Los empresarios que vendieron la ganadería a Roca afirman que sus negocios eran "lícitos"

El dinero resultante de los negocios con el principal acusado del caso Malaya, Juan Antonio Roca, era "lícito", o al menos, así lo creían los hermanos ganaderos Manuel e Ignacio González Sánchez-Dalp, acusados de un delito de blanqueo de capitales, quienes vendieron una ganadería al presunto celebro de la trama.

Manuel González Sánchez- Dalp aseguró ayer ante el juez que sus asesores le dijeron que el dinero que había cobrado de los negocios con Roca "era totalmente lícito". Así indicó que él fue quien acordó con Roca el precio de la venta de la ganadería Toros de San Miguel, unos 70 millones de pesetas, aunque el fiscal sostiene que la venta se realizó finalmente por unos 55 millones. Una vez cerrado el trato, fue su hermana, Socorro González, quien se hizo cargo de las escrituras. "El precio lo pacto yo. Yo no intervine en las escrituras. No sé por qué hay una diferencia de precios", reiteró.

En este mismo sentido se pronunció Ignacio González Sánchez-Dalp, quien explicó que se ocupó de la gestión "porque no quería separarse de una ganadería a la que tenía tanto cariño". Así reconoció que cobraba por gastos 1.800 euros que el mismo recogía todos los meses en la sede de Maras Asesores. Asimismo, señaló que desconocía las cuentas y la contabilidad de la sociedad. "Yo nunca administré ni los papeles ni la contabilidad. No tenía acceso a las cuentas bancarias", reiteró Ignacio González Sánchez-Dalp.

Durante la vista de ayer, también declararon el cocinero el restaurante del hotel La Malvasía, en el Rocío, quien aseguró que sólo tuvo contactos con el también acusado Óscar Benavente, presunto testaferro de Roca. Por su parte la empresaria Sandra Von Bismark, acusada por una operación de compraventa de una parcela con una empresa vinculada a Roca negó que negociara el convenio y el contrato de transferencia de aprovechamientos.