Málaga

Empresarios de Málaga defienden la libertad frente a la restricción del tabaco en espacios abiertos

Un fumador, en la calle Larios de Málaga.

Un fumador, en la calle Larios de Málaga. / Javier Albiñana

Que la calle Larios primero y otros espacios abiertos –como terrazas de bares, playas, parques y jardines– después, se conviertan en espacios donde no se fume. Fue la propuesta que la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) lanzó el pasado 31 de mayo con motivo del Día sin Tabaco. La AECC pidió que no se fume en la emblemática calle malagueña; un gesto simbólico que pretende concienciar de que lo normal –y saludable– es no caer en el hábito tabáquico. La asociación pretendía abrir un debate para seguir arrinconando el tabaco y continuar ganando espacios libres de humo.

Pero la salud choca con la economía y la libertad. Empresarios consultados reconocían que se trata de una adicción perjudicial para la salud, pero esgrimían el derecho de cada individuo a fumar en espacios abiertos. “Las playas están al aire libre. Que ahí no se pueda fumar sería coartar la libertad”, opinaba el presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de Málaga, Manuel Villafaina. Explicaba que él fumaba y lo dejó por su salud. “Pero hay personas que tienen esa adicción”, recordaba. Opinaba a título personal que no permitirles fumar en un espacio abierto sería “jugar con su libertad”. Además, apuntaba que si la norma vigente no se cambia en un sentido más restrictivo, no se puede impedir algo que no está prohibido en la ley. Villafaina aclaraba que en los chiringuitos ya sólo se puede fumar en las terrazas que están abiertas y en la arena. “La ley ahí lo permite y no podemos jugar en contra de la ley. No somos nadie para coartar la libertad”, insistía.

La asociación de hosteleros Mahos tampoco tiene una posición como organización. Pero algunos empresarios del sector consultados, “a título particular”, también defendían la “libertad individual” de sus clientes mientras cumplan la ley. Recordaban que ya sólo se puede fumar en las terrazas, pero matizaban que incluso está prohibido en aquellas cerradas por tres lados.

Los sanitarios sí se mostraron más proclives a avanzar hacia un mundo con menos humos. El Colegio de Médicos de Málaga consideró que “una sociedad libre de humos es más saludable y que todas las medidas encaminadas en esa dirección son positivas”.

Por su parte, el presidente del Colegio de Enfermería, José Miguel Carrasco, interpretaba la propuesta de la AECC de no fumar en la calle Larios como “algo simbólico”. La institución no tiene una posición acerca de que no se permita el tabaco en playas, parques, terrazas o jardines. Pero Carrasco sí abogaba porque no se fume en los coches, sobre todo cuando a bordo van niños. Advertía que, especialmente en las épocas del año en las que se utiliza el aire acondicionado en los vehículos, estos son espacios cerrados “contaminados de humo”. La Organización Colegial de Enfermería ya hizo campaña en ese sentido. Lleva unos cinco años pidiendo el veto al tabaco en los coches. Por salud, por seguridad vial y por concienciación contra esta adicción.

La lucha contra el tabaquismo en las últimas dos décadas en España ha tenido importantes avances. Hace años, se fumaba en los trabajos, en los transportes públicos y hasta en la consulta del médico. Ahora, no está permitido en ninguno de esos sitios. Cada vez, el tabaco está más arrinconado. Pero ¿se ha llegado al límite? La iniciativa de la AECC pretende generar un debate, concienciar a la sociedad para que siga avanzando en espacios sin humo y mover la linde para que el tabaco tenga aún menos terreno. Pero frente a la salud, también hay intereses económicos y libertades individuales.

Fumar –una adicción basada en un cultivo originario de la zona andina de Perú, Ecuador y Colombia y con más de 5.000 años de antigüedad– sigue generando debate, gastos sanitarios e importantes ingresos económicos. Muchos fumadores reconocen que es perjudicial para la salud y dicen querer dejar el hábito, pero no lo consiguen.

En la provincia de Málaga hay, según datos de la AECC, 298.025 personas. Suponen el 21% de la población. El 17% son ex fumadores, el 3% fumadores ocasionales y el 59% no ha fumado nunca. Según los oncólogos, si no se fumara, al año habría unos 3.500 enfermos menos de cáncer. Un dato que es aún mayor si se tiene en cuenta el impacto del tabaco en las enfermedades cardiovasculares, como infartos e ictus.

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