Málaga

Las discotecas de Málaga a la espera del baile

  • Las discotecas afrontan el verano sin pérdidas, pero sin generar beneficios

  • Sin poder levantarse de la silla, la experiencia no es la misma que antes de la pandemia

Interior de la discoteca Gold

Interior de la discoteca Gold / Marilú Báez (Málaga)

Si hay algo que la pandemia ha cambiado transversalmente es el ocio nocturno. Primero con los cierres, después con el toque de queda y, por último, con los horarios y las restricciones. El dedo ha señalado a las discotecas y pubs como foco de contagio y no es para menos; el alcohol, el baile y el jolgorio no se suelen relacionar con la contención y las medidas sanitarias necesarias contra un virus.

Lo que no deja de ser un agujero económico para una provincia que se sustentaba en turismo y ocio antes de la pandemia. Los últimos datos proporcionados por la Federación Andaluza de Empresarios de Salas de Fiestas y Discotecas (Andalucía de Noche) aseguraban que, cumplido un año del inicio de la pandemia, las pérdidas del ocio nocturno andaluz se aupaban hasta los 602 millones de euros y cifraban la caída de la facturación en 3.920 millones de euros. Esto supone un retroceso en la facturación de un 84%.

Tres meses más tarde, las discotecas han vuelto a reabrir, y se ha frenado la caída en picado, pero no implica que el sector vuelva a estar boyante. El público tiene ganas de divertirse, pero las fiestas siguen sin ser; la noche pareciera un aperitivo para un hambriento a la espera de que la vacuna permita una absoluta normalidad.

Sala Gold el jueves 24 de junio. Sala Gold el jueves 24 de junio.

Sala Gold el jueves 24 de junio. / Marilú Báez (Málaga)

Es jueves y se acerca la medianoche. Fuera de Sala Gold hay una diferencia que pasaría desapercibida para cualquier ojo no acostumbrado: de las dos puertas por las que solían entrar los clientes prepandémicos, ahora sólo queda una, la segunda es una salida. Puede parecer baladí, pero es la muestra evidente de que ya nada es lo mismo en el interior.

Si antes de marzo de 2020 el cliente entraba a la discoteca y tenía que hacerse paso a codazos entre una masa danzante de personas sudorosas hasta llegar a la barra y pedir su copa, ahora el recorrido está marcado casi como si de un gran almacén de muebles se tratase.

El cliente llega por la puerta, decide lo que va a consumir, un empleado le acompaña hasta su mesa y de ahí no se mueve, a no ser que tenga que ir al baño, lugar al que no puede ir acompañado. Para salir, lo hará por el lado contrario al que ha entrado. En caso de que apure el horario, será dos horas después de que pase la medianoche, cuando hace dos veranos era el horario al que empezaban a llegar los clientes.

Dentro la música latina sigue estando al mismo volumen, suenan los últimos hits del verano, pero nadie se mueve por debajo de la cadera, todos los jóvenes están sentados sobre taburetes. Hablar con la persona dos puestos más allá se antoja complicado, no pensemos en intentar tener contacto con aquella chica que te hace ojitos dos mesas más allá.

Por la sala, los camareros pasan rápido con las botellas para las mesas. Ya no tienen que hacerse paso entre riadas de gente en una ceremonia lenta con bengalas y porteros custodiándolos. Ahora las bandejas con hielo y botellas llegan rápidas y precisas, como un pase de Iniesta.

En la barra Trini y Arantxa no dejan de trabajar y preparar bandejas con bebidas, botellas, vasos con hielo o cervezas, pero ya no tienen que poner el oído para descifrar cuál es el combinado que demanda cada cliente. Nada es como antes.

“Hace dos años a esta hora un jueves tendríamos la discoteca llena, era impensable tener este aforo”, asegura Lidia, encargada de Sala Gold. “Antes de abrir, ya teníamos casi la discoteca llena sólo con la gente que entraba por listas de reservas”, ahora, pese a que hay gente en cola para entrar, el aforo no puede superar el permitido. Aunque más que el aforo, el problema que se encuentran las discotecas es respetar la separación entre mesas. “Nosotros podríamos tener a más gente por aforo, pero no tenemos más sitios dónde poner mesas respetando las distancias que nos marca la Junta”, asegura Juan Rambla, propietario de cuatro discotecas en Málaga y vicepresidente de Andalucía de Noche.

Olivia Valère: "En mayo he tenido beneficios como en agosto"

La empresaria francesa que ya se considera marbellí está exultante con los beneficios que ha obtenido con su restaurante LOV a pesar de que la discoteca aún esté cerrada “hasta que no nos dejen abrir al menos hasta las 4 y nos dejen bailar, no compensa abrir la discoteca”. Pese a ello, en su restaurante fun kitchen asegura que la gente se divierte muchísimo y tiene las reservas completas con ocho días de antelación, “hemos hecho números de agosto de 2020 este mes de mayo, estoy muy contenta con cómo está respondiendo la gente”. Valère asegura que Marbella va a vivir una época de “vacas gordas” en cuanto la población esté vacunada, ya que “la gente quiere pasarlo bien en Marbella y los gobernantes de España han sido inteligentes dejando abrir la hostelería algo antes que el resto de Europa, han venido todos los que llevaban ahorrando dinero todo el tiempo que no han podido salir de casa para gastarlo aquí”. Se muestra optimista Olivia que en su restaurante organiza un espectáculo con bailarines, luces y otros artistas para que todo el mundo pase una noche “muy agradable y quiera repetir y contarlo a sus amigos”.

Ambiente en el Restaurante LOV de Olivia Valère. Ambiente en el Restaurante LOV de Olivia Valère.

Ambiente en el Restaurante LOV de Olivia Valère. / Pedro Jaén (Marbella)

Nacho Canalejo, propietario de la discoteca Andén ha preferido mantener la discoteca cerrada, “nosotros entendemos que no podemos darle a la gente lo que ofrecíamos, que era diversión y ocio y con las medidas actuales no creemos que la gente vaya a pasarlo como antes de que cerrásemos”. Andén lleva cerrada desde el 13 de marzo de 2020. Sus propietarios aseguran que de esta forma “sienten que están aportando un granito de arena para que esto acabe antes”. Su esperanza está en llegar al porcentaje de vacunación que le permita abrir su negocio con normalidad. Pese a llevar 15 meses cerrados, “con los gastos que eso supone todos los meses”, Canalejo asegura que abrirán con las mismas ganas de que la gente se lo pase bien, pero que sólo lo hará cuando las condiciones sean las propicias.

Casi no han cerrado los restaurantes fun kitchen, un nuevo modelo que parece hecho a medida para las restricciones; se trata de restaurantes con música a nivel alto y espectáculos, de manera que aúnas una buena cena con un tiempo de ocio en el que no hay pista de baile, pero sí música, gogós o espectáculos circenses o de danza, en la medida que cada restaurante la adopte. Además asegura Salvi Jaime, propietario de La Clandestina y la discoteca Taok en Marbella que “sirven de enganche, los clientes cenan en uno y luego te los llevas a la discoteca para que acaben la noche”. Pese a ello asegura Jaime que no están obteniendo beneficios, “estamos mejor que cerrados, pero con estos horarios sólo tenemos dos horas en las que los clientes realmente consumen, antes eran cinco”. Habrá que esperar a que vuelva el baile para que las discotecas retomen su ritmo.

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