuvieron, además, "conversaciones de índole sexual", a través del teléfono móvil, al que, según la sentencia, le envío fotos suyas desnudo.

Las secuelas invisibles

Fue la madre de la niña quien descubrió los abusos y se lo hizo saber al padre. El responsable, cuando le reprocharon su comportamiento, dejó de tener contacto con la familia. La sentencia repasa las secuelas que marcaron a la menor, que necesitó tratamiento psicológico. Sufrió un trastorno de adaptación ansioso depresivo, estrés postraumático, alteraciones cognitivas y del estado de ánimo, arrebato de furia, hipervigilancia y alteración del sueño. Dejó además de participar en actividades sociales y laborales, con una evidente "restricción de su vida afectiva".

Sería más tarde, entre los años 2016 y 2020, cuando la adolescente denunciara que el condenado, "de manera esporádica" se ponía en contacto telefónico con ella y también a través de las redes sociales, pero no ha quedado acreditado, según el fallo del Supremo, "que le dijera que la vigilaba, que sabía dónde estaba, quién era su pareja, que le llamara en contra de su voluntad, que la siguiera en Málaga y Sevilla, ni que la llamare siempre el día 29 de abril de cada año para felicitarle su cumpleaños".

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