El millar de investigadores de la Universidad de Málaga desarrolló el año pasado por encargo de las empresas 400 proyectos de I+D valorados en 12 millones de euros. La directora de la Oficina de Transformación de los Resultados de la Investigación (OTRI), Isabel García, reconoció que el ritmo de contratación no ha variado a pesar de la crisis, aunque sí ha apreciado que el montante económico de los encargos ha tendido a disminuir. Frente a los resultados del año pasado, la OTRI también facturó en 2008 por contratos y convenios de I+D+i con entidades privadas 12 millones, pero el número de acuerdos se situó en 339. Es decir, en el último ejercicio han aumentado casi un 18%. Esta evolución es expresiva del interés de las empresas por mejorar su competitividad y sortear el escenario económico a través de la incorporación de técnicas innovadoras.

La Universidad de Málaga (UMA) presentó ayer su primer catálogo de I+D+i, en el que están recogidos por áreas los cerca de 260 grupos de investigación. En estos equipos están enrolados un millar de doctores, o sea algo menos de la mitad de la plantilla docente. En conjunto la UMA tiene abiertas 800 líneas de investigación que se agrupan en nueve áreas principales. Además, este inventario también recoge los 24 laboratorios. La rectora, Adelaida de la Calle, defendió ayer la implicación de los docentes en la I+D+i universitaria, "teniendo en cuenta que en este millar no cuentan doctorandos, profesores asociados ni ayudantes, sólo aquellos que ya han realizado la tesis y que trabajan en campos en los que es posible la transferencia de conocimiento".

El catálogo se ha editado en tres formatos (digital, papel y la web http://ofertaidi.uma.es) con la intención de que pueda ser muy accesible a los empresarios en cualquier circunstancia y contiene una ficha de cada grupo de investigación con una reseña de sus líneas de investigación y de los servicios científico técnicos que son susceptibles de aplicación empresarial. Además, se ha editado también en inglés para favorecer el acercamiento de compañías internacionales.

El catálogo ha sido realizado por la OTRI, entidad dependiente del vicerrectorado de Investigación que dirige José Ángel Narváez, en colaboración con el Consejo Social de la UMA con el objetivo de hacer visible la oferta tecnológica universitaria y acercarla al tejido productivo para que dé respuesta a sus necesidades.

De la Calle reconoció ayer que el hecho de que no se valore la transferencia de tecnología en la carrera universitaria es uno de los obstáculos que impide que las empresas y la sociedad se beneficien del trabajo científico. En la actualidad, se califican fundamentalmente las publicaciones científicas, pero no el desarrollo de proyectos que supongan una innovación. Es decir, un universitario podría conseguir seis patentes sin que le contara ni un solo punto a la hora de calificar su currículum investigador, ese que reconvertido en sexenios se traduce en un plus económico, porque lo que cuenta es que haya publicado artículos en revistas importantes. En este sentido, la rectora hizo ver la contradicción existente en una sociedad que "exige a sus universidades transferencia de conocimiento" pero luego no lo valora en la carrera profesional.

También se quejó del perjuicio que provoca a las universidades más emprendedoras la falta de reconocimiento académico a la transferencia de tecnología, un área en el que la UMA es líder. En la actualidad, el 30% de la financiación universitaria responde a objetivos, entre lo que figuran, por ejemplo, los sexenios de investigación derivados de las publicaciones, pero no tiene en cuenta el conocimiento que se logra derivar al tejido productivo. Y tampoco cuenta para la elaboración de los ranking. Así la clasificación de Shangai, la más reconocida del mundo, tampoco puntúa este concepto.