Este pasado fin de semana, el puerto ha sido testigo de dos arraigados eventos deportivos que anuncian el inminente inicio de la de Feria de Málaga. Tras celebrarse el sábado 5 la regata de barcas de jábegas, al día siguiente, la travesía a nado congregó a medio millar de participantes en la dársena de Guadiaro; un encuentro popular que este año alcanzaba su edición número 63.

Pero con independencia de estos actos escenificados entre los muelles uno y dos, lo que llamó poderosamente la atención es que, en las zonas de atraque situadas en este espacio, las correspondientes a la marina de mega yates, no se pudieron ver barcos de recreo privados; una circunstancia que refrenda la muy escasa afluencia que desde hace varias semanas están teniendo los amarres malagueños destinados a yates de entre 20 y 180 metros de eslora.

Ante esta singular circunstancia que el domingo día 6 dibujó la imagen de una marina en la que no había ningún barco, la pregunta que procede es ¿porqué durante las últimas semanas no vienen yates al puerto de Málaga? Cuestionados sobre este asunto dos propietarios de barcos de recreo privados, sus respectivas respuestas esbozan algunos de los posibles motivos sobre el muy reducido número de atraques de las últimas semanas. Teniendo en cuenta que durante los meses estivales estos yates dejan sus puntos fijos de amarre para navegar, la escasa presencia reseñada podría tener en esta circunstancia una primera explicación; un hecho que queda ratificado con varios yates que, usando de forma habitual las instalaciones de la marina malacitana, en las primeras semanas del trimestre veraniego dejaron estas aguas.

Frente a estas opiniones a las que añaden los dos propietarios de yates consultados por Málaga Hoy los precios de los atraques y lo que de atractivo pueden tener estos amarres en comparación con otros espacios similares en la costa mediterránea, la poca afluencia de estos últimos días dibuja la posibilidad de que la marina de mega yates malagueña, al igual que ocurre con el tráfico de buques de crucero, tienda a operar bajo una cierta estacionalidad; una circunstancia que en el caso concreto de las instalaciones concesionadas de los muelles uno y dos, paradójicamente están reduciendo considerablemente su actividad durante el periodo estival para incrementar sus tráficos y sus atraques de larga duración en meses no veraniegos.