El edificio de la Junta que cambió el negro por el blanco

La obra eficiencia energética impulsada en la gran sede del Gobierno andaluz en Málaga completa la instalación de una segunda piel, ya visible

Vista del edificio de la Junta de Andalucía, ahora con la fachada de color blanco.
Vista del edificio de la Junta de Andalucía, ahora con la fachada de color blanco.
S. Sánchez Málaga

23 de junio 2015 - 01:00

Nueve meses de obras han posibilitado transformar la imagen de uno de los inmuebles administrativos referentes en Málaga capital. De ser conocido por la inmensa mayoría de los vecinos de la ciudad como el edificio negro, lejos de su denominación oficial de Edificio de Usos Múltiples, pasa a serlo ahora como el edificio blanco. El cambio de tonalidad de sus fachadas es la principal seña de identidad de un proyecto que ha supuesto una inversión próxima a los 1,6 millones de euros (más de 1,9 millones con IVA) y que, más allá de su aspecto renovado, incluye una renovación sustancial en los parámetros de eficiencia energética de la construcción.

El arranque de la operación, prácticamente culminada, se produjo a mediados de agosto del año pasado con el montaje de una gigantesca grúa. No obstante, no fue hasta octubre cuando empezaron a divisarse los primeros trabajos de revestimiento sobre un complejo administrativo que da cabida a varias de las delegaciones territoriales de la Junta y a unos 800 funcionarios.

Junto a la adecuación de buena parte de las instalaciones interiores del edificio, caso de la adecuación del sistema de climatización y la mejora de la iluminación con la incorporación de un sistema de control del alumbrado, la intervención ha traído consigo el cambio de piel del inmueble. Más en concreto, la instalación de una segunda de color blanco mediante la que lograr un mayor aislamiento térmico.

Mediante esta acción la Agencia Andaluza de Energía, responsable de la iniciativa, buscaba controlar el soleamiento de los planos acristalados. Más en concreto, mejorar la capacidad térmica del edificio, una reducción acústica, y la colocación de paneles de composite en las fachadas. El proyecto estudió la distancia a la que superponer la nueva fachada para optimizar el soleamiento, de tal manera que el sol pueda entrar en invierno, cuando la radiación solar es menos inclinada, y la propia fachada haga de parasol en verano, cuando la inclinación de los rayos tiende más a la vertical. Al tiempo, se prevé la colocación de persianas de lamas en las oficinas para evitar reflejos en las zonas de trabajo.

La ejecución de esta nueva piel supuso retirar la envolvente de la estructura vertical que a modo de grandes pilares recorrían las fachadas del inmueble. Antes de poder colocar los paneles, ahora visibles, los obreros tuvieron que colocar una estructura auxiliar mediante la que soportarlos. Los trabajos también han supuesto la sustitución de las enfriadoras de cubierta por dos nuevas máquinas que suministran frío o calor.

Según los datos oficiales manejados en su día por la Administración regional, el desarrollo de esta actuación de eficiencia energética va a permitir un ahorro anual estimado en 45.000 euros. De ser así, la rentabilización de la inversión realizada, por vía de fondos europeos, no será tal hasta dentro de 40 años.

"Se supone que todo va a ser más fácil", explica Manuel López, administrador de este inmueble, quien expone, a modo de ejemplo, "que media hora de calefacción se supone que va a servir para toda la jornada". López precisó que actualmente se están ultimando las tareas de adecuación, todo ello con la obligación de que la obra esté finalizada íntegramente el 19 de julio como día tope. El administrador hizo hincapié en la normalidad con la que se han desarrollado los trabajos y la escasa afección que ha tenido para los 800 trabajadores ubicados en el edificio, así como para las "500 o 600 personas que pueden pasar a diario por allí".

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