La enfermera de Hospital Regional Universitario de Málaga Esther Díaz salvó este miércoles la vida de un hombre de 66 años que estaba sufriendo un infarto en la vía pública. La sanitaria usó un desfibrilador municipal que se encontraba instalado a menos de 20 metros, sin el que, según ella, no hubiera podido reanimarlo. Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 9:30 en la avenida de Andalucía.

Díaz se encontraba fuera de su horario de trabajo y se disponía a desayunar en una cafetería cuando encontró a un hombre tumbado en la calle en estado grave mientras que otro ciudadano contactaba con el 061. “El enfermo se encontraba en posición lateral de seguridad, tenía pulso y respiraba, pero había perdido la conciencia”, explica a este periódico la sanitaria, que en ese momento se dio cuenta de que estaba empezando a entrar en estado cianótico y que la respiración le comenzaba a fallar.

“Empecé a hacer masaje cardiaco, porque sabía que en cualquier momento podría faltar la respiración”, apunta. Fue justo en ese instante cuando otro ciudadano le acercó un desfibrilador que había instalado en la vía pública. Gracias a este aparato, el hombre comenzó a recuperar la conciencia. “Si no llega a ser por el DEA [desfibrilador externo automático], no hubiera podido salvarlo”, comenta la enfermera, que hace hincapié en la necesidad de instalar estos aparatos en “todos los sitios”.

Los servicios de urgencia acudieron al lugar donde estaban, lo entubaron, lo volvieron a desfibrilar y finalmente consiguieron estabilizar al hombre. Más tarde, la enfermera recibió la llamada en la que se le comunicaba que había sufrido un infarto, pero que todo estaba en orden gracias a su rápida intervención.