La dificultad para comprar pisos evita una mayor caída del precio del alquiler
El coste medio del arrendamiento en la provincia es de 6,4 euros el metro cuadrado, un 19% menos que en 2008, mientras que la compraventa se desploma un 34% en la crisis

La cultura española hace que los ciudadanos prefieran comprar viviendas a alquilarlas, siguiendo esa máxima nacional de que, al final, tantos euros pagados desembocarán en una propiedad. No obstante, esa tendencia está cambiando y cada vez más malagueños optan por el arrendamiento. No es que, de pronto, se haya acabado con una mentalidad arraigada durante décadas, sino que, simplemente, hay miles de personas que se han quedado fuera del mercado de compraventa porque no tienen ninguna seguridad laboral -incluso ni trabajo- ni ahorros, por lo que el banco directamente no le concede la hipoteca necesaria. Eso ha provocado, entre otras razones, que el precio del alquiler no se haya desplomado tanto como el de venta desde el inicio de la crisis en esta provincia.
En estos momentos, el alquiler medio en la provincia tiene un coste de 6,4 euros por metro cuadrado, es decir, para un piso de 100 metros cuadrados habría que abonar 640 euros, según los datos del portal inmobiliario Idealista. Esa cantidad es un 18,9% inferior al precio medio existente en junio de 2008, cuando el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero hablaba aún de "desaceleración" en lugar de crisis y nadie veía lo que se avecinaba. En el caso de la compraventa, según el Ministerio de Fomento, el descenso del precio en ese mismo periodo ha sido del 34%, casi el doble.
Ambos mercados, lógicamente, están a la baja en precio, pero sus tendencias son distintas. Carlos Rueda, delegado de Idealista en Málaga, asegura que en líneas generales en esta provincia hay más demanda que oferta en el alquiler "y eso debería subir el precio, pero eso no está ocurriendo porque el propietario sabe que si sube el precio va a ser más difícil encontrar un inquilino, por lo que tiende a ir a la baja".
Si no puede comprar un piso, el cliente quiere que el inmueble que alquile tenga todo lo que busca, tanto en precio como en equipamiento. "La gente es cada vez más exigente con el alquiler, pide muchas cosas y continuas rebajas en el precio", señala Luis Sánchez, comercial de Inmobiliaria Toré. Eso ha provocado una guerra de precios entre los propietarios de los inmuebles, que hacen descuentos continuos como puede comprobarse tanto en las páginas webs como en las oficinas inmobiliarias. En el caso concreto de las ventas, Sánchez subraya que "el que haya rebajado su precio un 10% va a tener que seguir, porque hay descuentos en venta de hasta un 40%".
El comercial de Inmobiliaria Toré afirma que el centro de la capital es lo más demandado tanto en venta como en alquiler, mientras que sí hay un mayor excedente en barrios más periféricos como, por ejemplo, Ciudad Jardín. Las viviendas pequeñas, además, se han convertido en el principal objeto de deseo porque las familias han cambiado -ya hay muchas personas viviendo solas por divorcios, emancipaciones, viudedad, etcétera- y porque son más baratas, aunque en proporción coste/metro cuadrado no suele salir tan rentable.
Estos expertos creen que el alquiler va a estar cada día más en boga por la dificultad para adquirir un inmueble y porque lo van a impulsar los propios propietarios. Por una parte, si no se vende el inmueble muchos están optando por alquilarlo para conseguir algún dinero. Rueda explica que también crece el número de inversores interesados en comprar pisos para alquilarlos para obtener una rentabilidad. La nueva Ley de Arrendamientos Urbanos, aprobada recientemente, apoya además que el propietario pierda el miedo a alquilar porque se ha reducido de cinco a tres años el tiempo al que puede optar un inquilino si firma un año de contrato y, por otro lado, se han agilizado los desahucios a morosos acortándose los procedimientos judiciales de dos años a unos seis meses. Se minimizan, así, los dos principales temores del propietario: no poder disponer de él si le hace falta y tener un moroso sine die.
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