Los docentes de Málaga ‘repiten’ con AstraZeneca
Si fuera un partido, se diría que AstraZeneca gana por goleada. Los docentes –a los que se les puso la primera dosis de este laboratorio y en la segunda podían optar por esa vacuna o la de Pfizer– prefieren repetir... “He bebido mucho y lo tenía muy claro. Sé que no hay que mezclar”, bromeaba Francisco Fernández, maestro del colegio Rafael Alberti.
Era la elección por abrumadora mayoría. María José García, enfermera que participa en la coordinación de la vacunación masiva del Palacio de Ferias de Málaga (Fycma), lo confirmaba. Unos 1.900 docentes habían optado por ponerse la segunda dosis también de AstraZeneca, frente a casi 200 que decidieron cambiar por Pfizer.
Este martes, tras varias semanas de incertidumbre y después de que el Gobierno aconsejara Pfizer, se retomó la inmunización de los profesionales esenciales. Comenzó por los docentes y estos se decantaron por seguir la pauta con AstraZeneca.
Laura Camacho, del colegio Simón Bolívar, le pidió recomendación a su hermano. “Es médico y me aconsejó completar con la misma, con AstraZeneca”. Inmaculada Reigal, una compañera de centro asiente:“Yo no lo dudé, he repetido con AstraZeneca porque mezclar no es bueno”.
La vacunación de los docentes comenzó sobre las 14:00. Hay dos circuitos bien diferenciados para evitar confusiones. Cinco puestos para inocular AstraZeneca y dos para Pfizer.
Lo de no mezclar daba lugar a muchas chanzas. “Si bebes whisky, whisky; si bebes cerveza, cerveza. Las mezclas no son buenas”, coincidía Carmen García, que sobre las 16:00 llegaba con paso apresurado junto con su compañera del colegio Benito Pérez Galdós, María Dolores Torres. Esta última docente apuntaba que la primera dosis le provocó fiebre y malestar general durante un par de días por lo que dudó no entre ambos laboratorios, sino entre ponérsela o quedarse con un solo pinchazo. Pero al final, completó la pauta con AstraZeneca. “Tenía claro que si al final me ponía la segunda dosis, sería con la misma”, señalaba.
Junto a Francisco Fernández estaban Ángela López, Sandra Sánchez, Raquel García y Mara Fernández, compañeras del Rafael Alberti. Él contaba que en el cole hicieron una encuesta y que casi la treintena de trabajadores se decantaron por repetir con Astrazeneca. No hubo ninguno que prefiriera Pfizer. Francisco apuntaba que la opción de elegir una marca u otra no era libertad: “En realidad, las Administraciones lo que han hecho es delegar la responsabilidad en los usuarios”.
Mara, la directora del centro decía que ya era hora de hablar de otro tema y explicaba que su centro está haciendo un desafío solidario por Cudeca, para el que pedía apoyo. Luego volvía al monotema Covid. Contaba que la primera dosis de AstraZeneca le dio muchos dolores de cabeza, que está pendiente de un scanner y que dudó mucho si repetir con este laboratorio. “En la puerta me iba a dar la vuelta”, confesaba. Pero allí estaba, riendo junto a sus compañeros mientras aguardaban en la sala de espera los 15 minutos que hay que permanecer tras el pinchazo por si se produjera algún efecto adverso.
A la entrada, a fin de evitar confusiones, tras pasar los puestos en los que se registran los datos del usuario, una valla separa la zona de inoculación de AstraZeneca de la de Pfizer. Así es casi imposible equivocarse, explicaba Antonio Vázquez, director de Enfermería del Distrito Málaga-Guadalhorce y coordinador del dispositivo de inmunización masiva del Fycma. Los docentes han sido citados martes y jueves por la tarde y sábado por la mañana. Esta separación horaria del personal de centros educativos –que por abrumadora mayoría se deciden por AstraZeneca– también obedece al objetivo de evitar confusiones ya que actualmente de martes a viernes, en horario matutino están siendo inoculados los grupos de edad a los que se les administra Pfizer.
Patricia Manso y Pilar Heredia, docentes de un centro privado, eran de las pocas que había optado por cambiar. “¿Que por qué Pfizer? Porque la primera dosis de AstraZeneca no me sentó del todo bien y tengo antecedentes familiares de trombos. ¿Quién me dice que no soy yo ese efecto adverso de la estadística?”, decía Patricia en relación a personas que incluso han llegado a fallecer tras ser inoculadas con AstraZeneca. Su compañera Pilar esgrimía el mismo argumento como razón del cambio: “La primera dosis, con AstraZeneca, me puso muy mal cuerpo, me causó temblaera y décimas. Consulté a mi médico de cabecera y me aconsejó que si me fue mal, cambiara. Así que me han puesto Pfizer”.
Algunos docentes que preferían no dar sus nombres se quejaban de la confusión y el desasosiego que han generado las Administraciones en torno a este asunto. “Ni el Gobierno se pone de acuerdo... ¿Qué somos, conejillos de Indias?”, protestaban. Un par de profesoras que también optaban por el anonimato explicaban que se vacunaban con Pfizer porque AstraZeneca causó entre muchas de las compañeras que se les adelantara la regla, les durara mucho y fuera más abundante. Otra opinaba que en realidad todo es “mala fama” sobre este laboratorio creada por Pfizer.
Antes de las 17:00, dos profesores del Salvador Rueda ya se marchaban con la pauta completada. Los dos con AstraZeneca. Ella, que prefería no decir su nombre, comentaba que el dispositivo estaba “muy bien organizado” y funcionaba “muy rápido”. Él, Pedro a secas, resumía:“He llegado, sin colas me han puesto la vacuna y tras esperar los 15 minutos de rigor, he salido”. Este miércoles, a dar clases y en unos 10 días, completamente inmunizados...
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